Año 2001

El informe oficial no revela las causas directas del accidente, pero cita varias irregularidades técnicas y administrativas La investigación realizada por las autoridades navales del Reino Unido sobre el naufragio del buque pesquero «Arosa», que en noviembre del 2000 se cobró la vida de doce marineros -nueve de ellos gallegos-, no pudo determinar las causas directas del accidente del barco con base en Marín, pero revela que el trágico siniestro pudo haberse debido a que el capitán del barco se quedase dormido cuando pilotaba. El informe recoge que cuando el buque chocó contra las rocas de Slyne Head, el oficial de guardia estaba solo en el puente, lo que contraviene las orientaciones de seguridad. Además, el piloto automático no disponía de reloj con alarma.

El hecho de que los dos tripulantes con conocimientos de navegación pereciesen en el naufragio impidió que la agencia de investigaciones de accidentes navales del Reino Unido (MAIB, según las siglas en inglés) pudiese pronunciarse sobre las causas directas del accidente y, por eso, las conclusiones se realizaron a través de la declaración del único superviviente, Ricardo Arias, y otras pesquisas directas. El informe recoge que la persona que se hallaba al timón del buque podría haberse dormido. La investigación concluye que en el momento del incidente nadie acompañaba al primer oficial de guardia, contraviniendo así las orientaciones de seguridad para la navegación. Además, el piloto automático del buque no disponía de reloj con alarma. Final de la guardia Según la MAIB, el oficial estaba a punto de concluir su turno de trabajo cuando la embarcación encalló en las rocas. El documento baraja también que la embarcación podría haberse hundido por la proa. La investigación recoge irregularidades administrativas, como el hecho de que el Arosa no contaba con oficiales con la certificación adecuada para realizar tareas de navegación, pues estos habían desembarcado días antes en Killybeg»s.

El Arosa chocó contra las rocas a las cuatro de la madrugada del 3 de octubre -nueve horas después de que la tripulación dejase de pescar- a unas diez millas al norte de la bahía de Galway. Y es que, según especulan, el patrón del buque intentaba refugiarse de la fuerte tormenta por temor a que se abriese una vía de agua reparada días atrás. Este medio no pudo contactar ayer con los armadores del Arosa, que han abandonado los negocios pesqueros.

Fuente:lavozdegalicia.es