«Personas idóneas»

Campañas de seguridad de cara a la galería.

La duda.

Regula el RR 2006 los equipos DSC GMDSS en la Náutica de Recreo ?

Los «ponentes conflictivos», los que con sólidos argumentos desmontan «fake news» no interesan.

El estroboscopio

El pensamiento de Paul gira en torno a la posible hipotermia de su amigo, que se debatía en medio de las olas en un intento, lógico, de conservar su vida hasta que llegara la ayuda que esperaba.

Antón Luaces.

Proximidades de las islas Cíes. Noche del 26 de octubre de 2006. Olas de cinco a diez metros.

Un yate británico, el Rash, de 8,5 metros de eslora, padece las consecuencias del temporal.

Uno de sus dos tripulantes, Roger John Cottle, se vio arrastrado al mar por un ola.

Su compañero, Paul Charmbury, permanece abordo y emite un mayday cuando comprueba que Roger estaba en apuros, en un mar cuya temperatura era de unos 18 o 19 grados.

El pensamiento de Paul gira en torno a la posible hipotermia de su amigo, que se debatía en medio de las olas en un intento, lógico, de conservar su vida hasta que llegara la ayuda que esperaba. Ésta tardó casi seis horas en producirse.

Según Salvamento Marítimo (dependiente de la Dirección General de la Marina Mercante) la primera señal de activación de la radiobaliza del yate se recibió a las 23.12 hora UTC con dos posiciones.

A las 23.30, el Centro Nacional de Coordinación de Salvamento transfiere al Centro Zonal de Fisterra la comunicación de emergencia y tres minutos después se moviliza el helicóptero Helimer Galicia, con base en A Coruña, el remolcador Ibaizábal 3 y los buques mercantes próximos a la posición OPDR Casablanca y Melody.

A las 23.39, según Marina Mercante, se informó «al Centro Local de A Coruña» (supuestamente del servicio Marítimo de Telefónica) de la movilización de los medios y se solicita que emitan un mayday relay, al que contestaron otras dos embarcaciones, en este caso pesqueras, próximas al lugar de los hechos: Lijó y Playa de Touro, ambas de Ribeira.

Esta última fue la que rescató del mar al tripulante en peligro.

Habían transcurrido cinco horas desde que se produjeron los hechos.

Una reciente respuesta de la Consellería de Pesca al diputado del BNG Bieito Lobeira sobre los hechos lleva a preguntar dónde estaba el Helimer Galicia.

Su base es el aeropuerto de Alvedro, en el ayuntamiento coruñés de Culleredo. Entre la activación de la aeronave y el vuelo hasta la inmediaciones de las Cíes, dos horas, más o menos.

Jack el Destripador diría «vayamos por partes»: Si para Salvamento Marítimo la primera señal de activación de la radiobaliza, con dos (¿?) posiciones se recibe a las 23.12 UTC, (22.41 horas para la canaria Estación Espacial de Maspalomas), qué justifica la permanencia en el mar de un náufrago durante 5 horas si como se informó, Roger fue recogido a las 4.00 horas del día 27.

¿Por qué se movilizó al Helimer Galicia y no al Pesca 1 que tiene su base en el aeropuerto de Peinador, en Vigo?

¿Dónde estaba el Pesca 1?

¿Averiado, tal vez?

Dice también Marina Mercante que «en esta cronología, no se observa un mayor retraso que el propio tiempo empleado en realizar las comunicaciones necesarias para verificar y completar la información de la emergencia».

Menos mal.

De haber empleado más tiempo, de haberse producido un mayor retraso, el británico Roger estaría hoy jugando al críquet con Neptuno.

Le salvó, al parecer, su traje térmico, su chaleco dotado de luz estroboscópica y su silbato.

Tres elementos a tener en cuenta para el próximo naufragio.

Es de suponer que, a partir de ahora, los responsables del salvamento marítimo en España obligarán a todos los que navegan (sean mercantes, pescadores o deportistas) a llevar, además del traje térmico, las luces estroboscópicas (resultan muy bonitas en la noche, girando como si estuvieran paradas o girando muy lentamente, como en los clubes nocturnos o los antiguos tocadiscos de discos de vinilo) y, desde luego, el silbato.

Roger y Paul decían, tras su rescate, que la respuesta «fue lenta; lenta para la tecnología de hoy en día».

Pero el salvamento marítimo gira con el estroboscopio a la espera de que alguien, por fin, dé con las revoluciones justas para su giro discotequero.