viernes, 2 de agosto de 2019

NAUFRAGIO BUQUE «ANGEL» el 12 enero 1977

(colección J.M. Blanquez)

En la prensa del 13 de enero de 1977, publicaban en las noticias informativas tanto de la radio como de la TVE, de que el mercante español «ANGEL» se había hundido cuando navegaba cerca de las costas italianas, siendo muy confusas las noticias que habían llegado en aquellos momentos, en lo que se refería a la suerte que podrían haber sufrido la tripulación.

La noticia pasó en los primeros momentos un tanto desapercibida, pues no se citaba puerto de matrícula, pero no para las familias santanderinas que pertenecían a la tripulación de este buque de matrícula de Santander.

Las noticias llegadas a la capital, eran conocidas a través de la casa armadora, la Naviera Astro, en cuyas oficinas a los pocos minutos ya se encontraban los familiares de los 13 santanderinos o residentes en esta provincia, que formaban parte de la dotación de 18 hombres.

Horas interminables fueron para los familiares que esperaban alguna noticia del «telex» que pudiera dar los nombres de los rescatados, empresa que se hizo difícil, puesto que se continuaban buscando después del rescate de los siete que en los primeros momentos fueron recogidos y cuyas noticias más precisas habían llegado a través de los teletipos.

La lista de los tripulantes del «ANGEL», 13 de los cuales, residían en Santander y eran:

Capitán, Julián San Bachiller, 28 años, de Santander; desaparecido; primer oficial, Jenaro Rodriguez Altonaga, 27 años, de Astillero, desaparecido; segundo oficial, José Antonio Vallejo Oria, 24 años, de Santander, desaparecido; jefe máquinas, Antonio Lobo San Martin, 50 años, de Santander, rescatado; primer maquinista, Manuel Urrea San José, 30 años, de Santander, desaparecido; segundo maquinista, Fidel Cavada Díez, 25 años, Pontejos, desaparecido; contramaestre, Enrique Perojo González, de 25 años, de San Vicente de la Barquera, rescatado; radio, Luis Alfonso Araci Goru, de 20 años, Santander, rescatado; camarero, Francisco González Garcia, 32 años, de San Vicente de la Barquera, rescatado; engrasador, Salvador López Ruiz, 33 años, de Suances, rescatado; mecánico, José Maria Segurola Trueba, de 35 años, de Santander, desaparecido; engrasador, Juan Bautista Vega Higuera, de 23 años, de San Pedro de Rudaguera, desaparecido; marinero, Manuel Alvarez Rubín, 52 años, de Santander, desaparecido; mayordomo, Manuel Blancas Naranjo, 32 años, de Reus, rescatado; marinero, José Manuel Creo Viñas, de 34 años, de Noya, desaparecido; engrasador, José Manuel Fernández Rodriguez, 32 años, de Noya, rescatado; marinero, Francisco López González, 28 años, de El Ferrol, desaparecido; engrasador, José Manjón Ameijeiras, 45 años, de Malpica (La Coruña).

El «ANGEL» gemelo del «Ave», ambos construidos en las gradas de Astillero del Atlántico, en el Promontorio de San Martin, fue botado el 20 de febrero del año 1976, por lo que estaba a punto de cumplir un año de vida, aunque de servicio muchos menos, puesto que había sido entregado a sus armadores en junio.

El «ANGEL» fue la construcción número 186 de los astilleros santanderinos y era de los denominados portacontenedores, siendo sus principales características 99,70 metros de eslora; 15,20 de manga; 8,30 de puntal; 6,50 de calado, pudiendo hacer 15,5 millas de velocidad y 3.312 toneladas de registro bruto.

En esos momentos la agencia «Efe» había facilitado ciertos detalles del naufragio y comunicando haber sido rescatado tres cadáveres, sin poder identificar.

La descripción de la tragedia de «Angel» se detallaba de la siguiente forma:

Cagliari (Cerdeña). El «Angel» con 18 tripulantes a bordo, naufrago ayer (12 de enero de 1977) de madrugada en el Mediterráneo, entre Cerdeña y Baleares, cuando trasladaba una carga de chatarra en hierro desde el puerto italiano de Piomoino, con destino a Polonia.

La odisea del «Angel», cuyo armador es el consignatario santanderino Angel Yllera, se inició poco después de la medianoche, al desplazarse violentamente la carga de sus bodegas a causa, al parecer, de las malas condiciones de la mar. El buque quedo inclinado en 35 grados y algunos de sus tripulantes cayeron al agua, según informó el capitán en dos sucesivas llamadas de socorro captadas por estaciones de radio marítimas de Puerto Torres y Cagliari. Minutos después realizó otro dramático llamamiento, indicando que existía peligro de naufragio.

En ese momento las comunicaciones quedaron cortadas. Rápidamente zarpó de Puerto Torres, el remolcador «Tenaze», y varios buques que habían captado los S.O.S. abandonaron sus rutas para dirigirse hacia el lugar donde se encontraba el barco español.

Asimismo, despegaron dos aviones italianos y otros tantos helicópteros para intervenir.

Al día siguiente, se confirmaban que de los dieciocho tripulantes, once habían sido rescatados y siete desaparecidos. Continuaban trabajando en la búsqueda de ellos a cargo de aviones, helicópteros y barcos que se encontraban en la zona.

Los 11 tripulaciones desaparecidos, las últimas noticias llegadas, era que tres cadáveres han sido llevados a Cagliari.

El maquinista Antonio Lobo San Martin a través de Radio Nacional, ofreció detalle sobre el naufragio. Este afirmaba que salieron de Pronvino (Italia), el día 10 cargados con railes, a las diez y media de la noche, con rumbo al puerto polaco de Gdansk. Estaba mal la mar, empeorando de forma progresiva, llegándose al día siguiente a las nueve y media de la mañana, a registrar olas de 7 y 8 metros de altura y viento de fuerza 8.

En uno de los golpes de mar, la carga se corrió, escorándose el barco de forma alarmante. Tras nuevos embates vimos que corríamos peligro, por lo que se lanzaron señales de socorro, mientras que por la parte de estribor se comenzó a bajar un bote al agua; en él subieron un camarero y el contramaestre, rompiéndose la amarra y desapareciendo ambos.

Antonio Lobo cuenta como él, con otros cinco compañeros, quedaron a babor sin que pudieran echar el bote al mar. Por fin, y aunque se dio vuelta lograron agarrarse a las bandas del mismo. Con el agua hasta la cintura permanecieron catorce horas, durante las cuales, incluso vieron un barco y que hicieron señales con una linterna. Pero no les vio, y ya, cuando era de día, escucharon ruidos de aviones, uno de los cuales, pasó primero sin avistarles, pero sí logró localizarles en un segundo intento. Este aparato fue el que lanzó bengalas para señalar la posición de los náufragos, siendo recogidos posteriormente por el buque de bandera francesa «Napoleón», que los trasladó a Marsella.

Antonio Lobo, al preguntársele sobre la suerte que habría podido correr sus compañeros, respondió «El barco dio una vuelta y dudo que quede alguno más con vida».

Los tripulantes rescatados del «Angel», fueron: Antonio Lobo San Martin, Luis Alfonso Aracil Goñi, Francisco González Garcia, Salvador López Ruiz, Enrique Perojo González, Miguel Blanca Naranjo, José Manuel Fernández Rodriguez.

A las ocho media de la tarde del día 13 enero, llegaron a Santander, seis de los siete supervivientes del buque. El séptimo, el cocinero, José Manuel Fernández Rodriguez, se quedó en Marsella, desde donde ha emprendido viaje, con otros miembros de la consignataria Yllera a Cagliari, donde tenía que desempeñar la ingrata tarea de identificar los tres cadáveres que fueron encontrados en la mar.

Los supervivientes del «Angel» llegaron a Marsella y desde allí partieron hacia el aeropuerto de Bilbao, en la tarde ayer, en un avión que se contrato especialmente para el caso la compañía armadora. El avión llegó a Bilbao, a las seis menos cuarto y en coche, siguió viaje hasta Santander.

El día 17 de enero, en la iglesia de los PP Carmelitas se celebró un funeral por los onces tripulantes del buque «Angel» que perecieron en el naufragio del mismo ocurrido entre Cerdeña y las Baleares.

Oficio la ceremonia el P. José Angel, carmelita. Ocupó un lugar en el Presbiterio, el obispo de la diócesis, monseñor, Juan Antonio del Val, acompañado de varios religiosos de la Orden Carmelita, asistiendo asimismo a la ceremonia el comandante de Marina, don José Luis Reyna de la Brena y el presidente de la Diputación, don Modesto Piñeiro.

El templo se encontraba totalmente abarrotado de fieles hasta el punto que fue imposible dar cabida a todos en el interior del mismo, teniendo que seguir la ceremonia desde la calle. Emotivas escenas de dolor se registraron en el transcurso del funeral a cargo de los familiares de las víctimas.

Asimismo asistieron a la ceremonia religiosa algunos de los supervivientes de este naufragio y que habían llegado ya a Santander en la noche del jueves pasado.

El día 21, se celebró una misa de campaña en la explanada situada junto a la Escuela de Náutica, por los que fueran sus compañeros, en memoria de las once víctimas del naufragio del mercante de matricula santanderina «ANGEL».

Fue oficiada por el párroco de Peñacastillo, Santiago Garcia Cuadrado. Hubo un gran gentío que quiso sumarse a la ceremonia religiosa y testimoniar al mismo tiempo su emocionado respecto a las familias de las víctima.

Muchos de los que allí acudieron, gentes del mar, vivieron el momento con la emoción que proporciona el recuerdo de unos compañeros que tan dramáticamente perdieron la vida.

Terminada la misa se rezó un responso por las víctimas, procediéndose seguidamente a la bendición de las coronas que a bordo del remolcador «Esguin» fueron llevadas por don Antonio Lobo San Miguel y don Enrique Perojo, dos de los que lograron salvarse en el naufragio, poniendo rumbo a alta mar, en donde se lanzaron al agua como homenaje póstumo. Al cortejo naval, que encabezaba el «Esguin» y en el que viajaban, asimismo, los familiares de las víctimas, acompañaban los también remolcadores «Uno», «Dos» y «Duende», así como gran número de embarcaciones de distinto tonelaje.

Un gran emotivo, para recordar a esos grandes héroes de la mar.

Este naufragio del mercante «ANGEL» dejo recuerdo importante en el pueblo de Astillero, al figurar entre los desaparecidos, dos personas queridas, Jenaro Rodriguez Altonaga, aunque residía en Santander, toda su familia, eran de Astillero y Fidel Cavada, de Pontejos.