Sede central de Telefónica en Las Tablas (Madrid).

Además de Telefónica España, habrá otras unidades afectadas, como el centro corporativo y otras filiales que tienen una plantilla total de 25.000 empleados. Se pretende cargar la provisión a 2025.

Telefónica está preparando la presentación, antes de final de año, de un ambicioso plan de reducción de plantilla, con medidas preferentemente voluntarias, con una afectación inicial de al menos 6.000 trabajadores y que tendrá como novedad principal -frente a otros ERE anteriores- que afectará a diferentes filiales del grupo, más allá de las tres (Telefónica de España, Telefónica Móviles y Telefónica Soluciones) que están agrupadas bajo el Convenio de Empresas Vinculadas (CEV).

Un portavoz de Telefónica ha señalado que la teleco «está trabajando en numerosos análisis en todos los ámbitos de la compañía, pero no hay sobre la mesa el planteamiento de un ERE en este momento».

Aunque no se ha cerrado aún a qué filiales afectará, se está contemplando que se extienda a otras firmas pertenecientes al grupo, como pueden ser Telefónica Soluciones Audiovisuales, Telefónica Global Solutions, Telefónica I+D, Telefónica Tech, Telxius, Telyco (las tiendas) o Movistar+, además de poder afectar también al centro corporativo, que hasta ahora no se había visto influido más que por salidas individuales.

En el caso de que se amplíe finalmente el abanico de filiales a las que se aplique, el número total de empleados afectados inicialmente -en la negociación siempre se rebaja el número, como en 2023, cuando se rebajó un 33%- se podría elevar hasta 7.000 personas de un universo total de unos 25.000 empleados, según señalan a EXPANSIÓN fuentes conocedoras.

A partir de noviembre

La hoja de ruta que maneja Telefónica es comunicar oficialmente el plan a los representantes sindicales en pocas semanas, tras la presentación del Plan Estratégico, el 4 de noviembre, probablemente entre mediados de noviembre y primeros de diciembre.

Existe una razón poderosa para comunicar su plan en noviembre o primeros de diciembre. Se trata de los plazos y trámites que se deben cumplir para la negociación con los representantes de los trabajadores.

Una vez que se comunique oficialmente por parte de la empresa, existen quince días como máximo para constituir las mesas negociadoras. Y a partir de ahí, hay 30 días naturales para alcanzar acuerdos con los representantes de los trabajadores.

Por tanto, si se comunicase el preaviso a los sindicatos alrededor del 10 de noviembre, las mesas podrían estar constituidas para el 25 de noviembre y existiría la posibilidad de alcanzar un acuerdo -en el caso de que se lograse- antes de final de año. Eso permitiría que la provisión para hacer frente a las salidas se imputase al ejercicio fiscal 2025.

No es estrictamente necesario alcanzar el acuerdo antes del 31 de diciembre, puesto que, en el ERE planteado en 2023 (la comunicación oficial se produjo el 4 de diciembre), el acuerdo con los sindicatos se firmó finalmente el 3 de enero de 2024 y, sin embargo, la provisión de 1.300 millones de euros para financiar la salida de los 3.421 trabajadores pactados, se imputó al cuarto trimestre de 2023.

Cargar sobre el ejercicio 2025 el coste de las salidas tiene todo el sentido desde el punto de vista estratégico porque así se asumiría todo el coste de las decisiones dolorosas -salida de Latinoamérica, con la consiguiente asunción de pérdidas, y ERE- en un sólo ejercicio, en vez de afectar también contablemente el ejercicio 2026.

El impacto de las provisiones por la venta de las filiales americanas ha arrojado unas pérdidas en el primer semestre de 1.355 millones de euros (a los números rojos de 1.304 millones del primer trimestre se le sumaron los 51 millones negativos del segundo trimestre). La cifra incluye un beneficio de 558 millones procedente de las operaciones continuadas y unas pérdidas de 1.913 millones de las operaciones en discontinuación, es decir, las filiales vendidas.

Como el ejercicio 2025 ya está perdido desde el punto de vista contable, es lógico que se cargue también a este año el impacto del ERE para no afectar al ejercicio 2026. De esta forma, el próximo año se aprovecharía de la reducción de costes laborales que supondría la salida de los trabajadores. En el ERE de 2023, con la salida de los más de 3.400 empleados, se anunció un ahorro de costes laborales de 285 millones anuales.

Si la afectación alcanzase los 6.000/7.000 empleados, la provisión contable sería previsiblemente más alta que esos 1.300 millones consignados en 2023, pero los ahorros anuales también serían mucho más elevados.

DETALLES

  • El alcance de las filiales afectadas por el ERE se está decidiendo todavía, pero irá más allá de Telefónica de España, Móviles y Soluciones, que concentrarán el grueso de salidas con unas 5.000.
  • También se extenderá, por primera vez, al centro corporativo, que hasta ahora sólo había experimentado algunos procesos de salidas individuales.
  • Dependiendo del número de filiales afectadas que finalmente se decida, la cifra inicial de salidas previstas podría alcanzar hasta los 7.000 trabajadores de un total de 25.000.
  • El objetivo de bajas inicial siempre se rebaja en la negociación. La última vez, en 2023, bajó de 5.124 a 3.421 empleados, un 33%.
  • El plan se comunicará a los sindicatos en noviembre o principios de diciembre para que haya tiempo a acordarlo y cargar la multimillonaria provisión al ejercicio 2025, que ya está afectado por provisiones millonarias debido a la venta de filiales hispanoamericanas.

Un plan preferentemente voluntario

El nuevo ERE de Telefónica se parecerá, previsiblemente, al último aplicado en 2024, que fue «preferentemente voluntario» a partir de los 55 años y que solamente se aplicó a las tres empresas incluidas dentro del Convenio de Empresas Vinculadas (CEV), es decir, Telefónica España, Móviles y Soluciones.

Eso significa que se pretendía que todas las bajas fueran voluntarias, pero se entendía que, si no se lograban las cifras previstas, podían aplicarse despidos forzosos. Al final, como estaba previsto, hubo más peticiones voluntarias que salidas acordadas, por lo que algunos centenares de trabajadores que lo solicitaron finalmente no pudieron acogerse al ERE.

Ahora se prevé un escenario similar con un plan también preferentemente voluntario.

El grueso del ERE se concentrará, previsiblemente, en Telefónica España, Telefónica Móviles y Telefónica Soluciones en las que, en conjunto, se prevé una afectación de casi 5.000 empleados.

En cualquier caso, el plan de recorte de plantilla se enmarca en las líneas estratégicas marcadas por el nuevo presidente, Marc Murtra, en la junta de accionistas del 10 de abril. Entonces, Murtra señaló entre sus prioridades la necesidad de mantener «una disciplina financiera de hierro» -lo que implica recortes de costes como los laborales- y encarar una simplificación de la compañía.

Igualmente, señaló que se haría «de la eficiencia y la eficacia una ventaja competitiva». De hecho, una de las líneas de actuación de la teleco es la modernización al máximo, incorporando tecnologías como la IA para automatizar tareas, desde la operación de la red a la gestión de los clientes.

Una de las ventajas del actual equipo directivo encabezado por Murtra es que cuenta con el apoyo del Gobierno, puesto que para proponer el ERE tiene que contar con la aprobación del consejo de administración, donde se sienta directamente el Gobierno a través de la estatal Sepi, que con un 10% es el mayor accionista de la teleco.

Fuente:expansion.com