La masificación del turismo ha provocado ya problemas de convivencia este año en el que la DGT espera récord de desplazamientos con más de 100 millones de traslados por carretera.

Uno de los coches de un turista cubierto por la marea.

Hace un año por estas fechas que estallaba la polémica de los fodechinchos en Galicia, un término despectivo acuñado en Galicia en los años 70 y con el que se hace referencia a los madrileños que viajan de vacaciones a Galicia en verano.

Un término que hace referencia a un pescado barato, muy abundante y de calidad normalita que era el que solían comer los turistas que llegaban a Galicia, estaríamos hablando de los chinchos o los jureles en español.

Chincho o jurel

La polémica del año pasado empezaba en Muros, con un turista madrileño que aparcaba su coche en una rampa del puerto de las que se usan para meter y sacar los barcos del mar, una zona en la que no es que esté prohibido estacionar, es que está prohibido circular por motivos obvios tal y como indica toda la señalización.

Los turistas, desconocedores de los ciclos del mar y las mareas, dejan sus coches en la rampa con la marea baja y cuando sube se los encuentran cubiertos por el agua, un verdadero desastre que arruina las vacaciones de cualquiera, sobre todo cuando se entera de que no hay seguro que valga.

Los problemas de la masificación

La situación fue a mayores el año pasado, cuando unas semanas después el propietario de un bar de Mera, en Oleiros, cerraba en pleno mes de agosto y dejaba un polémico cartel en el que podía leerse: «Dos roncolas y cuatro vasos, unas olivas pa acompañar, ¿qué tienes de pincho? Está entrando en un sector libre de fodechinchos».

El dueño decía que cerraba agobiado por la presión de los turistas madrileños que le dificultaban su trabajo, aunque el cartel sobre la bandera de la Comunidad Madrileña era lo suficientemente gráfico.

Los turistas, desconocedores de los ciclos del mar y las mareas, dejan sus coches en la rampa con la marea baja y cuando sube se los encuentran cubiertos por el agua, un verdadero desastre que arruina las vacaciones de cualquiera, sobre todo cuando se entera de que no hay seguro que valga.

Imagen de la rampa de Muros el año pasado.

Esta misma semana en las fiestas de Muros, uno de los vecinos muestra fotos de los coches aparcados masivamente en la rampa de Muros, justo donde hace un año la marea se llevaba un coche.

Al final es un problema de conciliar la presión de los miles de turistas que cada año se mueven por España, la riqueza que generan en sus puntos de destino es comparable a la saturación que provocan en servicios, hoteles, bares y restaurantes en lugares que no están preparados para esta masificación.

Por primera vez la ampliación de la temporada de verano en materia climatológica, pues las buenas temperaturas ahora duran de junio a septiembre, deberían hacer pensar en conciliar las fechas para escalonar las vacaciones y que agosto no se convierta en el infierno de los fodechinchos.

Fuente:eldebate,com