El pesquero se fue a pique en abril de 2017 tras chocar contra una batea en la ría de Pontevedra.

El Nuevo Marcos, tras ser reflotado.

Ocho años después del trágico naufragio de abri de 2017 del pesquero Nuevo Marcos en la ría de Pontevedra, en el que fallecieron tres tripulantes al colisionar contra una batea, las familias de las víctimas recibirán una indemnización. Así lo ha determinado el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), que ha revocado una sentencia anterior del Juzgado de lo Social número 1 de Pontevedra, que establece el abono de unos 523.000 euros a las familias de dos de los fallecidos, Florentino Carballa y Jesús Ligero, y a uno de los supervivientes.

Después de que los afectados recurrieran la sentencia inicial de Pontevedra, La resolución del TSXG, fechada el 31 de enero pasado, determina que «en el caso concreto que nos ocupa, y a la vista del relato de hechos declarados probados, no consta que los empresarios demandados hubieran cumplido con la deuda de seguridad, principalmente, con los deberes de formación e información para con sus trabajadores, y a los que estaban expresamente obligados conforme a la normativa expuestaen ell fundamento de derecho anterior».

Añade que «esta ausencia de formación e información explica lo que sucedió tras colisionar la embarcación con la batea y las erradas decisiones adoptadas por la tripulación, que se podrían haber evitado o minimizado de haber recibido los trabajadores una correcta instrucción».

Investigación oficial

También hace referencia a la investigación oficial de julio de 2019, al señalar que «en particular, tal y como refleja el hecho probado tercero de la sentencia, con base en el informe sobre el accidente, evacuado por la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (CIAIM), la tripulación no se detuvo a inspeccionar los daños y la embarcación continuó marcha avante a la velocidada la que iban navegando; tampoco se tomó medida de protección alguna que permitiera a la tripulación ponerse a salvo de manera efectiva; y la tripulación no fue consciente de la gravedad de la situación como lo muestran los hechos de que no se ordenara abandono, ni preparar la balsa salvavidas, ni colocarse los chalecos salvavidas, ni tan siquiera avisara las embarcaciones de la zona o a Salvamento Marítimo del suceso».

Indica además que «como corolario a lo anterior, siendo además el factor más importante, el orden de prioridades de la tripulación no estaba suficientemente asentado en cuanto a hacer prevalecer la seguridad de la tripulación y el buque por encima del resto de consideraciones. Es decir, su conciencia de seguridad no era la adecuada».

Por ello, «procede estimar el motivo de censura jurídica opuesto por el recurrente, y al no haber acreditado los empresarios demandados el cumplimiento de su deber de formar e informar a los tripulantes dela embarcación hundida, siendo esta la causa natural y eficiente del fallecimiento y lesiones de los trabajadores demandantes, deberán responden por los daños y perjuicios causados».

Los herederos de fallecidos

La mayor parte de las indemnizaciones corresponden a los herederos de dos de los fallecidos, y se añaden 13.084 euros para uno de los supervivientes «por las lesiones temporales», mientras que para otro de los que salvó su vida «no podemos establecer ninguna relación causal entre esta baja médica y el siniestro (la incapacidad temporal es muy posterior, se desconoce el tiempo en que estuvo de baja y el tipo de contingencia). Por lo tanto, no procede fijar indemnización para este trabajador y por este concepto, al no quedar acreditado que hubiera sufrido lesiones como consecuencia del accidente».

La sentencia recuerda que «esa noche ( la del 25 al 26 de abril de 2017) recorrieron la costa norte de la ría de Pontevedra y la costa oeste de la isla de Ons en busca de algún banco de peces. No llegaron a largar las redes debido al mal tiempo en esta zona. Sobre la 1.00 horas se dirigieron al puerto de Marín para descansar un par de horas antes de salir a faenar de nuevo. A las 2.00 horas atracaron en el muelle de la lonja del puerto de Marín. Dos de los tripulantes se quedaron a bordo durmiendo, mientras los otros tres, el patrón, el segundo patrón y un marinero, salieron a tomar un tentempié a un local del puerto que se encontraba abierto a esas horas».

Frente al puerto de Combarro

Añade que «a las 3.45 horas, y ya de regreso a bordo, arrancaron el motor y abandonaron el muelle de la lonja de Marín donde habían estado atracados. Existe incertidumbre acerca de si la intención del patrón era faenar cerca del polígono de bateas, o poner rumbo a Combarro, finalizando la jornada de pesca. En cualquiera de los dos casos el rumbo que debían hacer saliendo desde Marín era sustancialmente el mismo. En noche oscura, con luna nueva, con condiciones marítimas y meteorológicas de viento fuerza 3 (7 a 10 nudos) del NE, de marea casi en la pleamar, y marejadilla en la zona del hundimiento, sobre las 4.00 horas del día 2 el barco pesquero Nuevo Marcos con cinco tripulantes, colisionó con una batea del Polígono de Bateas Portonovo D. La embarcación colisionó con su amura de babor a unos 74 centímetros a babor de la roda, lo que provocó la rotura y desclavamiento de las tablas de las tracas superiores y desplazamiento de la cubierta, así como la rotura de varios barraganetes, en concreto uno a estribor y cuatro a babor de la roda. Tras la colisión se continuó la navegación hacia el puerto de Combarro y la velocidad de la embarcación no se redujo en ningún momento, continuando a una velocidad de unos ocho nudos avante».

Apunta que «solo en el último instante, el tripulante al cargo de la embarcación dio atrás toda. La embarcación comenzó a inundarse por el pañol de proa y rápidamente se extendió a toda la embarcación ya que no tenía un compartimentado estanco. Como consecuencia de la entrada cada vez mayor de agua, el francobordo a la abertura del casco disminuía aumentando el caudal de inundación y las superficies libres, con lo que la embarcación fue rápida y progresivamente aproando y escorando a babor quedando quilla al sol y hundiéndose a continuación. El hundimiento se produjo a unos 380 metros del punto de colisión en dirección a Combarro, apenas dos minutos después del choque. En ese momento los cinco tripulantes saltaron al mar, uno de ellos consigue dar un aro salvavidas, de los dos que habían caído del barco, a su padre, el otro no lo consigue coger el patrón, compartiendo finalmente el patrón y otro tripulante dicho aro, y uno decide ir nadando a Combarro, puerto más cercano, para pedir ayuda, donde llegado a la costa finalmente consigue pedir auxilio».

Fuente:farodevigo.es