Tomás Varela Martínez ante la maqueta del velero de tres mástiles Sea Cloud Spirit, pendiente de reparar.
Smetalin fabrica y repara maquetas de embarcaciones y de maquinaria industrial.
La actividad de Smetalin es un repaso de los últimos veinte años de historia naval en Galicia. Tomás Varela y Enrique Davila convierten en realidad los sueños de armadores de medio planeta, incluso antes de que floten. Son los maquetistas de una parte importante de la cartera de pedidos que sellan los astilleros regionales y su destreza les ha abierto las puertas de instalaciones de Asturias y el País Vasco. «Comenzamos en el 2004 con la fiebre de la industria del off shore, luego vinieron los pesqueros y los buques de apoyo y hoy en día, como marca el sector, hacemos proyectos de barcos de alto valor añadido», explica Varela, el responsable de esta empresa viguesa.
El taller de Smetalin en Castrelos está impregnado de recuerdos y guiños a los iconos navales forjados en el noroeste peninsular, como las placas que lucían las maquetas del Bima Suci, del Evrima, del Pole Star o del Robin M Lee. Con una trayectoria vital estrechamente vinculada al mar desde que trabajó como voluntario en la Cruz Roja con 16 años, Tomás Varela recuerda que el extinto astillero Factorías Vulcano fue el primero en brindarle la oportunidad de dar el salto y convertir el que era su hobby en su oficio. Con el paso de los años, despertaron el interés de otras empresas nacionales hasta diseñar y producir hoy en día maquetas para pedidos que salen de las gradas de Freire Shipyard, Navantia, Metalships & Docks, Gondán, Zamakona o Cardama. Su carga de trabajo actual son dos proyectos para Construcciones Navales Paulino Freire o para el astillero situado en el puerto de Figueras.
Tomás Varela ha asumido la dimensión técnica del proceso de construcción de la pieza y Enrique Davila se encarga de producirlo y pulirlo a mano. Es un trabajo muy minucioso que «nos lleva cerca de dos meses», explica el responsable de la firma viguesa. Tienen la virtud de comprimir las estancias y los equipamientos que conforman un oceanográfico, un submarino o un yate de cien metros de eslora en una maqueta ilustrativa de apenas un metro. Los detalles cuentan, porque al contratar los servicios de Smetalin los astilleros tienen la intención de demostrar a la industria naval todo lo que son capaces de aportar. Así que la pareja de maquetistas se esmera para reflejar con precisión cualquier detalle caprichoso a bordo, como helipuertos en cubierta, grúas y maquinaria industrial, tripulantes, piscinas de diseño o vehículos sumergibles operados remotamente de última generación, como los que incorporan los oceanográficos zarpan de Vigo.
Reparaciones
Los artífices de maquetas navales han abrazado la tecnología al incorporar hace cinco años una impresora 3D que les ha facilitado un poco las cosas. La máquina convierte planchas de plástico en cascos de embarcaciones, «aunque después tenemos que procesarlo, pintarlo y añadir piezas que faltan, que ya lo hacemos a mano», relata Tomás Varela. El proceso de fabricación de la maqueta resulta pintoresco, «pero los veinte años de trayectoria de la empresa también han implicado mucho esfuerzo por nuestra parte y mucho tiempo en las oficinas», explica recordando maquetas que tuvieron que entregar en tiempo récord y envíos a Singapur, Noruega o Miami.
Amarrar a los astilleros como sus principales clientes les ha permitido a los responsables de Smetalin abrir su abanico de servicios y realizar hoy en día recreaciones de maquinaria industrial como la que exporta la nigranesa Gaictech o Industrias Guerra desde Vila de Cruces. Así lo explican desde el taller situado en Castrelos, a donde hoy en día han regresado las maquetas que un día entregaron con motivo de la partida del crucero Sea Cloud Spirit y del North Sea Giant. «Nos toca volver sobre ellas», ríen. Además de fabricarlas, los trabajadores de la empresa también reparan las maquetas. En el caso del velero que concluyó Metalships, se ha caído uno de los botes salvavidas y, aunque a simple vista no se aprecie, conviene reponerlo.
Fuente:lavozdegalicia.es
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