El armador del ‘D.M.Spiridon’ dice que sólo vertió excrementos

Prensa (Extracto agosto 2003)

El armador del D.M. Spiridon , retenido en el puerto de A Coruña desde el pasado sábado, ha retado a los técnicos de Fomento a que tomen muestras del vertido localizado frente a las costas de Galicia y que prueben que ha existido contaminación por hidrocarburos.

«No la ha habido -explica el representante del armador en A Coruña- y aquí hay pruebas más que suficientes».

La primera está en las propias características del barco.

Y es que, asegura, es imposible que un carguero pueda verter aceite de las máquinas porque ninguno de los tanques tiene conexión con el mar si no es a través de un separador de sentina, un filtro que deja pasar una mezcla de agua prácticamente potable.

«Podrían haber echado aceite, sí, pero a calderos», explicó el representante del armador.

A la vez, el capitán mostraba más pruebas de su inocencia.

Echando mano del Oil Record Book (libro en el que se recogen todos los trasvases de líquido contaminante) explicó que, tras descargar en Beirut los 1.488 toros que transportaba desde Dover, llenó los depósitos en Limasol (Chipre), en donde también vació los tanques de los residuos y, el 12 de agosto, continuó el viaje.

Hasta el día 23 que, en medio de una densa niebla, según relató ayer el capitán, pudo ver un helicóptero y una lanzadera que le daban el alto.

«Pensamos en lo peor, incluso en que nos detenían porque llevábamos a Sadam Huseín a bordo», ironizaba.

Pero no era eso.

Lo siguiente que escuchó la tripulación fue que estaban detenidos por un vertido contaminante.

«No entendíamos nada hasta que el contramaestre reconoció un despiste en la limpieza de las cuadras en las que viajaba el ganado», explicó el capitán que, apoyado por sus marineros, cuenta que la ley les exige utilizar un desinfectante que, unido a «la caca y el pis de 1.488 toros en un trayecto desde Oriente Medio hasta Gran Bretaña es lo que cayó al mar».

De ahí el aspecto oleoso de la mancha. Se consideran víctimas de una campaña de lavado de imagen del gobierno español.

«El armador no va a pagar una fianza que supera el precio del barco», explica su representante.