El foro celebrado ayer en la Autoridad Portuaria y organizado por El Ideal Gallego sirvió para conmemorar el quinto centenario de la expedición de Loaysa.

Ventureira, Gorrochategui, Juega y Mazón, durante el turno de preguntas del foro organizado por El Ideal Gallego.


Como si de un verdadero viaje a las Molucas se tratase, casi un centenar de coruñeses se dieron cita ayer en la Autoridad Portuaria de A Coruña para celebrar “una hazaña histórica” con la ciudad como punto de partida, y por qué no decirlo, como principal protagonista. Se trata de la expedición de Loaysa, o lo que es lo mismo, la segunda circunnavegación a la Tierra. Y es que, con motivo del quinto centenario de su salida, allá por un 24 de julio de 1525 en el puerto coruñés, El Ideal Gallego organizó el foro ‘El puerto de A Coruña y la expedición de Loaysa: 500 años después’, que sirvió para recordar, celebrar y, sobre todo, dar valor a una gesta que puso el nombre de la urbe herculina como capital del comercio internacional durante varios siglos.


Para celebrar el evento, hacía falta un anfitrión. Como no podía ser de otra forma, fue el mismo puerto coruñés que hace 500 años era testigo de la salida de la expedición el que, cinco centurias después –pero esta vez en su salón de actos– volvió a ser testigo, pero de su recuerdo. El encargado de abrir el acto fue el presidente de la Autoridad Portuaria, Martín Fernández Prado, quien agradeció la presencia de los asistentes al acto –que registró aforo completo–, y enfatizó la importancia de que el puerto “de todos los coruñeses” tiene que conocerse, y su historia portuaria aún más.

Además, recordó que, bajo el lema ‘Abierto a todo el mundo’, “estamos haciendo una serie de actividades para dar a conocer la historia del puerto y los grandes hitos de la nevagación universal que tienen que ver con la ciudad”. Uno de esos hitos a los que seguro Fernández Prado se refería es la expedición de Loaysa. “Hoy sería una gran gesta dar la vuelta al mundo, no me quiero ni imaginar lo difícil que sería en aquella época”, apuntó el presidente de la Autoridad Portuaria de A Coruña.

Para poder ahondar en esa brillante historia, el acto contó con la presencia de tres de las mentes más expertas en esta materia: Santiago Juega Puig, Tomás Mazón Serrano y Luis Gorrochategui Santos. Pero antes, una pequeña introducción a cargo del moderador del evento, el director de El Ideal Gallego, Rubén Ventureira.


Ventureira agradeció las nuevas iniciativas del Puerto de abrir las puertas del recinto marítimo a la ciudadanía, y de dar a conocer la historia de la entidad coruñesa a través de los cuadernos históricos o del programa de visitas guiadas. De esta forma, le surgió una pregunta al director de El Ideal Gallego: “¿Qué pensaría Loaysa si apareciese en esta sala 500 años después?”, preguntó Ventureira.


Solamente un viaje en el tiempo de forma casi instantánea podría explicar que el mismísimo García Jofre de Loaysa se plantase tras esa pregunta en el salón de actos de la Autoridad Portuaria, aunque a decir verdad, su gran parecido con cierto actor y guía turístico coruñés –Suso Martínez– dejó la duda en varios espectadores sobre si se trataba de una realidad o tal vez de un ‘Entroido’ atrasado.

Santiago Juega: “Solo regresaron doce marinos” 

Para iniciar las ponencias tomó la palabra el profesor y escritor Santiago Juega Puig, una de las voces autorizadas a la hora de hablar sobre expediciones oceánicas y, por supuesto, sobre la importancia del puerto de A Coruña en estos hitos.

“En 1519 sale de Sevilla la expedición de Magallanes –primera circunnavegación a la Tierra– y después de hacer escala en Tenerife, no se vuelve a saber nada de esta expedición durante años. En Galicia hicimos cosas importantes en esa ‘nada’”. Una de ellas ocurrió un año después, en 1520. “El arzobispo de Santiago convoca en Melide una asamblea. A ella acuden las familias nobiliarias más importantes de Galicia, altos cargos ecesiásticos y regidores de grandes ciudades. Allí redactan un memorial y solicitan varias cosas a Carlos I. Entre ellas, que se instale en A Coruña una Casa de la Contratación de la Especiería, cuando no se sabía aún nada de Elcano ni de cómo iba la expedición. No lo solicitó A Coruña, sino todos los representantes de Galicia”, incidió.

“El 6 de septiembre de 1522 aparece Elcano en Sanlúcar de Barrameda y en la Nochebuena de ese mismo año se le conceden la casa a A Coruña. ¿Por qué se le concede? Por varias razones: por el puerto, ubicado cerca de los mercados europeos del norte (compradores de especias) y, sobre todo, por ser una ciudad de realengo, no de la iglesia ni de señores feudales. Dependía del rey”, sentenció Santiago Juega.

Dos años y medio más tarde parte desde la ciudad la expedición comandada por Loaysa, que, aunque no triunfó comercialmente hablando, “se convirtió en toda una hazaña histórica”. “Iban 450 hombres frente a los 230 de Magallanes, casi el doble. Siete naves frente a las cinco de Magallanes. Era una expedición muy potente para su época. Elcano llevaba a un ayudante, Andrés de Urdaneta, que partió con 17 años y volvió con 28. Es la clave de todo. Un genio siempre reconoce a otro genio. Elcano reconoció a Urbaneta y sus capacidades. También llama la atención que de los que volvieron con Elcano se reengancharon cuatro en esta expedición. De estos cuatro, regresaron dos. A las Molucas solo llegó una nave, y de regreso a España, tan solo doce marinos”, concluyó Juega.

Tomás Mazón: “Este viaje es absolutamente épico”

Para continuar las ponencias el alicantino afincado en  Villanueva de la Serena, Badajoz, y especialista en circunnavegaciones oceánicas Tomás Mazón Serrano tómo la palabra. El experto  explicó que se trata de “un viaje absolutamente épico” por varios motivos. Primero, porque viene a ser la continuación de la primera vuelta al mundo, con Elcano como uno de los protagonistas que, a pesar de lo que supone dar la vuelta al mundo, se quedaría con ganas de más. “Elcano regresa de la primera vuelta al mundo y pide unirse como capitán a la siguiente expedición. Cuesta 500 años después ponerse en la mentalidad de aquella gente”, expresó. De hecho, “Elcano es el probable autor de un escrito que le contaba al rey las ventajas de La Coruña para albergar una casa de la contratación para manejar la especiería. Es Elcano quien explica por qué debe ser en A Coruña y no en Sevilla. Era el mejor de los puertos de Carlos I”, dijo Mazón.

No obstante, en su ponencia también hizo hincapié en otros protagonistas de esta hazaña. Por un lado, la persona cuyo nombre titula la expedición: García Jofre de Loaysa. “Sus grandes conocimientos del mar, de la guerra y de la diplomacia hacían a García Jofre de Loaysa la persona indicada para ocupar el puesto de capitán general de la expedición que partiría desde La Coruña en 1525”.

Otro protagonista fue el joven ayudante de Elcano, Andrés de Urdaneta, quien regresó a España con su niña pequeña, “indígena en el Moluco pero que se la quiso traer a España”. Años después Urdaneta se haría fraile.
 Luis Gorrochategui: “La historia supera a la ficción”

Para finalizar el evento, fue el turno del historiador y escritor coruñés Luis Gorrochategui, un gran experto en esta expedición y, más concretamente, en una de sus naves: la carabela ‘San Lesmes’, un naufragio en el que, como él mismo dice, “la historia supera con creces a la ficción”.

“Aquellas naves que salen el 24 de julio se separan después de un gran temporal. La carabela ‘San Lesmes’ fue una de ellas y se perdió para siempre”, explicó. Sin embargo, “ya se había ganado un puesto en la navegación oceánica tras descubrir que más abajo del estrecho de Magallanes está el fin de la Tierra”. A partir de ahí la carabela se pierde para siempre. “No es hasta 1777 cuando otros europeos consiguen llegar a la Polinesia y, en sus narraciones, todas coinciden en lo mismo. Tuvo que naufragar un barco en tiempos remotos. Los indígenas tenían cara de europeos, vestían a la europea, incluso practicaban una religión que parece cristiana”. Según Gorrochategui, “esta es la expedición que revive el milagro de unas personas que se quedaron aisladas y ahí proliferaron, amaron y fueron felices hasta nuestros días”. 

Fuente:elidealgallego.com