El vídeo viral, grabado a 30 millas de la entrada de la ría de Vigo, ha sido difundido en redes sociales por la organización ecologista Sea Shepherd France.

Arrastreros gallegos en la ría de Vigo Sea Shepherd France.

La organización ecologista Sea Shepherd France ha difundido un impactante vídeo, en el que se muestra cómo la tripulación de un buque arrastrero gallego arroja al mar a 18 delfines sin vida, que quedaron atrapados entre sus redes. Las imágenes, capturadas el pasado 18 de marzo a unas 30 millas de las Islas Cíes, se viralizaron rápidamente en las redes sociales, generando una ola de indignación entre los usuarios. Los activistas de la entidad lo catalogan como una demostración de la «total indiferencia» con la que los marineros se deshacen de los cetáceos, revelando la crudeza del impacto de la pesca de arrastre en la fauna marina.

El documento audiovisual revela cómo los delfines quedan atrapados entre las redes sobre la cubierta, y posteriormente son empujados de vuelta al océano. La institución activista denunció públicamente la escena, señalando la obligación de declarar este tipo de incidentes y la necesidad de trasladar los cadáveres de cetáceos a tierra para el desarrollo de un análisis científico, tal y como queda estipulado en los protocolos establecidos.

Tras su difusión, el Servicio Marítimo de la Guardia Civil actuó de oficio. Tras la verificación de la autenticidad del vídeo, se formalizó la denuncia al patrón de uno de los dos buques arrastreros implicados en la maniobra, con base en un puerto de A Coruña. La investigación reveló que, más allá de la evidencia visual mostrada en el vídeo, no se había registrado formalmente ninguna actividad relacionada con la captura de cetáceos en la Declaración de Desembarque y Actividad (DEA) de los pesqueros identificados, incumpliendo la normativa vigente.

La denuncia contra el patrón se sustenta sobre tres infracciones de la Ley 3/2001 de Pesca Marítima del Estado: no declarar la captura de «al menos 18 ejemplares de cetáceos izados en la red ya sin vida», no haber trasladado los delfines a tierra «para su análisis científico» a pesar de tener capacidad para ello, y haberse quedado con cuatro peces espada cuando la autorización permitía un máximo de «uno por marea y buque», lo que podría constituir una sobreexplotación de la especie. Este caso pone de manifiesto la problemática de las capturas accidentales en la pesca de arrastre y la necesidad de una mayor transparencia y cumplimiento de la normativa para proteger a los mamíferos marinos.

Fuente:elmundo.es