La desaparición de la tripulante de Cangas Mari Carmen Fernández a bordo del oceanográfico del CSIC, hace ahora un año, afloró un pestilente clima de acoso y abusos en la mayor institución científica de España y provocó un cambio en su protocolo. Estas son las diez claves de la investigación y cobertura realizadas por FARO
El buque oceanográfico García del Cid se construyó en Tarragona y no en Vigo por culpa de un pesquero de nombre Peret. El Instituto de Investigaciones Pesqueras, y con un diseño de Ramón Robles Zaragoza, le había echado ya el ojo a Construcciones Navales Paulino Freire para ensamblarlo; había reconstruido en sus gradas con éxito el Cornide de Saavedra tras un incendio. Pero el entonces presidente de la institución, Carles Bas –encargado de supervisar el proyecto–, supo que en Cataluña también se podían hacer barcos de acero de esas dimensiones, y le quedaba más cerca de su oficina, que estaba en Barcelona. Comprobó el buen hacer de Astilleros de Tarragona con el montaje de aquel barco de pesca, de 32 metros de eslora, para unos hermanos armadores de Blanes. Y así fue que el bueno del Peret propició que el García del Cid se hiciera lejos de las Rías Baixas, a donde ha sido virtualmente devuelto 47 años después. Enlutado. Corroído por la rabia. Atado para siempre a la desaparición de una mujer de Cangas, Mari Carmen Fernández, que FARO ha investigado desde el primer día. Un trabajo que afloró denuncias de acoso y agresiones sexuales y una gestión duramente reprobada a cargo del todopoderoso Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
María del Carmen Fernández Vázquez
El CSIC convocó, en agosto de 2018, un proceso selectivo para cubrir tres vacantes en el buque oceanográfico. Se eligió entonces a un contramaestre, de nombre Ángel; al cocinero, llamado Agustín, y una camarera. Era Carmen, nacida en Cangas do Morrazo en 1980, asentada en la vecina localidad de Bueu. Estaba casada y tenía tres hijos. Su plaza fue formalmente asignada el 4 de abril de 2019.
El procedimiento penal contra otro tripulante
De ese mismo 2019, con el número ED 2019/02, es el expediente disciplinario abierto por el CSIC contra otro tripulante del mismo buque a raíz de una demanda por “agresiones sexuales” a bordo. Carmen era la presunta víctima. Fue la propia entidad pública –así lo expone su presidenta, Eloísa del Pino–, tras un aviso del capitán del barco, la que inició el proceso. El caso pasó al Juzgado de Instrucción número 2 de Marín. Pero el 1 de junio del año siguiente los abogados de ambas partes –Carmen tenía una letrada de turno de oficio de violencia de género– firmaron un acuerdo con el que la demanda por agresión sexual sería retirada. “Ambas partes consideran que se ha producido un malentendido […] (el varón) procederá a pedir disculpas por escrito [a Carmen] comprometiéndose a no comunicarse y tratar de evitar todo contacto voluntario]”. Por sentencia de la jueza de Marín Eva Ferreiro, aquel acuerdo devino en firme. El denunciado no dejó de trabajar a bordo del García del Cid.
La baja psicológica
No sucedió lo mismo con Carmen, que recibió la baja médica por graves problemas psicológicos derivados de aquel proceso. Fue tratada con medicación, con severos ataques de angustia y síntomas de estrés postraumático. En el verano de 2022 se sometió a un examen psicotécnico, que la consideró apta para volver a trabajar. No para volver al buque; no para regresar al García del Cid, donde continuaba en plantilla el varón al que había denunciado.
Es en julio del año pasado, mismo mes en el que –siempre según el CSIC– la institución toma la decisión de que desguazará el buque de investigación, cuando Carmen vuelve a ser llamada para volver a bordo. Esta vez sí superó las pruebas médicas, pero pidió al Consejo Superior “medidas para no coincidir con esa persona”,como desveló este periódico. “No contestaron”, ha indicado su abogado, Diego Leis. También pidió un cambio de destino y, esta vez, desde el CSIC “le dijeron que no existía esa posibilidad”. Y esto, como también demostró FARO, es falso. La entidad pública llegó a asegurar, por escrito y al Senado, que el convenio colectivo del García del Cid no permitía la movilidad de personal. Pero el artículo 4.1 de ese acuerdo, publicado por el Butlletí Oficial de la Província de Barcelona el 14 de junio de 2010 –tenía vigencia de dos años, no fue renovado después–, es claro: “La organización del trabajo es facultad exclusiva del CSIC, sin perjuicio de los derechos y facultades de audiencia, consulta, información y negociación”. El traslado también estaba recogido en el Protocolo de prevención e intervención frente al acoso sexual y por razón de sexo en el CSIC, del año 2020.
Para garantizar la protección de las personas implicadas en este proceso, y previa audiencia a las mismas, la Comisión frente al acoso sexual podrá proponer motivadamente la posible movilidad de las personas afectadas, y cuantas otras medidas cautelares estime adecuadas”, dice textualmente. No se adoptó ninguna. Carmentuvo que asistir a un curso de formación sobre acoso sexual antes de subirse al oceanográfico.
La desaparición
Carmen ya estaba en Barcelona el día 3 de septiembre; al día siguiente el buque partía para una campaña de hasta tres semanas en el Mediterráneo. En el despacho del buque figuraba el varón denunciado, quien finalmente no embarcó. Nadie ha explicado por qué. Según el capitán, y en su declaración ante la Guardia Civil, había sufrido una “indisposición”. Pero coincidió con la camarera “en algún momento entre el día 3 y el día 4”, de acuerdo a su abogado. Carmen era la única mujer a bordo. “Tenía miedo a recaer” si volvía al García del Cid y, singularmente, si se topaba con él. Y así pasó. En una libreta, casi a modo de diario, relató su “angustia”, incluso por el supuesto mal ambiente para con ella. Sus cuatro paredes eran un armazón de hierro, en el medio del mar, de solo 37,2 metros de eslora. Entre las 23.45 horas del sábado 9 de septiembre y las 7.45 horas del domingo día 10, Carmen desapareció del barco. La Guardia Civil trabajó desde el inicio con tres hipótesis: suicidio, caída accidental y homicidio. En aquel cuaderno dejó escrito, al final: “Nadie hace nada […] Si no me encontráis, me tiré por la borda. Os quiero”. FARO fue el primer medio, en su edición del día 13, en divulgar que la mujer había denunciado por una agresión sexual a otro tripulante. El CSIC guardó silencio entonces ante las reiteradas consultas formuladas por este periódico.
La investigación
El García del Cid, con 16 personas a bordo, participó durante horas en las labores de búsqueda frente a las costas de Gandía. Fue localizado a los dos días un cadáver en las costas de Valencia, pero no era Carmen. Al llegar el oceanográfico del CSIC a puerto, fue la Guardia Civil la que se hizo cargo de las pesquisas. Tomó declaración a solo cuatro de los tripulantes, como ha denunciado la familia, y no se tomó ninguna declaración en sede judicial, con la presencia de abogados. La institución que preside Del Pino asegura que ofreció ayuda psicológica al marido de Carmen, desplazado a la ciudad levantina; él lo ha negado.
No habría servido de nada perdir al CSIC las grabaciones de esa noche: no las hay
El 13 de noviembre la titular del juzgado de Instrucción número 3 de Gandía, Amparo Tur Escrivá, decretó el sobreseimiento del caso “por no aparecer debidamente justificada la perpetración del delito que ha dado motivo a la formación de la causa”. La Audiencia Provincial hizo lo propio cuatro meses después. La familia reprobó que el juzgado no hubiese solicitado el visionado de las cámaras de cubierta. Aunque lo hubiese hecho, como ha podido confirmar ahora FARO, no habría servido de nada: no hay grabaciones de esa noche.
Auto de sobreseimiento de la causa tras la desaparición
A desguace.
El 25 de abril el García del Cid llegó al puerto de El Musel, en Gijón. No a un astillero cualquiera: DDR Vessels está especializado en desguaces y es una referencia europea en estos trabajos. Al tratarse de un buque de una institución pública, el achatarramiento debe ejecutarse tras un proceso de licitación pública. No existía entonces ese concurso y tampoco existe ahora. Oficial y formalmente, no hay ninguna razón que justifique por qué el oceanográfico está amarrado en un muelle asturiano, por el que ha de pagar una cuota. Teniendo en cuenta, además, que el García del Cid tenía pagados, para todo este año en curso, los servicios de suministro de lubricantes y víveres. Este último es un contrato (para 2023 y 2024) que incluía 66 kilos de aguacate fresco, 250 kilos de plátanos, 250 lechugas iceberg, 150 kilos de chipirones congelados, 5.880 botellas de agua mineral de litro y medio o 3.500 cervezas sin alcohol. Más aún: el 12 de abril, solo quince días antes de la llegada del buque al astillero de desguaces, el Gobierno renueva su seguro –junto con el de los barcos Ramón Margalef y Ángeles Alvariño– por un año más: pagará 424.303 euros más IVA. A preguntas de FARO, fuentes oficiales de la institución aseguran que decidieron desguazar el barco en julio de 2023. De modo que tanto la desaparición de la tripulante y, al menos, la renovación del contrato público para tener el buque asegurado fueron posteriores. El pasado 2 de julio, con el buque todavía en el limbo en el que sigue hoy, el CSIC anuncia el despido de toda la tripulación. Es la primera vez que se presenta un ERE para personal laboral fijo en la Administración General del Estado.
El concurso con el que el CSIC contrató comida para el buque para todo 2024
Renovación del seguro para tres oceanográficos del CSIC, entre ellos el “García del Cid”, por un año; se firmó solo dos semanas antes de que la embarcación llegara al astillero especializado en desguaces.
#Metoo CSIC
El caso de Carmen aviva un clamor soterrado en redes sociales, donde mujeres embarcadas llevaban meses denunciando situaciones de acoso utilizando este hashtag. Este diario toma ese grito y empieza a dar voz a otras tripulantes del CSIC. “Tienes que ir donde la bióloga, que está durmiendo y no se entera”. “Esa va salida como una perra, chillando por todos lados. Lo que necesita es un buen pollazo”. “Tápate más, que vaya tetas tienes”. “Cómo coño se hace para ligar con vosotras ahora, si no se os puede hacer nada”. “Si va provocando, con esos pantalones se le marca todo”. Son algunos de los testimonios recabados y publicados.
Al Congreso
En primavera de este 2024, diputada de ERC Pilar Valluguera se convierte en el altavoz del clamor en el Congreso, donde también había formulado preguntas sobre los casos de acoso en el CSIC el nacionalista Néstor Rego. “Reconocemos errores, pero con una clara convicción para trabajar frente a estas conductas. Las mujeres han de saber que no están solas ante el acoso”, exhorta la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant. El Ejecutivo siempre ha apuntado que actuó “de la forma más diligente” con el caso de Carmen. De nada sirvieron sus explicaciones y su defensa del protocolo de 2020: la Mesa del Congreso en pleno, a excepción de Vox, le forzó a mudarlo al completo, incluyendo medidas específicas para las trabajadoras de a bordo.
Sin noticias
Este nuevo protocolo, que tiene fecha del 29 de abril, incluye la figura del Comisionado para Promover un Entorno Laboral Sano y Seguro (COMSE), dependiente de la propia Eloísa del Pino. A día de hoy, y como constatan fuentes de CC OO, no se ha nombrado a nadie todavía. Tampoco las hay de una eventual reapertura de la investigación interna (administrativa) sobre la desaparición de Carmen, aunque desde el CSIC, con fecha del 3 de abril, sí indicaron a FARO que evaluaban esta opción. La mujer es aún hoy una persona desaparecida.
Fuente:farodevigo.es
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