Andrés Gago

Antón Luaces

Ahora que ya están en casa los supervivientes del naufragio del
pesquero irlandés Dinish y cuando todavía hay lágrimas suficientes
para llorar las muertes de otros tres hombres del mismo barco,
conviene que se sepa que un hombre de la radio costera española es,
en buena medida, ese ángel de la guarda que, ojalá todos los
marineros pudieran tener en un centro que, como Coruña Radio o
Madrid Diana, o Málaga Radio o cualquiera otra estación española,
velan por las vidas de los demás llegando allí donde no llegan los
intereses económicos de los rectores de una empresa, Telefónica, que
habiendo sido de todos los españoles, ahora es de un consejo de
administración que busca beneficios para repartir entre los
accionistas dejando a un lado que se trata de una empresa con un
servicio público como es la transmisión de un socorro, un mayday
relay, un pan-pan, que nunca tiene precio porque la recompensa es la
vida humana en peligro.

En el caso del Dinish parece que los problemas se han acumulado. Se
ha dicho que inicialmente, no ha habido socorro propiamente dicho
porque la persona que utilizó la radio en ningún caso mencionó el
peligro aunque sí habló de una vía de agua. A partir de ahí, todo
son especulaciones; pero en una estación costera, un ángel llamado
Andrés, con los pies en la tierra y una profesionalidad que se
demuestra en cada ocasión, activó un procedimiento que dio como
resultado el salvamento de siete de los diez hombres que iban a
bordo del pesquero de bandera irlandesa. Hay que verse en una sala
de comunicaciones como las de las estaciones costeras (Coruña Radio
es un ejemplo) para conocer hasta dónde ha llegado la
profesionalidad de este hombre llamado Andrés que ha sabido, una vez
más, hablar con los silencios; luchar con la contaminación
radioeléctrica, pelearse (en Madrid Diana) con todo cuanto, desde la
distancia en aguas del suroeste de Irlanda, se superponía a su
capacidad auditiva para discernir qué era lo importante de cuanto se
decía a través de las ondas y, así, optar por el camino más corto
para salvar las vidas de cuantos allá, en la mar, las tenían en
peligro, Andrés Gago, nombre del profesional de las comunicaciones
radio-marítimas, es de Palmeira (Ribeira). A bordo del Dinish había
un ribeirense como él, y otros seis gallegos, además de tres
ciudadanos africanos. No pudo salvar todas las vidas, pero sí las de
la mayoría de marineros. Para él no ha habido reconocimientos
oficiales. Ha sido un día más de cumplimiento de su deber con la
sociedad, con los también profesionales de la mar, hubieran hecho
bien o no la comunicación de su problema.

Si hoy siete personas están entre sus respectivas familias, lo
deben, en buena medida, a Andrés Gago. Más a él que a Telefónica,
empresa que nunca está a la altura de las circunstancias y menos en
la atención a los profesionales de la mar, como se ha demostrado ya
en múltiples ocasiones. Hay que agradecerlo, única y exclusivamente,
a sus profesionales de las estaciones costeras e Madrid-Diana, que
no es costera pero sí radio.

Un ejemplo. Y un respeto. Porque el que vale, vale. Como Andrés, el
palmeirán, que ha puesto la nota de calidad en un servicio que
Telefónica abandona