El Gobierno deja en manos de Rusia la investigación sobre las causas de la explosión que llevó al fondo del mar el carguero de transportes militares ‘Ursa Major.

Imágenes de los rescatadores llegando al bote salvavidas, asegurado al costado del ‘Oslo Carrier 3’.

Las autoridades marítimas españolas han dado carpetazo al caso del ‘Ursa Major’, el carguero que naufragó el pasado lunes en aguas internacionales del Mediterráneo, a 62 millas de Cartagena. En ese suceso desaparecieron dos de los dieciséis tripulantes del buque, que forma parte de una flota paralela de las fuerzas armadas rusas dedicada al transporte de material y otras misiones logísticas. Tras realizar la petición formal, en virtud del artículo 97 de la Convención de las Nacionales sobre el Derecho del Mar, que establece la jurisdicción penal en caso de un incidente de navegación, será el Gobierno de Putin el encargado de realizar en exclusiva las investigaciones del suceso que tanto las propias autoridades de Moscú como la empresa armadora consideran un «acto terrorista».

El Gobierno español atribuyó el hundimiento a una explosión en la sala de máquinas del carguero, de 142,4 metros de eslora. Así lo indicaron los catorce náufragos al personal de Salvamento Marítimo que los rescató en la lancha ‘Salvamar Draco’. Pero, posteriormente, con España ya apartada del caso, las autoridades rusas y la naviera Oboronlogistika hablaron de tres explosiones seguidas en la banda de estribor hacia popa del barco que causaron un boquete en el casco de «50 por 50 centímetros». La nave sufrió una vía de agua y terminó hundida diez horas después de comunicar por radio su accidente en una zona con profundidades cercanas a los 2.500 metros, según fuentes del caso.

Moscú abre otro frente al acusar sin pruebas a un mercante noruego de negarse a rescatar a los catorce náufragos

Distintos periódicos rusos que citan a expertos y mandos militares jubilados atribuyen las explosiones a artefactos colocados en el barco antes de zarpar el 11 de diciembre desde San Petersburgo, en el noroeste de Rusia, hacia Vladivostok, en el extremo oriental del país. Según esas fuentes, podrían haber sido activados desde la costa española o vía satélite. Transportaba dos grandes grúas portuarias de 380 toneladas cada una, así como planchas para un rompehielos en construcción. También unos 150 contenedores como lastre. Sin ningún tipo de pruebas, esos expertos achacaron lo ocurrido a intereses de países occidentales por frenar las aspiraciones rusas de dominar la navegación por el Ártico y la presencia de su flota en el Mediterráneo, donde proliferan los barcos de la OTAN.

Bote salvavidas

En ese interés por describir un escenario internacional en el que predomina la rusofobia, el expresidente y estrecho aliado de Putin Dmitri Medvedev acusó este viernes al mercante ‘Oslo Carrier 3’, que acudió en auxilio del ‘Ursa Major’, de negarse a subir a bordo a los catorce náufragos que escaparon en un bote salvavidas. Sin embargo, la empresa noruega propietaria de ese barco negó dicho extremo y explicó que el centro de Salvamento Marítimo de Cartagena, que coordinó el rescate, ordenó al capitán que asegurara la balsa a un costado y esperara la rápida llegada de la ‘Salvamar Draco’ para evitar que los náufragos pudieran caer al mar si trepaban por la borda. Aportó pruebas fotográficas de ello. Esa versión fue confirmada por las autoridades marítimas españolas.

Fuente:laverdad.es