“No es correcto culpar a la tripulación”, asegura.

La Fiscalía de Termini Imerese ha informado este lunes de la imputación del capitán del yate de lujo Bayesian, el neozelandés James Cutfield, por el hundimiento de la embarcación el pasado 19 de agosto frente a Porticello, cerca de Palermo (Sicilia). En el suceso murieron ocho de las personas que iban a bordo, incluido el millonario británico Mike Lynch.

En concreto, Cutfield, de 51 años de edad, ha sido imputado por homicidio múltiple y naufragio negligente, por lo que tendrá que comparecer ante el tribunal en los próximos días, según fuentes judiciales citadas por la agencia de noticias italiana Adnkronos.

No obstante, un testimonio recogido por esa misma agencia apunta en una dirección diferente sobre la culpabilidad de la tragedia. Giuseppe Storniolo, un pescador de Porticello (Palermo), ha afirmado que una gran tormenta influyó de manera decisiva en lo ocurrido.

“No es correcto culpar a la tripulación, como he oído de muchas partes. Estuve aquí esa noche y nunca había visto nada parecido. Una tormenta tan violenta. Mi barco también sufrió graves daños, afortunadamente se salvó”, ha subrayado el pescador.

“A mi llegada vi barcos de la Guardia Costera y de la Autoridad Portuaria buscando un yate que acababa de hundirse. Pensamos que era un barco pequeño, pero luego supimos que tenía 56 metros de largo”, ha añadido Storniolo.

El pescador se ha mostrado convencido de que “la puerta del barco no quedó abierta” y ha destacado que “si usted también hubiera visto la tromba marina que azotó el puerto esa noche, comprendería la violencia de las ráfagas de viento. Toneladas de agua cayeron sobre el barco en pocos minutos y lo llevaron al fondo”.

Se trata de la embarcación en la que naufragaron Mike Lynch, el ‘Bill Gates británico’, y su hija, el presidente de Morgan Stanley International u otras personalidades del mundo empresarial y la alta sociedad.

La empresa del yate de lujo hundido con multimillonarios en Sicilia culpa a la tripulación de una larga cadena de errores.

Fuente:huffingtonpost.es/