El submarino se hundió en 1917. La tecnología de sonar multihaz y las cámaras de alta resolución han permitido encontrarlo y ‘reconstruirlo’ en tres dimensiones.

Una imagen del robot recorriendo la cubierta del submarino (Woods Hole Oceanographic Institution.

El hallazgo del submarino USS F-1, desaparecido hace más de un siglo, ha sido posible gracias a una expedición liderada por la Woods Hole Oceanographic Institution, que ha empleado tecnología de vanguardia para explorar los restos localizados frente a las costas de California.

Durante una operación técnica entre febrero y marzo, los equipos científicos descendieron hasta los 400 metros de profundidad para documentar por primera vez el naufragio. La misión, concebida inicialmente como un ejercicio de entrenamiento, permitió generar imágenes inéditas del pecio, utilizando los vehículos especializados Alvin y Sentry, ambos pertenecientes a la flota del National Deep Submergence Facility.

Una de las pocas imágenes que se conservan del USS F-1.

El trabajo fue financiado por la Fundación Nacional de Ciencia y contó con el respaldo de la Oficina de Investigación Naval y otras entidades oceanográficas. Los sistemas de sonar multihaz, cámaras de alta resolución y técnicas de fotogrametría permitieron crear modelos tridimensionales del submarino, cuyo casco se encuentra sorprendentemente intacto tras más de 100 años bajo el mar.

Además del valor arqueológico, la expedición rindió tributo a los 19 marineros que perdieron la vida el 17 de diciembre de 1917. Sobre el punto del naufragio, se celebró una ceremonia a bordo del buque Atlantis, en la que se leyeron sus nombres y se hicieron sonar 19 campanadas como recuerdo simbólico.

Innovación al servicio de la historia

El arqueólogo subacuático Brad Krueger, perteneciente al Naval History and Heritage Command, realizó su primera inmersión en un pecio histórico. “Fue una experiencia emocionante y profundamente respetuosa”, declaró tras el descenso en el sumergible Alvin, donde pudo observar de cerca la estructura del submarino.

Las imágenes obtenidas por los vehículos de la misión permitieron detectar no solo el estado estructural del F-1, sino también documentar los organismos que lo han colonizado. Esta información es crucial para entender la evolución de los ecosistemas sobre pecios históricos en aguas profundas.

Reconstrucción 3D del USS F-1.

“Aunque los 400 metros de profundidad no suponen un desafío extremo para nuestros equipos, cada inmersión requería preparación meticulosa y un enfoque prudente”, explicó Anna Michel, jefa científica de la expedición. Los resultados, según añadió, se compartirán con la comunidad científica internacional como parte del archivo histórico del National Deep Submergence Facility.

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