Una empresa de alquiler de barcos, con amarre en el Club de Regatas de Los Urrutias, propone unas vacaciones diferentes con unos botes sostenibles sin necesidad de licencias.

Los tres barcos de CPS Boat con una familia de Zaragoza al fondo a punto de embarcar.

‘Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar, sino vuela, un velero bergantín’. Con esos versos comienza el poema más célebre de José de Espronceda y, aunque los pequeños botes que se alquilan en el Club de Regatas de Los Urrutias no cuentan con diez cañones por banda, ni velas, sí ofrecen la posibilidad de navegar por la laguna salada y sentir la libertad del mar y la emoción de cantar en la popa como aquel alegre capitán pirata inmortalizado en las palabras del poeta extremeño del siglo XIX.

La empresa CPS Boat parte precisamente de esa idea romántica de navegar, pero con un planteamiento práctico y asequible. Su propuesta para el alquiler de barcos busca diferenciarse de lo habitual en el sector, donde se asocia esta actividad a un lujo reservado a unos pocos.

Su modelo consiste en abaratar costes para que la experiencia esté al alcance de todo tipo de usuarios: «La idea surge de intentar que la actividad de la navegación sea accesible a todo el público, sin elitismo. Siempre que hablamos de alquilar un barco, pensamos en gente de poder adquisitivo alto. Entendimos que buscando un barco asequible y reduciendo los costes, podíamos acercar la experiencia a la gente que tiene un nivel económico menor, porque al final un barco así te lleva al mismo sitio que un barco de 10 metros», explica Sergio Ortega, uno de los socios de la firma.

La elección de la ubicación tampoco es casual ni únicamente sentimental. Aunque uno de los socios reside en la zona, la estrategia principal pasa por instalarse en puertos donde los amarres resulten más económicos, de manera que el ahorro se refleje en el precio final que paga el cliente. Todo el planteamiento empresarial gira en torno a esa misma idea: rebajar barreras económicas para que cualquiera pueda acceder a la navegación.

Un aspecto muy atractivo de estas embarcaciones es que, debido a su tamaño y características, no se necesita el titulín para manejarlas. Esto convierte la experiencia en algo más directo e íntimo, ya que los tripulantes pueden navegar solos, sin la presencia de un patrón externo que les acompañe. El único requisito es haber cumplido la mayoría de edad: «Aquí se les da una formación básica, pues al final, salvando un poco las distancias, es como maniobrar con un coche: hacia delante, marcha adelante; hacia atrás, marcha atrás; y un volante para dirigir. Se indica dónde se encuentran los sistemas de seguridad como bengalas, chalecos; se firma un contrato de fianza y a navegar», añade Ortega.

Una vez que la embarcación ha dejado atrás el puerto, toda la extensión del mar comprendida en un radio de dos millas náuticas desde el amarre (unos 3,7 kilómetros) queda a disposición de la tripulación, siempre y cuando se respete la hora de regreso pactada. La normativa no permite alejarse más sin titulación, pero quienes cuentan con ella sí pueden adentrarse en Mar Mayor. Aun así, desde CPS Boat recomiendan no hacerlo: la experiencia está concebida principalmente para recorrer el Mar Menor y disfrutar de la navegación costera bordeando sus islas, como la de la Perdiguera, lo que garantiza seguridad y una vivencia igualmente plena.

El propio material de estas embarcaciones es otro de los puntos fuertes del proyecto. Los barcos están fabricados en polietileno, un material con una vida útil de aproximadamente cien años. Este componente permite que cualquier desperfecto se repare fácilmente aplicando calor, lo que devuelve al casco su forma original de manera rápida y a bajo coste. Además, la sostenibilidad forma parte del diseño: al final de su vida útil, los barcos pueden triturarse y el mismo material sirve para moldear una nueva embarcación, cerrando así un ciclo de aprovechamiento responsable.

El paso hacia motores eléctricos, sin embargo, es más complejo: «La idea pasaba por hacer mucho más sostenible la actividad, pero conseguir que estos barcos se muevan de forma eléctrica, dada su reducida dimensión y sin lastrarlos demasiado, es un puzzle donde se hace difícil encajar las piezas, pues los usuarios buscan disfrutar al mismo tiempo la actividad», reconoce Ortega. La empresa mantiene abierta esa posibilidad de futuro, aunque por el momento el objetivo es garantizar la estabilidad y la diversión de la travesía.

Una familia alemana se va de excursión a bordo de un barco alquilado en Los Urrutias.

La temporada actual confirma que la apuesta funciona. CPS Boat se ha consolidado como una de las opciones más económicas de la costa española, lo que atrae a un público joven, con menos recursos disponibles pero muchas ganas de vivir experiencias, y a numerosos turistas extranjeros, especialmente belgas, donde quizá influya el espíritu viajero y aventurero de Tintín y de su inseparable capitán Haddock.

Gracias a esta buena acogida, los planes de futuro incluyen ampliar la presencia en la zona con una pequeña flotilla en cada puerto del Mar Menor. La intención es que se sumen nuevas unidades a las tres que ya surcan sus aguas: Marinero, Marinera y Caballito.

La experiencia de navegar, sin embargo, no se limita a llevar el timón. Para quienes quieran darle un toque más animado a la travesía, siempre existe la opción de entonar antiguas salomas, esos cantos de marineros y piratas que servían para mantener el ánimo y coordinar las maniobras. Y para quienes prefieran un ambiente más actual, los barcos están equipados con altavoces bluetooth que permiten conectar el teléfono móvil y reproducir cualquier lista de música.

El perfil de quienes se acercan a esta propuesta es variado: desde jóvenes en busca de ocio diferente y asequible hasta turistas deseosos de vivir el mar de una forma más libre. Todos ellos, sin embargo, comparten un mismo objetivo: pasar una jornada marítima agradable, divertida y, sobre todo, accesible.

Elegimos el servicio porque nos permite la experiencia única de llevar tú el barco.

Nacho y Bea, naturales de Zaragoza, es la primera vez que prueban la navegación. Han aprovechado el mes de vacaciones para visitar el litoral de la Región y de paso dar una vuelta en barco por las islas con su hijo Pablo de tres años: «Hemos elegido este servicio porque nos permite la experiencia única de llevar tú el barco, en vez de coger uno de esos que te dan el paseo», dice Nacho.

Bea cuenta que el plan pasa por ver las islas y darse un baño; además, quieren aprovechar que el pequeño Pablo quiere ser pirata para que pase un día inolvidable: «Empezó por la fase de los coches, después los dinosaurios y ahora le ha dado por los piratas, así que, junto al mapa de las islas que incluye el servicio, vamos a pasar un rato muy divertido».

Matthias, un ciudadano alemán, va ataviado con una gorra del equipo de fútbol americano de Las Vegas Raiders, cuyo símbolo es un pirata con casco y dos espadas cruzadas. No es la primera vez que navega junto a su familia, mujer y sus dos hijas, pero siempre con patrón, ya que en anteriores ocasiones lo habían hecho en costas más bravas, como las neerlandesas, pero la calma del Mar Menor le ha animado a ser capitán por un día: «Es mi primera vez como patrón de barco y seguro que lo pasamos genial», dice Matthias. «He oído que una de estas islas fue pirata; espero que no nos aborden. Aunque yo también voy preparado», bromea entre risas mientras se señala el logo de la gorra.

Fiuente:laopiniondemurcia.es