Pekín lleva años sosteniendo la economía de Irán con las compras de petróleo. Más del 90% de las exportaciones petroleras de Irán se destinan actualmente a China.

El buque petrolero iraní ‘Daniel’, en el puerto de Zhoushan, en China, en marzo de 2018.
Hace un año, el Ceres I, un petrolero procedente de Irán, pero con bandera de Santo Tomé y Príncipe, colisionó con un barco de Singapur frente a las costas de Malasia. El buque iraní sufrió importantes daños y no pudo continuar el viaje hasta su destino final, el puerto de Ningbo, al este de China. Ese mismo barco, que transmitía siempre desde una ubicación falsa, había transportado grandes cantidades de crudo hasta China en varias ocasiones. Aquel día del choque de navíos frente a Malasia, la localización que mandaba el petrolero iraní apuntaba a que se encontraba en el océano Índico, muy lejos del punto del incidente en el mar de China Meridional.
Aunque Irán no aparece en las listas oficiales de los principales proveedores de petróleo de China, no es ningún secreto que el gigante asiático, siempre hambriento de energía, se abastece de gran parte del sancionado crudo que sale de la República Islámica. Esto es posible gracias a la bautizada como «flota fantasma» (también «flota en la sombra» o «flota oscura»), barcos que falsifican la documentación de carga, cambian constantemente de bandera, manipulan los transpondedores satelitales o transfieren la mercancía a otros buques durante el trayecto o en puertos intermedios.
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Hace unos meses, este periódico fue testigo de cómo dos petroleros iraníes con la bandera de Malasia arribaban al puerto de Yantai, en la provincia china de Shandong, donde se encuentran pequeñas refinerías no estatales que reciben el petróleo de Irán o Rusia, dos países bajo las sanciones de Occidente que venden su crudo con grandes descuentos y que buscan formas encubiertas de introducirlo en el mercado.
Los barcos, como explicaban trabajadores portuarios chinos, suelen operar sin los transpondedores para evitar ser detectados y los pagos se realizan en moneda china para no pasar por el sistema financiero dominado por el dólar. Según la empresa de datos de materias primas Kpler, más del 90% de las exportaciones petroleras de Irán se destinan actualmente a China.
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Pekín, el mayor importador de petróleo del mundo (compra más del 70% de sus suministros del extranjero), está muy preocupado por la guerra en Oriente Próximo y por la decisión aprobada en Irán de cerrar el estrecho de Ormuz después de que Estados Unidos lanzara ataques contra sus instalaciones nucleares durante el fin de semana.
El estrecho de Ormuz, de 33 kilómetros de longitud entre el Golfo Pérsico y el Golfo de Omán, maneja aproximadamente el 20% de los flujos mundiales de petróleo y gas (unos 20 millones de barriles diarios de crudo, según la Administración de Información Energética). Se estima que, en 2024, el 84% del petróleo crudo y condensado, y el 83% del gas natural licuado que circuló por esta vía fluvial se destinó a los mercados asiáticos, principalmente a China. El gigante asiático, junto con India, Japón y Corea del Sur, representaron en conjunto el 69% de todos los flujos de petróleo que pasaron por el estrecho.
De la importancia de Ormuz para la seguridad energética de China es consciente Estados Unidos, que pidió el domingo a Pekín que utilizara su influencia sobre Teherán para evitar el cierre de la ruta comercial. «Animo al Gobierno chino a que contacte a los iraníes, ya que dependen en gran medida del estrecho de Ormuz para obtener petróleo», declaró el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, en una entrevista con Fox News.
«Sería un suicidio económico para Irán cerrar el estrecho», continuó Rubio después de que transcendiera la noticia de que el Parlamento iraní había respaldado el bloqueo. Un informe de Goldman Sachs apunta a que los precios del petróleo podrían dispararse por encima de los 100 dólares por barril si el estrecho se cierra durante un período prolongado.
China lleva años sosteniendo la economía de Irán con las compras de petróleo. «A lo largo de los años, Pekín y Teherán han desarrollado un sistema de comercio de petróleo que elude a los bancos y los servicios de transporte marítimo de Occidente. Rusia adoptó los métodos de Irán para exportar petróleo sancionado después de que los aliados del G-7 fijaran el precio del crudo ruso en 60 dólares por barril en diciembre de 2022. Como resultado, Irán, Rusia y China han creado un mercado alternativo de petróleo sancionado, en el que los pagos se realizan en moneda china y el petróleo suele transportarse en petroleros de la flota fantasma», explica Kimberly Donovan, analista del think tank estadounidense Atlantic Council.
Fuente:elmundo.es
Los lazos económicos entre China e Irán comenzaron a estrecharse después de que ambos países firmaran en 2021 el llamado «plan integral de cooperación», por el que Pekín enviaba a muchos inversores a Teherán (acordó invertir unos 400.000 millones de dólares durante un período de 25 años) para ambiciosos proyectos de infraestructuras, energía y telecomunicaciones. A cambio, China recibía un suministro regular y con importantes descuentos de petróleo iraní.
Hace apenas tres semanas arrancó un corredor ferroviario comercial de 10.400 kilómetros que conecta la ciudad china de Xi’an con Aprin, cerca de Teherán. Una línea que reduce el tiempo de envío por mar de alrededor de 35 días a tan solo 15. Los trenes de carga podrían agilizar las exportaciones de petróleo iraní sin necesidad de pasar por la tramposa flota fantasma.
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