El geógrafo Abel López señala la importancia de «cesar algunas actividades económicas» durante fenómenos de máximo riesgo.

La prevención entre la población a la hora de abordar fenómenos meteorológicos de alto riesgo es una de las asignaturas pendientes en Canarias. Abel López, geógrafo de la Cátedra de Reducción de Riesgos de Desastres y Ciudades Resilientes de la Universidad de La Laguna (ULL) señala que hay dos claves fundamentales para afrontar situaciones como las que está viviendo la Península: ordenar el territorio de manera correcta y crear infraestructuras que mitiguen posibles efectos; e inculcar la cultura de la prevención en la sociedad.

López resalta que el «cese de algunas actividades económicas» es clave a la hora de gestionar situaciones de riesgo como la DANA que está azotando la Península; y añade que ante «escenarios meteorológicos muy complejos» se debe optar por la prevención, «y eso significa limitar». En este sentido, señala que en Canarias se ha avanzado, eso sí, a base de aprender con desastres como la riada del 31 de marzo de 2002 en Santa Cruz de Tenerife o los vientos huracanados de la tormenta tropical Delta en 2005.

En una situación como la ocurrida en Valencia, con precipitaciones de hasta 630 litros por metro cuadrado en tan solo 24 horas, minimizar los desperfectos es una tarea ardua. López remarca que las gotas frías que pueden azotar las Islas son de menor tamaño, al no tener una fuente de humedad en las inmediaciones tan potente como el Mediterráneo en el este peninsular, «que acumula mucha energía durante el verano». No obstante, aclara que en Canarias sí se producen estos fenómenos, aunque «a menor escala y más acotadas»; recalca que con el cambio climático y la tropicalización de las aguas estos irán a más, además de que el riesgo localizado de lluvias torrenciales como las de Levante existe.

Tareas de prevención

Entre las tareas de prevención que deberían tener en cuenta las administraciones, López apunta que la ordenación del territorio es clave para reducir el riesgo. Por ejemplo, con el correcto encauzamiento de barrancos o la construcción de diques en zonas amenazadas por fenómenos costeros. Ambos casos son fuentes de problemas en Canarias con mal tiempo, con numerosas edificaciones que han obstruido cauces o que se han construido muy cerca del mar -recientes quedan los rebosos del pasado abril por en San Cristóbal, en Las Palmas de Gran Canaria, o en la costa de Güimar y Arico, en Tenerife.

Por otro lado, estaría la prevención entre la población. López destaca que esta debe ser desde las escuelas hasta las personas mayores, «cuanto mejor está preparada una sociedad, menor será el impacto». Además, considera que la población tiende «a olvidar rápidamente». No obstante, señala que la población «está mejor preparada que en el pasado», eso sí, «a base de palos», como la riada del 31 de marzo de 2002, que se saldó con ocho muertos. Es más, el geógrafo remarca que Canarias tiene uno de los mejores sistemas de Protección Civil «a nivel nacional».

¿En qué fracasa Canarias?

Donde Canarias fracasa, resalta el experto, es en la fase de la vuelta a la normalidad. ¿Qué quiere decir con esto? «Intentamos imitar aquello que se ha perdido, la reconstrucción es que todo vuelva a como estaba», algo que a su juicio, puede suponer un riesgo, «ante un evento igual o de naturaleza similar, va a pasar exactamente lo mismo». En estos casos propone dos opciones. Por un lado, estaría la reubicación de esa población o de esas infraestructuras que se han visto dañadas en un punto más seguro; por otro, invertir en medidas paliativas que aminoren los efectos.

En cualquier caso, afirma que se debe optar siempre «por lo más seguro», independientemente del coste político. López entiende que en Valencia no se tomaron todas las precauciones posibles. «No era normal que con esas cantidades de lluvia hubiera centros comerciales abiertos», señala y advierte que ante autopistas colapsadas o comercios inundados, «donde más seguras están las personas es en sus casas, la calle es un espacio de riesgo cuando llueve, mucha gente no sabe cómo actuar cuando la precipitación aumenta, intentan salvar el coche, por ejemplo, y desde que el agua tenga un palmo de profundidad ya es capaz de arrastrar a una persona».

En Canarias las críticas han sido habituales cuando se han tomado medidas que han sido tildadas después como «desproporcionadas», al no cumplirse la previsión meteorológica. Este experto apunta que en esos casos «afortunadamente no llovió como se preveía» y que, de decretarse alertas y no producirse ningún evento de interés, «sería muy buena señal», es decir, que las precauciones que se han tomado como cerrar los colegios o centros deportivos -algo habitual en las Islas cuando se prevén fuertes temporales y que en Valencia no hicieron el martes- han sido acertadas.

Fuente:laprovincia.es