Se les atribuye la rotura de cinco cables submarinos el pasado mes de diciembre en el Báltico.

El petrolero Eagle S, anclado en Finlandia.
La Oficina Nacional de Investigación de Finlandia (KRP) inculpó este viernes a tres oficiales del petrolero Eagle S, sospechoso de pertenecer a la flota fantasma rusa, por supuestos delitos de sabotaje e interferencia en telecomunicaciones con la rotura de cinco cables submarinos en el mar Báltico el pasado mes de diciembre.
Finalizada la investigación preliminar y una vez analizadas todas las pruebas, la KRP concluyó que el capitán del buque, el primer oficial y el segundo oficial cometieron presuntamente dos delitos agravados de sabotaje e interferencia de las telecomunicaciones, por lo que el caso será remitido a la Fiscalía General para que inicie el proceso judicial.
Según explicó la KRP en un comunicado, las conclusiones de la investigación se basan en el material recogido en el buque durante las inspecciones de la Policía, el examen del fondo marino -del que se recuperó una de sus anclas- y los interrogatorios realizados a la tripulación.
Aunque no están detenidos, los tres oficiales han permanecido en Finlandia desde que se produjo el incidente, en virtud de una orden judicial que les impide abandonar el país de manera preventiva. Otros seis miembros de la tripulación fueron considerados sospechosos inicialmente y también se les impuso la misma orden, pero pudieron salir del país a finales de febrero, después de que la KRP no hallara indicios de su posible responsabilidad penal.
El incidente se produjo el 25 de diciembre pasado, cuando el Eagle S, un petrolero con 24 tripulantes y bandera de las Islas Cook, seccionó presuntamente con su ancla el cable submarino de alta tensión Estlink 2 entre Finlandia y Estonia y cuatro cables de telecomunicaciones.
Pocas horas después del suceso, la Guardia Fronteriza finlandesa abordó el buque y lo escoltó hasta aguas territoriales del país nórdico, donde permaneció retenido por orden judicial junto al puerto de Porvoo (a unos 50 kilómetros al este de Helsinki) hasta que fue autorizado a zarpar el 2 de marzo.
Las autoridades finlandesas sospechan que el buque forma parte de la denominada «flota rusa en la sombra», compuesta por barcos que Rusia usa para eludir las sanciones occidentales contra sus exportaciones de petróleo por la invasión de Ucrania.
A este tipo de navíos se les atribuye varios presuntos sabotajes de infraestructuras submarinas en la región del Báltico que han resultado dañadas en extrañas circunstancias en el último año y medio, lo que ha motivado la apertura de distintas investigaciones en Suecia, Finlandia, Lituania y Letonia.
Fuente:elmundo.es
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