ENTRE 5 Y 10 INCIDENCIAS AL DÍA

Las imágenes de descontrol evidencian, según agentes implicados, varios problemas, como la falta de personal para vigilar el litoral o la necesidad de actualizar la normativa. El Govern creó una mesa para poner coto con los excesos

La saturación turística o la sensación de que Baleares no da más de sí, no solo está en tierra, también surca el mar. Y ha tomado especial relevancia tras el fallecimiento de un joven de apenas 20 años arrollado por un yate de lujo, con bandera alemana, mientras pescaba con dos amigos en cala Bona, Son Servera (Mallorca), el pasado viernes 23 de agosto. También, tras la proliferación en redes sociales de vídeos virales en los que se puede ver a veraneantes achicando agua de embarcaciones semi hundidas o desencallando pequeños barcos varados en las rocas.

La entidad ecologista GOB, junto con la plataforma Mallorca Blue, lleva tiempo advirtiendo de las situaciones de peligro que proliferan en la costa, al tiempo que reclama implementar controles de velocidad para estas embarcaciones. De media, Salvamento Marítimo atiende al día entre 5 y 10 incidentes. El año pasado fueron un total de 2.699. Las dos asociaciones han puesto en marcha una campaña con varios vídeos en los que se puede ver a barcos y yates navegando a escasos metros de bañistas, con la consiguiente falta de seguridad para estos.

Neus Matamalas, portavoz del Área Marina del GOB, explica que el exceso de velocidad en la navegación es un problema que crece cada año y que ha llegado a tal punto de urgencia que hace falta una modificación de la Ley de Costas de 1988. «La normativa se ha quedado totalmente desactualizada y no corresponde a la situación que se está viviendo en Baleares«, denuncia.

Actualmente, el reglamento General de Costas establece un límite máximo de velocidad en la navegación de tres nudos en la franja del mar que se sitúa a 200 metros de las playas, margen que se reduce a 50 metros en las áreas rocosas. Sin embargo, en los últimos años, han proliferado los bañistas que, armados con un kayak o una tabla de paddle surf, también hacen usos de estos espacios, más expuestos a encontronazos con embarcaciones.

Vista de la barca en la que pescaba el joven de Mallorca arrollado por un yate. (EFE)

Ante el incremento de accidentes, algunos consistorios, entre ellos el de Calviá, han reforzado las restricciones en sus playas y han ampliado la zona de baño delimitada por boyas en los arenales más concurridos, pasando de los 90 metros previos hasta los 200 metros, el máximo que permite la legislación. Para Matamalas «hay un claro conflicto entre navegantes y usuarios del mar«, en primer lugar, por «el exceso de embarcaciones», y, en segundo, por «la velocidad a la que circulan embarcaciones y motos de agua. La población no se siente segura«, zanja. La propuesta de los ecologistas pasa por ampliar el espacio de limitación de navegación hasta 300 metros de la orilla, con un máximo de 5 nudos de velocidad.

Pero además del problema social, los ecologistas apuntan al impacto en el ecosistema marino porque las altas velocidades de navegación llevan aparejadas más contaminación acústica y más turbulencia del agua. Los incidentes registrados este verano evidencian la falta de personal para vigilar el mar, no solo los límites de velocidad, incide Matamalas, también el fondeo o la pesca. En la misma línea, el Balearic Marine Cluster insiste en la falta de efectivos y en la necesidad de una revisión de la normativa que permita reforzar los controles en el sector del alquiler de embarcaciones para mejorar la seguridad en el mar. Actualmente, apenas dos inspectores se coordinan con la Guardia Civil, Aduanas y Medio Ambiente en los puertos de Baleares. Desde la dirección General de Puertos y Aeropuertos reconocen que se plantean ampliar el número de efectivos.

El gerente del Balearic Marine Cluster, Pedro Suasi, destaca, por un lado, el «desconocimiento» del mar balear por parte de muchos veraneantes. Aunque tengan conocimientos técnicos sobre navegación, no disponen de la información suficiente sobre fondeos o límites de velocidad. Alerta también del aumento de la oferta ilegal para alquilar embarcaciones de recreo y la necesidad de luchar contra esta.

Suasi recurre a una anécdota personal para describir la falta de control en el litoral del archipiélago. Asegura que lleva todo el verano navegando y no ha visto ningún control, por ejemplo, nadie le ha dicho si ha fondeado bien o mal, «cuando el navegante debería sentir que alguien vigila el mar«. El gerente del Cluster remarca la necesidad y urgencia de «ordenar» el mar ante el aumento de embarcaciones y, sobre todo, en determinadas zonas, en las «más afectadas por su repercusión en las redes sociales». Para Suasi hay que conseguir un equilibrio entre la sostenibilidad medioambiental, la social y la económica. De ahí que también defienda una verdadera apuesta por el sector náutico. Palma, por ejemplo, es de los primeros destinos en reparación y mantenimiento naval.

El Govern que dirige Marga Prohens tampoco es ajeno a la cada vez más difícil convivencia entre bañistas, motos de agua, veleros, yates y otras embarcaciones. De ahí, la constitución de la Mesa Náutica, «para promover la sostenibilidad y el equilibrio en el sector náutico de las islas». El objetivo es que el organismo aborde la regulación y el control del alquiler de embarcaciones, también la mejora en la gestión de boyas y límites, además de la protección de hábitats esenciales para la biodiversidad marina como son las praderas de posidonia.

Fuente:elconfidencial.com