Dos capitanes de la Armada plantean la creación de un cuerpo único para agrupar las funciones de Salvamento Marítimo, Vigilancia Aduanera y la Guardia Civil en el mar

Las acciones de desestabilización de Marruecos, entre las principales amenazas en la defensa del medio marino

Un oficial propone que la Armada lidere a todas las fuerzas de seguridad en la lucha contra el narcotráfico en el Estrecho

La ‘Salvamar Denébola’ de Salvamento Marítimo, en el Puerto de Algeciras.

Algeciras/Un servicio de Guardacostas en España para unificar la proyección del poder público en el mar. Que permita afrontar retos como la siempre compleja relación con Marruecos o los cada vez mayores riesgos que entraña Rusia para la seguridad global. Y en esencia, que acabe con duplicidades e ineficiencias en tareas como los dispositivos de búsqueda y rescate marítimos, la inspección de las aguas territoriales, el control de las fronteras y aduanas, la lucha contra la contaminación o la prevención y represión del narcotráfico.

Los capitanes de navío Aurelio Fernández Diz y de corbeta Fernando Novoa Sanjurjo (ambos retirados) defienden la creación en España de un cuerpo unificado de Guardacostas (y su correspondiente mando único) como alternativa a la actual gestión de la seguridad marítima civil en un artículo publicado en el último número del Cuaderno de Pensamiento Naval que edita el Ministerio de Defensa.

En Guardacostas: Necesidad esencial para España, ambos marinos preconizan la unificación en el medio plazo de las funciones y personal que actualmente ejercen Salvamento Marítimo, el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) y el Servicio Marítimo de la Guardia Civil (Semar) que se complementarían con la Armada, en su caso, para las labores de seguridad militar y cuestiones relativas a la soberanía.

Fernández Diz y Novoa Sanjurjo plantean la creación del cuerpo de Guardacostas mediante fases coordinadas por un almirante para favorecer la transición de las funciones, personal y dotaciones a la nueva entidad resultante. «Este cuerpo de Guardacostas asumiría las funciones y competencias que ahora tiene la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima, el Servicio Marítimo de la Guardia Civil y el Servicio de Vigilancia Aduanera, de acuerdo con el Plan de Gestión del Cambio aprobado y asumiría la gestión y operación en su caso (a petición de los organismos competentes) de los buques de la Secretaría General de Pesca, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (que incluyen los del Instituto Español de Oceanografía) y los del Instituto Social de la Marina. Asimismo, el Guardacostas sería el organismo que apoye a las administraciones civiles del Estado con competencias en el medio marino, para la gestión y control de estas en la mar», exponen los dos miembros de la Armada.

Un migrante atendido a bordo de la ‘Salvamar Denébola’ de Salvamento Marítimo.

Para los autores del artículo (y la propuesta), un cuerpo de Guardacostas «incrementaría de forma muy significativa la capacidad de la defensa nacional en la mar, tanto en tiempos de paz como en situación de crisis o guerra, al ser muy sencilla y rápida su integración en la Armada, por tener la misma cultura naval, la misma formación, procedimientos operativos y la misma mentalidad». Un escenario radicalmente opuesto al que ofrecen, según su criterio, «la actual amalgama de organismos civiles que actúan en la mar». «En conjunto y con cifras orientativas, podemos decir que suponen 5.000 personas, 45 barcos de más de 100 toneladas, 177 de menos de 100 toneladas, sin contar las embarcaciones semirrígidas, 19 helicópteros y ocho aviones. Teniendo todos estos organismos, excepto el Instituto Social de la Marina, nuevos buques en construcción. A lo que hay que sumar los organismos de gestión, centros de control, redes de comunicaciones, redes de sensores y otras infraestructuras de cada organismo con un coste anual estimado del funcionamiento de todos estos servicios de alrededor de 500 millones de euros», defienden los expertos como otro argumento por la unificación.

Las funciones de los Guardacostas

Los Guardacostas españoles asumirían una veintena de funciones que actualmente se reparten entre los tres cuerpos y organismos oficiales ya citados. Los marinos plantean en primer lugar que dieran respuesta a episodios de guerra híbrida, proxy y zona gris en las aguas del mar territorial y la zona económica exclusiva. La guerra híbrida se caracteriza por la combinación de diferentes tipos de conflicto, incluyendo prácticas convencionales, irregulares y no militares; mientras que la guerra proxy implica la «delegación» de la acción de guerra en un colectivo (como sucede con los ataques de los hutíes de Yemen en el Mar Rojo) sin que haya un enfrentamiento directo entre naciones. Por último, la zona gris es un espacio intermedio entre paz y guerra, donde se llevan a cabo actividades de desestabilización, espionaje y ciberataques sin que se alcance un conflicto armado abierto.

Esta nueva entidad igualmente quedaría encomendada a la protección y seguridad de las estructuras críticas en el lecho marino (cables de comunicaciones y electricidad, oleoductos y gasoductos) y en la superficie (parques eólicos, plataformas off-shore de exploración, explotación y almacenaje de hidrocarburos y minerales).

También se encargaría de las misiones de vigilancia, inteligencia y reconocimiento; misiones de disuasión; apoyo a la Armada; seguridad en la navegación, incluida la gestión del tráfico de buques; seguridad de la vida humana en la mar, protección de buques y vías marítimas así como la represión del terrorismo, contrabando y tráfico de sustancias ilícitas. Funciones que ahora ejercen principalmente el SVA y la Guardia Civil.

Otras encomiendas abarcarían el control de las fronteras marítimas (mar territorial y zona económica exclusiva); el control del tráfico de personas, incluyendo la lucha contra la inmigración irregular; y el control del tráfico de armas que también gestionan actualmente Aduanas y el Instituto Armado.

Los Guardacostas serían los responsables de velar por la protección del medio ambiente y los servicios de búsqueda, salvamento y servicios de asistencia a buques que actualmente presta Salvamento Marítimo; además de las funciones de vigilancia e inspección pesquera y la protección del patrimonio arqueológico subacuático (que tiene el Semar de la Guardia Civil).

Una patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil en labores de rastreo de desaparecidos tras la dana de Valencia.

Los autores del artículo subrayan que un cuerpo de Guardacotas supondría una nueva cota de convergencia con la Unión Europea. «Cuando se cree el Guardacostas Europeo que la Unión Europea lleva intentando habilitar desde 1994, España ya tendría los deberes hechos e integraría su Guardacostas en el europeo con facilidad, dado que será el representante español en las agencias europeas con competencias en la mar: la Agencia Europea de Seguridad Marítima (EMSA), Frontex y la Agencia Europea de Control de la Pesca (EFCA), así como de cualquier otro organismo internacional relacionado con sus misiones», según los marinos.

Las principales amenazas

¿Cuáles son las principales amenazas en el ámbito marítimo para España? Los autores del artículo citan varios ejemplos de acciones por parte de Marruecos que podrían encuadrase en episodios de zona gris (desestabilización). «Son la instalación por Marruecos de una piscifactoría con jaulas flotantes en las proximidades de las islas Chafarinas (en diciembre de 2023), la entrada en Melilla por el espigón fronterizo con Marruecos de varios miles de marroquíes (mayo de 2021), y el cierre de las fronteras entre Marruecos y las ciudades de Ceuta y Melilla para producir la asfixia económica de ambas. A lo que se puede añadir los flujos de migración irregular desde las costas marroquíes, que aumentan y disminuyen según le convenga a los intereses de Marruecos», según Fernández Diz y Novoa Sanjurjo.

Los antiguos integrantes de la Armada consideran que ante la «amenaza híbrida de Marruecos» resulta «crucial» establecer un servicio «para defendernos de posibles acciones, especialmente frente a una oleada verde que podría emular a la Milicia Marítima China. En la zona gris del conflicto, Marruecos podría intensificar reclamaciones territoriales marítimas y recurrir a estrategias híbridas, lo que exigiría enfrentarse a acciones hostiles de buques no estatales, sabotajes contra cables submarinos, terrorismo marítimo o ciberataques que pongan en peligro nuestra seguridad. Ese servicio no existente, se convierte en esencial cuando resulta que, en España, pese al conglomerado de organismos civiles que tiene en la mar ninguno de ellos tiene la capacidad operativa, ni la formación, ni los medios, ni el adiestramiento, ni el mandato, para poder oponerse y actuar ante este tipo de episodios», subrayan los autores, quienes recuerdan el sabotaje al gaseoducto Nordstream como un antecedente no muy alejado en el tiempo.

Fuente:europasur.es