La tripulación del Beti Aingeru con representantes del sindicato LAB

Miembros de la tripulación del barco Beti Aingeru de Pasaia han negado que llevaran a cabo un “motín” a finales de septiembre cuando el buque se encontraba faenando en Asturias, sino “una reivindicación legítima de derechos por parte de los arrantzales” ante un nuevo caso de “explotación laboral y racismo en el sector pesquero”.Representantes del sindicato LAB han comparecido este viernes en el puerto guipuzcoano de Getaria, junto a los arrantzales de origen senegalés que se vieron implicados, donde han remarcado que los trabajadores del sector primario “siguen enfrentando condiciones laborales precarias y discriminatorias”.

En la comparecencia han explicado que los trabajadores del Beti Aingeru “estuvieron 37 días seguidos en el mar sin volver a sus casas, y tras un descanso mínimo de dos días, volvieron a embarcar durante otros 26 días consecutivos, una práctica nada habitual en los barcos de bajura”. Además, han denunciado que “sufrieron amenazas, insultos y agresiones físicas -como el lanzamiento de objetos- por parte del armador”. “Todo ello tiene un nombre: explotación y racismo laboral”, han resaltado.

LAB ha denunciado que los trabajadores del sector primario sufren “jornadas abusivas, salarios que no corresponden con el tiempo trabajado, exposición a condiciones climáticas adversas con graves consecuencias para la salud laboral, y modalidades de contratación temporal que dejan una excesiva ‘flexibilidad’ a la patronal, utilizada con frecuencia como mecanismo de chantaje y amenaza”.

En esa línea, han apuntado que el sector de la pesca de bajura carece de un convenio colectivo propio que regule las condiciones laborales y han criticado que, en los últimos años, la patronal “ha normalizado la prolongación del tiempo de estancia en el mar, en perjuicio de los días de descanso”. “Tampoco existe un seguimiento efectivo de las condiciones en las que se encuentran los arrantzales, a menudo amenazados y expuestos a vulneraciones de derechos por parte de algunos armadores. Todo esto no es casualidad. Se trata de un sector precarizado y altamente racializado”, han remarcado.

LAB ha afirmado que actualmente la pesca vasca “se sostiene en gran medida gracias al trabajo de arrantzales de origen senegalés” y ha incidido en que existen “condiciones estructurales que benefician a la patronal a costa de la explotación de estos trabajadores”, a quienes “se les niega información sobre sus derechos y se desalienta su organización sindical”. “Las empresas se lucran del desconocimiento, el miedo y la fragmentación que se produce entre una temporada y otra”, han censurado.

De este modo, han subrayado que lo sucedido en el barco Beti Aingeru “no fue un motín, y así lo confirma el propio informe de la Guardia Civil, que en ningún momento recoge tal calificación”. “Este relato, difundido intencionadamente, favorece los intereses de la patronal y alimenta imaginarios racistas y estigmatizantes hacia las personas trabajadoras”, han insistido.

Finalmente, LAB ha denunciado lo sucedido y ha exigido que “se respeten de inmediato todos los derechos de estos pescadores”, al tiempo que han animado a todos los arrantzales a denunciar este tipo de situaciones. “Estamos convencidos de que solo mediante la organización y la lucha colectiva podremos frenar la vulneración de derechos y el racismo que persisten en el sector pesquero”, ha afirmado, al tiempo que ha exigido a la Administración pública que “no se convierta en cómplice, que ejerza un control efectivo sobre el cumplimiento de los derechos laborales en el mar y que sancione a los armadores que los vulneren”.

Fuente:eldiario.es