- Teherán activó el sistema AIS de sus buques petroleros siete años después
- No se sabe por qué el régimen mostró la semana pasada dónde lleva su crudo
- Las sanciones occidentales le han hecho tirar de flota fantasma estos años

8:23 – 20/10/2025
El mundo es un lugar cada día más extraño y las grandes decisiones a veces cogen a contrapié a quienes tratan de entenderlas. Es lo que ha ocurrido con la medida tomada hace unos días por Irán: activar repentinamente los sistemas de navegación de sus barcos petroleros para que prácticamente cualquiera pueda ver cuánto petróleo llevan y a dónde. Este giro de 180 grados en la estrategia de Teherán se produce pocos meses después de que el régimen pactara un alto el fuego con Israel auspiciado por EEUU tras una serie de ataques continuos que hicieron contener la respiración a todo el planeta. Aunque durante el fin de semana trascendió que muchas de las embarcaciones volvieron a apagar sus sistemas, este ‘fogonazo’ ha dejado a medio mundo descolocado.
El contexto es primordial. Irán es un estado paria ‘modélico’, en la medida en la que se ha visto castigado con numerosas sanciones impuestas por EEUU y sus socios occidentales. El régimen de Teherán ha sido uno de los grandes enemigos íntimos de Washington desde hace décadas y eso se refleja en su actividad petrolera. Importante exportador de ‘oro negro’ a escala mundial -se le suele ubicar en el ‘top 10’ de países exportadores-, la maraña de sanciones ha hecho que Irán se haya movido entre las sombras para llevar su petróleo a los países aliados.
Para fomentar la intriga, las cifras muestran que algo ‘grande’ se ha estado cociendo. Las últimas estadísticas ya indicaban que las exportaciones petroleras de Irán habían alcanzado casi los dos millones de barriles diarios, pero ahora el departamento de inteligencia del Departamento de Energía de EEUU ha reconocido que la producción petrolera también ha alcanzado una cifra relativamente elevada si se compara con las más recientes. Las últimas cifras de la Administración de Información Energética de EEUU (EIA por sus siglas en inglés) muestran que la producción petrolera de Irán ascendió a 3,45 millones de barriles diarios en septiembre. Esta cifra supera en 50.000 barriles la producción de enero, cuando Trump asumió el cargo.
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En abril de este año, el secretario de Energía de EEUU, Chris Wright, declaró que «podían detener las exportaciones de petróleo de Irán». Sin embargo, hace una semana, Tanker Trackers reveló que las exportaciones de petróleo de Irán en septiembre de 2025 alcanzaron casi los dos millones de barriles diarios, una cifra registrada anteriormente solo durante la vigencia del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC). El informe de la agencia estadounidense muestra que, en agosto, Irán produjo 3,2 millones de barriles diarios, lo que significa que la producción de septiembre fue 250.000 barriles mayor.
Aunque en los últimos años la fama mediática ha recaído sobre la flota en la sombra o flota fantasma rusa -Moscú ha comerciado con su petróleo por todo el mundo con viejos buques sin seguro para esquivar las sanciones occidentales-, Teherán tiene la suya y en los últimos años ha operado apagando sus sistemas de posicionamiento para ser ‘invisible’ a la hora de transportar su crudo, especialmente en dirección a China.
Durante años, el petróleo iraní ha fluido hacia China donde era refinado en lugares ‘semi-clandestinos’ para ser vendido después de forma de combustible por todo el mundo. Las compras de petróleo iraní han seguido siendo intensas, generando importantes beneficios para las ‘teteras chinas’ (teapots), unas refinerías de pequeño tamaño que son las que se encargan de comprar y refinar el crudo de Irán. Este crudo llegaba a China de forma ‘oculta’ en buques que llevaban apagados estos sistemas de identificación, que a veces portaban banderas de países africanos o paraísos fiscales y que intentaban pasar desapercibidos. China ha estado comprando bajo este método cientos de miles de barriles de crudo con descuento iraní durante años. Pero algo esta cambiando en este modo de operada.
Por algún motivo, esa oscuridad se alumbró de repente la semana pasada. Casi dos tercios de la flota de la Compañía Nacional Iraní de Petroleros (NITC) comenzaron transmitir datos precisos del Sistema de Identificación Automática (AIS) por primera vez desde 2018. Según Tanker Trackers, entre 20 y 25 de los 39 petroleros con bandera de la NITC se hicieron visibles a través del AIS, un sistema utilizado en todo el mundo para rastrear la ubicación y los movimientos de los buques. El cambio fue detectado por primera vez el pasado lunes por la empresa de seguimiento de buques. Este fin de semana ya eran visibles solo 11 de los 62 contabilizados.
¿Miedo a las sanciones de repente?
El ‘flashazo’ repentino con estos buques se produce tras más de siete años de manipulación deliberada del AIS, con la intención clara de ocultar unas exportaciones de petróleo estimadas entre uno y dos millones de barriles al día. Históricamente, la flota de la NITC prefería desactivar los transpondedores AIS en lugar de falsificar los datos de ubicación, lo que hace que la reciente transparencia sea inusual. Ahora, como glosa el equipo de analistas de materias primas de Bank of America (BofA) encabezado por Francisco Blanch, Irán «muestra al mundo hacia dónde se dirige su petróleo».
Samir Madani, cofundador de Tanker Trackers, ha constatado en unas declaraciones al medio especializado Splash que es raro que la flota iraní transmita datos AIS precisos, especialmente después de tantos años de manipulación constante. El experto indica que este cambio no parece estar relacionado con ciberataques, señalando el comportamiento anterior de la flota de apagar o falsificar las señales AIS.
Homayoun Falakshahi, analista senior de la empresa de análisis de materias primas Kpler, ha señalado al medio Iran International que la decisión podría estar relacionada con el regreso de las sanciones de la ONU, ya sea como medida disuasoria contra las incautaciones o como intento de legitimar la actividad marítima de Irán. Según profundiza el analista, la teoría de la disuasión implica que Teherán está indicando que cualquier incautación podría provocar represalias; la teoría de la legitimidad sugiere que quiere demostrar que sus petroleros transportan petróleo, y no armas o material nuclear.
Otra explicación es que Teherán haya decidido optar por la cautela al observar un mayor celo en Occidente. Miad Maleki, ex funcionario del Tesoro de Estados Unidos y actual asesor de la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD), ofrece su argumento: «Según las normas de la Organización Marítima Internacional (OMI) de las Naciones Unidas, la suplantación y manipulación del AIS son violaciones que pueden tener graves consecuencias si se aplican. Irán puede percibir que es probable que la ONU adopte medidas más enérgicas contra las violaciones de estos requisitos de la OMI», señala a Iran International. Lo cierto es que las renovadas sanciones de la ONU otorgan a otros países bases legales más sólidas para inspeccionar o incautar barcos iraníes, especialmente aquellos que no tienen seguro.
Desde círculos de Teherán se apunta a una hipótesis similar. Hamzeh Safavi, analista político e hijo de Yahya Rahim Safavi, asesor del líder supremo iraní, Ali Khamenei, dijo la semana pasada que Washington advirtió que los barcos que desactiven su AIS podrían enfrentar sanciones. Como resultado, afirmó, los puertos y aseguradores chinos ahora insisten en que los buques mantengan activados sus sistemas de seguimiento.
¿Una cuestión de costes?
Sin embargo, matizan desde Kpler, las sanciones se suelen enfocar en la participación en el transporte o la venta de petróleo o productos petroquímicos iraníes, no en el comportamiento de un buque cisterna. Esto da pie a otras explicaciones como una simple cuestión de caja. Otra posible razón del cambio de rumbo de Teherán es el elevado coste de la evasión de sanciones. La empresa de seguimiento de carga Vortexa estima que alrededor del 82% de los cargamentos de petróleo iraní se transfieren (ship to ship) al menos dos veces antes de llegar a su destino, y que ahora tardan un promedio de 10 semanas en llegar a China, en lugar de las 3 semanas habituales.
La tarifa diaria de flete de un gran buque de crudo (uno de tamaño VLCC, que puede transportar alrededor de dos millones de barriles) ronda los 100.000 dólares, mientras que los buques de la flota fantasma cobran varias veces más. Los viajes prolongados pueden reducir hasta el 15% del valor de un cargamento, según Vortexa, puesto que se va recortando el margen a cada barril de petróleo vendido. Falakshahi asegura que Teherán ha aumentado recientemente sus descuentos en el petróleo a las refinerías chinas en aproximadamente un 30%.
El crudo iraní se vende ahora a China a un precio entre 8 y 10 dólares por barril inferior al de las calidades comparables de Oriente Medio, mientras que Teherán asume costes adicionales por el cambio de marca, la falsificación de documentos y los intermediarios para ocultar el origen.Teherán podría haber llegado a la conclusión de que las elaboradas tácticas de evasión de sanciones están erosionando demasiado sus ingresos petroleros y prefiere jugársela y sacar más por cada barril.
También es posible que las autoridades iraníes ahora crean que China seguirá comprando petróleo iraní de forma clara y sin esconderse (puesto que las relaciones con EEUU están casi rotas), lo que les permitirá entregar los cargamentos de forma más abierta. Por ahora, sin embargo, todas las explicaciones siguen siendo conjeturas. La verdadera prueba llegará en los próximos días y semanas, si las transmisiones vuelven y se demuestra que lo ocurrido no fue un hecho aislado.
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