Mes: septiembre 2024 (Página 12 de 17)

Argentina: Buque granelero obstruye navegación tras varar en Hidrovía

El buque granelero AP Revelin varó al sur de San Nicolás, en Argentina, obstruyendo la navegación por la Hidrovía, durante la madrugada del 6 de septiembre. La nave carga con 32 mil toneladas de porotos de soja.

Tal como consigna ArgenPorts, el navío zarpó desde la zona portuaria de San Lorenzo con rumbo a Turquía.

En detalle, el incidente ocurrió en el kilómetro 341,8 del cauce del río Paraná, sin embargo, aún se desconoce lo que provocó la varadura.

La tripulación del AP Revelin solicitó ayuda de remolcador, por lo que el RE Candela S se encargará de asistirlo.

Al cierre de esta nota, no se ha informado la liberación del buque y el tránsito normal de la Hidrovía y del Río Paraná.

Fuente:portalportuario.cl

La investigación del naufragio del «Arosa» dice que el capitán podría haberse dormido

Año 2001

El informe oficial no revela las causas directas del accidente, pero cita varias irregularidades técnicas y administrativas La investigación realizada por las autoridades navales del Reino Unido sobre el naufragio del buque pesquero «Arosa», que en noviembre del 2000 se cobró la vida de doce marineros -nueve de ellos gallegos-, no pudo determinar las causas directas del accidente del barco con base en Marín, pero revela que el trágico siniestro pudo haberse debido a que el capitán del barco se quedase dormido cuando pilotaba. El informe recoge que cuando el buque chocó contra las rocas de Slyne Head, el oficial de guardia estaba solo en el puente, lo que contraviene las orientaciones de seguridad. Además, el piloto automático no disponía de reloj con alarma.

El hecho de que los dos tripulantes con conocimientos de navegación pereciesen en el naufragio impidió que la agencia de investigaciones de accidentes navales del Reino Unido (MAIB, según las siglas en inglés) pudiese pronunciarse sobre las causas directas del accidente y, por eso, las conclusiones se realizaron a través de la declaración del único superviviente, Ricardo Arias, y otras pesquisas directas. El informe recoge que la persona que se hallaba al timón del buque podría haberse dormido. La investigación concluye que en el momento del incidente nadie acompañaba al primer oficial de guardia, contraviniendo así las orientaciones de seguridad para la navegación. Además, el piloto automático del buque no disponía de reloj con alarma. Final de la guardia Según la MAIB, el oficial estaba a punto de concluir su turno de trabajo cuando la embarcación encalló en las rocas. El documento baraja también que la embarcación podría haberse hundido por la proa. La investigación recoge irregularidades administrativas, como el hecho de que el Arosa no contaba con oficiales con la certificación adecuada para realizar tareas de navegación, pues estos habían desembarcado días antes en Killybeg»s.

El Arosa chocó contra las rocas a las cuatro de la madrugada del 3 de octubre -nueve horas después de que la tripulación dejase de pescar- a unas diez millas al norte de la bahía de Galway. Y es que, según especulan, el patrón del buque intentaba refugiarse de la fuerte tormenta por temor a que se abriese una vía de agua reparada días atrás. Este medio no pudo contactar ayer con los armadores del Arosa, que han abandonado los negocios pesqueros.

Fuente:lavozdegalicia.es

La historia está escrita..

Todos callan

Uno de los asuntos más polémicos era precisamente si el «Arosa» reunía todas las condiciones de seguridad, algo que los allegados siempre pusieron en duda. «Si tuviese que decir la verdad… No vale la pena volver al mismo tema. El barco se fue al fondo por una vía de agua y con eso ya está todo dicho. A lo mejor habría que contar muchas cosas, pero no vienen a cuento. Si no hubisen pagado quizás habría que revolver mucho. Lo que también puedo decir es que el barco estaba como algunos que aún andan por ahí», cierra Fernando Pardo.

Diez años de la tragedia del «Arosa»

Hoy se cumple una década del naufragio del arrastrero, en el que solo sobrevivió uno de sus trece tripulantes

A las 6.20 horas de un 3 de octubre como el de hoy, pero de hace diez años, el arrastrero «Arosa» lanzó una señal de socorro desde la costa irlandesa. Los tripulantes informaban que se encontraban en medio de un fuerte temporal con vientos de fuerza siete y olas de más de diez metros y que el barco tenía una vía de agua. El buque faenaba en el caladero del Gran Sol y estaba de regreso a la localidad de Galway debido precisamente a las malas condiciones meteorológicas cuando quedó encallado en unos bajos a unos 20 kilómetros de Slyne Head. A bordo iban trece hombres, diez de ellos gallegos, y sólo uno logró sobrevivir.

Se trata del joven marinense Ricardo Arias García, que en aquel entonces tenía sólo 24 años de edad. Según su relato, junto a dos de sus compañeros logró llegar hasta unas rocas y allí fueron recogidos todavía con vida por los servicios de rescate irlandeses. Los otros dos hombres no lograron sobrevivir. Uno de ellos era el patrón de costa del «Arosa», el vecino de Bueu Ramón Pardo Juncal y que tenía 30 años de edad.

Aquella tragedia se saldó con doce fallecidos y los cuerpos de varios de ellos no llegaron a aparecer. Como sucede en muchas ocasiones en las que suceden tragedias en el mar, la comarca de O Morrazo resultó duramente afectada. Además del patrón, también fallecieron Alfredo Estévez García, motorista natural de Bueu; José Ramón García Figueroa, cocinero natural de Cangas, aunque residía en Marín; Eugenio Díaz Carracelas, patrón de pesca de Marín; Julián Soto Fuentes, contramaestre de Marín; Luis Miguel Vidal Ribadulla, marinero de Pontevedra; Francisco Filgueira Fernández, de Marín; Jesús Lafuente Chazo, marinero de Pontecesures; José Antonio Ferreirós Pérez, marinero de Lousame; Sebastián Vaz de Almeida, engrasador natural de Santo Tomé y Príncipe; Albertino Herculiano Dacosta Craviz, marinero también de Santo Tomé y Príncipe; y el marinero Orlando Soares, de Ghana.

Desde el trágico naufragio han pasado ya diez años, pero el recuerdo y las ausencias siguen vivas en las familias y allegados de los marineros. Ayer la iglesia parroquial San Martiño de Bueu acogió una misa ofrecida por la familia de Ramón Pardo Juncal en su memoria y en la del resto de los tripulantes que perdieron la vida aquel 3 de octubre. Y en la entrada del puerto de Bueu se erige desde octubre de 2001 un monumento en recuerdo y homenaje a los fallecidos, que fue sufragado por los propios familiares y cuyo autor era un primo del patrón buenense.

El «Arosa» era propiedad de la empresa Mar de Udra S.L. y estaba abanderado en el Reino Unido, aunque su base se hallaba en el puerto de Marín. El buque inició la que sería su última marea a principios de septiembre de 2000 y en aquel momento ya tenía 35 años de antigüedad. Las condiciones de seguridad y de conservación del buque fueron objeto de muchas críticas por parte de los familiares de los fallecidos. El único superviviente llegó a hablar con FARO desde el hospital de Galway en el que se recuperaba de sus heridas y en aquel entonces decía que «prefiero pensarme si decir algo sobre las medidas de seguridad de ese barco, que dejaban mucho que desear».

Ricardo Arias García y Ramón Pardo Juncal fueron los últimos en abandonar el buque y el joven marinense salió incluso incluso sin chaleco. «Si no me llego a tirar, me tragaba el océano», añadía en aquel entonces. No obstante, desde la empresa armadora siempre aseguraron que el «Arosa» se encontraba «en perfectas condiciones». «En el lugar en el que se produjo el naufragio le hubiese pasado lo mismo a cualquier otro barco, ya fuese nuevo o viejo», argumentaron durante aquellos días.

El hermano del patrón

Una de las personas que conocía bien el «Arosa» es Fernando Pardo, hermano del patrón de costa fallecido. Él también anduvo en el mar, llegó a ser jefe de máquinas y estuvo embarcado en el arrastrero. «Hubo una época en la que él estaba en el puente y yo en la máquina. Nunca sabes donde está el destino», recordaba ayer Fernando. Cuando ocurrió el accidente, él ya había decidido dejar el mundo del mar y emplearse en tierra. Sin embargo, quince días antes del hundimiento recibió una llamada para embarcar de nuevo en el «Arosa», aunque rechazó la oferta. «Ya pasaron diez años y hay veces que estás varios días sin acordarte de aquello. Pero a lo mejor un día ves algo en la televisión o a una de las otras familias y te vuelve todo. Es una herida que siempre está ahí», contaba ayer a FARO.

Las primeras horas y días después del naufragio estuvieron rodeadas de mucha confusión. «Al principio escuchabas que sucedió a dos o tres millas de la costa y pensabas que habrían largado las lanchas y que se habrían salvado», cuenta Fernando Pardo. Pero la realidad fue muy distinta y la fuerza del mar ahogó las esperanzas de las familias, que aguardaban expectantes noticias. «Cuando vi el cuerpo de mi hermano esa imagen se me quedó grabada para toda la vida. Las olas eran de más de diez metros y su chaleco salvavidas estaba completamente roto, no quedaban ni los corchos. Aquello fue una salvajada y yo no sé cómo pudo aguantar el único superviviente», relata el hermano del patrón de costa.

Inicialmente fue precisamente Ricardo García Arias el encargado de identificar los cuerpos que aparecieron. Pero el Ministerio de Asuntos Exteriores tardó hasta 30 horas en confirmar a las familias la muerte de sus seres queridos. La Oficina de Información Diplomática se escudó en que no podía dar por válida la versión de «un superviviente que acaba de rozar la muerte y está en unas condiciones muy frágiles», según dijo entonces.

Los familiares también se quejaron de la falta de información por parte de la propia empresa armadora y en la mayoría de los casos optaron por desplazarse por sus propios medios a Irlanda para conocer qué es lo que había sucedido y dónde estaban los cuerpos.

«Tuvimos que ir allí nosotros mismos para empezar a mover las cosas porque aquí se nos tapaba todo», insisten. «Estuvimos con los médicos que les hicieron las autopsias. Te puedo decir que ninguno murió de hipotermia como se llegó a decir, sino que perecieron ahogados», aclara Fernando Pardo. También cree que «a lo mejor con una hora más el barco hubiese llegado a puerto».

«El accidente debió ocurrir sobre las tres de la mañana, pero el helicóptero no pudo salir hasta las seis debido al mal tiempo. La temperatura del agua era de 14 grados y se podía resistir unas 18 horas. Pero las condiciones eran muy malas y en realidad lo único que los podía salvar eran los trajes de supervivencia», explica el vecino buenense.

Esta indumentaria impide que el marinero se vaya al fondo y se ahogue, mientras que el chaleco en condiciones tan adversas como las de aquel día no resulta tan eficaz.

Al inmenso dolor por la pérdida de los seres queridos, más tarde se sumó otro en el que se entremezclaba también la rabia. «Empezaron a echar la culpa de lo sucedido a los mandos porque si se demostraba que era una negligencia suya no tenían que pagar los seguros», recuerda Fernando. Ante esta situación las familias se movieron rápidamente y lograron cobrar las indemnizaciones, en muchos casos sin tener que llegar a juicio. «Había mucha porquería y tuvieron que pagar», sentencia.

Uno de los asuntos más polémicos era precisamente si el «Arosa» reunía todas las condiciones de seguridad, algo que los allegados siempre pusieron en duda. «Si tuviese que decir la verdad… No vale la pena volver al mismo tema. El barco se fue al fondo por una vía de agua y con eso ya está todo dicho. A lo mejor habría que contar muchas cosas, pero no vienen a cuento. Si no hubisen pagado quizás habría que revolver mucho. Lo que también puedo decir es que el barco estaba como algunos que aún andan por ahí», cierra Fernando Pardo.

Para quien sí tienen palabras de sincero agradecimiento es para los equipos y las personas encargadas de ayudarles en Irlanda durante aquellos momentos. «No hay dinero suficiente para pagar lo que hicieron por nosotros, tanto por su recibimiento como por su trato. Nos trataron como si fuésemos hijos de ellos», recuerda emocionado.

Fuente:farodevigo.es

Noruega impone al «Arosa Quince» una multa récord por pesca ilegal

Oslo reclama 1,9 millones de euros a los armadores del bacaladero coruñés con base en Vigo El país escandinavo estrechará el cerco sobre los pesqueros y se prepara para nuevos arrestos.

El arrastrero coruñés con base en Vigo Arosa Quince, apresado el miércoles de la semana pasada por sobrepesca, se enfrenta a la multa más alta impuesta por Noruega en la conflictiva historia de la pesca internacional en el archipiélago de Svalbard. Las autoridades de Oslo no precisaron oficialmente la cuantía de la sanción, pero fuentes cercanas al Gobierno cifran la suma en 14,6 millones de coronas. O lo que es lo mismo, casi dos millones de euros, 300.000 más que la multa que recibió la embarcación también gallega Monte Meixueiro, detenida en noviembre del 2005. Las cuantías coinciden casi con exactitud con las ofrecidas en la tarde de ayer por el Ministerio de Pesca español, en el que detallaban que la multa sería de 1,89 millones de euros (15 millones de coronas). Por su parte, el diario noruego Fiskeribladet, recogía en su edición de ayer que al patrón del Arosa Quince se le impondrá una multa de 12.600 euros, mientras que la compañía naviera tendrá que hacer frente a una cantidad que alcanza los 1,9 millones entre sanciones y gastos derivados de la operación.

El arrastrero gallego permanece desde el sábado en el puerto de Tromso, al norte del país, al que fue trasladado por los servicios de la Marina noruega, acusado de manipular el diario de capturas, de pescar piezas de menor tamaño al reglamentario y de negarse al traslado a otra zona. Aunque la retahíla de cargos, a efectos prácticos, puede reducirse a uno especialmente relevante: el de sobrepesca que, según el ministerio español, fue el que provocó finalmente el arresto. El abogado de la policía de Tromso, Melbye Sorensen, afirmó además que las investigaciones probaron que el arrastrero gallego había almacenado una gran cantidad de pescado en filete dentro de las cámaras frigoríficas. «Si el armador se niega a pagar las sanciones impuestas tendrá que enfrentarse a la Justicia», anunció Sorensen, en un análisis de la situación ratificado horas más tarde por el Ministerio de Pesca español. Ahora el Arosa Quince tiene tres opciones: o paga la sanción, o negocia una rebaja, o se expone a un proceso judicial que lo dejaría anclado en puerto hasta que se fije una fianza, con lo que perdería la carga.

Y para evitar que las críticas internacionales a las capturas de barcos arrecien sobre el país nórdico, el servicio de vigilancia costera noruego distribuyó unas imágenes que parecían mostrar el momento en el que el Arosa Quince lanzaba pescado al mar a través de las escotillas inferiores. La emisión de grabaciones se ha convertido en una práctica habitual de la Marina noruega, que trata de contrarrestar las protestas de Estados como el español. Más detenciones Las autoridades nórdicas pretenden seguir estrechando en los próximos días el cerco en torno a la pesca ilegal (ayer ya se especulaba con nuevos arrestos en alta mar). Los precedentes de los últimos meses parecen sustentar esta tesis: el servicio de vigilancia costera del norte de Noruega ha apresado en lo que va de año 14 embarcaciones sospechosas de capturas ilegales, sólo una menos que en todo el 2005. Al mismo tiempo, las sanciones se han ido endureciendo. Lo saben bien los armadores gallegos, que siguen rompiendo récords: el techo lo había marcado el Monte Meixueiro, con 1,6 millones, pero ayer la cota se elevó a 1,9 millones. Y Noruega promete más, mientras en España ya se temen nuevas detenciones.

Fuente:lavozdegalicia.es

Exteriores muestra su malestar con Noruega por el apresamiento de dos pesqueros

El ‘Arosa Doce’ y el ‘Arosa Nueve’ se suman al ‘Arosa Quince’, retenido desde el pasado día 8

El director general para Europa del Ministerio de Asuntos Exteriores, José Pons, ha trasladado al embajador de Noruega en España su desacuerdo por el apresamiento de dos barcos bacaladeros españoles que faenaban en aguas del mar de Svalbard, han informado fuentes oficiales.

La guardia costera noruega apresó a dos arrastreros españoles, el Arosa Doce y el Arosa Nueve, por supuesta pesca ilegal en la zona de protección del archipiélago de Svalbard, donde el pasado día 5 ya había sido detenido el Arosa Quince.

Los barcos están acusados de registrar en el libro de capturas una «cantidad [de bacalao] significativamente menor» a la que habían pescado, según las autoridades noruegas.

El director general para Europa del Ministerio de Asuntos Exteriores, ha dicho a las autoridades noruegas que, aunque se acepta que Noruega pueda tener «competencias instrumentales» para conservar el medio marino, ello «en ningún caso le confiere derecho a ejercer la jurisdicción plena, y menos aún por medios coercitivos sobre los barcos con pabellón español».

Tratado de París

Las fuentes diplomáticas explicaron que, según el Tratado de París de 1920, si las autoridades noruegas tienen sospechas de que algún barco pueda estar realizando pesca abusiva e ilegal tienen derecho a hacer inspecciones. Pero, una vez constatados los abusos, el procedimiento es «librar un aviso» a las autoridades españolas para que sean estas las que inicien el procedimiento que lleve a una eventual sanción, subrayaron.

Noruega, sin embargo, argumenta que la Ley del Mar ha invalidado los preceptos de dicho tratado y que los pesqueros deben regirse por el reglamento relativo a las zonas de protección marítima, establecido unilateralmente por Noruega, a 200 millas náuticas del archipiélago.

Fuente:cadenaser.com

Noruega libera al pesquero gallego Arosa Nueve tras imponerle una fianza

Año 2019 : la policía no es tonta.

Mantienen su acusación de que tiró pescado al mar. Es un arrastrero registrado en Agarba, asociación integrada en la Cooperativa de Armadores de Vigo

El buque gallego Arosa Nueve ha sido liberado después de que Noruega le impusiese el pago de una garantía. El arrastrero bacaladero fue apresado la madrugada del jueves y permaneció retenido hasta bien entrada la tarde del viernes (hora española). Se trata de un barco registrado en la Asociación Nacional de Armadores de Buques de Pesca de Bacalao (Agarba), integrada en la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI).

El buque fue acompañado por la patrullera y llevado al puerto de Tromsø (al norte del país), ciudad en la que habitualmente descarga. Allí, las autoridades noruegas le tomaron declaración al capitán por haber tirado pescado por la borda. Pese a la liberación del barco tras imponerle esa fianza, Noruega mantiene su acusación.

Desde el Arousa Nueve, por su parte, aseguran que lo que se tiró fueron cabezas de pescado, concretamente gallineta.

El buque, construido en 1987, tiene 56 metros de eslora y pertenece a la firma Velaspex, afincada en Guipuzcoa.

Fuente:laopinioncoruna.es

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