El pesquero Mildorf Eagle, navega por aguas del Gran Sol a unas 150 millas al oeste de las
costas de Irlanda, con un incendio a bordo.
A bordo van 16 hombres, once portugueses y cinco gallegos.
Aún no son las dos de la madrugada y su situación es de máximo peligro.
La estación Valentía Radio (Irlanda ) recibe la señal de socorro del buque, un – mayday- emitido por radio, pero no logra entenderse con su capitán.
La razón, que en el barco no hablan inglés.
Hasta ahora, el Milford, no ha activado su
radiobaliza ni ha hecho una llamada selectiva digital, sistemas que harían que su
emergencia fuese recibida en todos los centros europeos conectados al Sistema Mundial de Socorro.
Valentía, reclama la mediación de la Radio Costera de A Coruña, para saber qué ocurre.
El Mildorf, no puede controlar las llamas.
Las costeras emiten mensajes de socorro continuados a todos los navegantes.
Nadie contesta.
Veinte minutos después del primer mensaje de socorro, responde un buque, el Nuevo Navegante Magallanes, que dice que no puede intervenir porque está a más de cien millas.
El Mildorf Eagle, sigue comunicando que tiene el motor principal apagado, el alumbrado de emergencia y la telefonía a baterías, por
lo que tiene que limitar el consumo.
El buque no responde a más llamadas.
Las costeras dan la llamada digital y pide al pesquero que active su radiobaliza.
No hay respuesta.
Valentía retransmite periódicamente mensajes de SOS y dos helicópteros despegan de Shannon y Dublín para localizar el buque.
A las cinco de la madrugada, tres horas después, la tripulación es localizada en los botes salvavidas y rescatada.
Esta vez, por suerte, no ha habido que lamentar víctimas.
Si el Milford Eagle, activase su radiobaliza en el momento del incendio, la señal sería recibida de inmediato por el satélite Cospas- Sarsat, que a su vez la remitiría al centro terrestre
correspondiente al operativo de rescate.
Pero los barcos, o sus mandos, todavía no están muy duchos en el manejo de estos aparatos.
No es la primera vez que están faenando
con ellos apagados, por temor a que se pueda accionar de forma accidental o que, quizás por la fuerza de la costumbre, siguen prefiriendo las comunicaciones por radio a las satelitarias y digitales en las que se basa el SMSSM.
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