Se colige que la autora de la redacción «selecciona» y mal interpreta lo que interesa y lo que no resulta positivo para su mensaje.

En primer término, habrá que preguntarse quien ha filtrado el borrador de CIAIM.

La confidencialidad se ha vulnerado.

En segundo lugar, es tal el desconocimiento mostrado que llega a afirmarse que «por complejas que sean las condiciones y por recurrentes que resulten los siniestros en algunas flotas, el naufragio de un pesquero es un hecho -felizmente- poco común : no es fácil hundir un barco.

Bien, pues aquí están las claves.

Semejante disparate, deja sin el efecto deseado el contenido de la «redacción».

Si continuamos leyendo, nos encontramos con el asunto de los tanques y el gasoil «ilegal».

Nos preguntamos si se montó con el visto bueno del Mecánico Naval Mayor, responsable de la propulsión y sala de máquinas.

Y, puestos a dejar las cosas claras, el Código de Prácticas Recomendadas para la Investigación de Siniestros Marítimos de OMI, jamás asume el concepto de negligencia.

Siempre habla como el error humano como causa probable del siniestro.

En cuanto al Distress Alert, cosa que al parecer asusta a la autora del reportaje, ni rastro.

Estas y no otras, son las claves.

Primero, las causas del naufragio.

Segundo, las consecuencias.

En su conjunto, lo que cabe, cosa que mantuvimos desde el principio, son las reclamaciones patrimoniales al Estado.

Las denuncias de una de las partes, nacieron, para que un naufragio de estas dimensiones, no volviera a producirse.

Las preguntas.

Que se ha corregido ?

Ahí lo dejamos