Una humilde aportación para despejar inquietudes personales y para todos aquellos que tengan interés y quieran comentar temas de la mar, los barcos y sus gentes siguiendo los principios del máximo respeto.

HOMENAJE A LOS QUE NOS DEJARON

Desde aquí quiero hacer un homenaje a todos aquellos que se dejaron la vida en la mar. A los que cuando se encontraban en la soledad azul del océano y pidieron auxilio solo tuvieron el silencio como respuesta. A los que tan solo escucharon el eco de los acantilados cuando clamaban en demanda de ayuda. A los que en el último segundo la esperanza los abandonó dejando huérfanos a los que la tenían. A los que lucharon por otros y sucumbieron en una lid desigual, convirtiéndolos en héroes anónimos. A los que quedaron a bordo, creyendo que aún se podía hacer más, y las fauces de una mar océana voraz y hambrienta los engullo para siempre. A los que la mar traicionera  estranguló, como una serpiente pitón a su presa, y los devoró sin darles tiempo a luchar contra ella. A los que el rigor de la responsabilidad les exigió permanecer a bordo hasta perder la última esperanza de recuperar el buque y sucumbieron con él. A los que, implicados en su cotidiano trabajo, el golpe de mar los arrebató de unos brazos ansiosos por abrazarlos. A los que los gases traicioneros del buque petrolero sumieron en un letargo irreversible. A las esposas que también se fueron con ellos y a las que en una soledad cruel la mar las hizo suyas. A los hijos, a los que el horizonte les arrebató la última silueta del barco que emerge para arribar a puerto. A los padres que proyectaron hasta el infinito su silencio en demanda de una insignificante señal de esperanza. A todos aquellos que, desde la posición segura, un gesto, una llamada interna les indujo a retar al monstruo  para rescatar al compañero o al ser amado y ya no regresaron jamás. A las familias rotas, maltratadas y abandonadas por la logística cruel de las empresas que ignoraron el gran sacrificio de los que entregaron su vida en un ingenuo esfuerzo, basado exclusivamente en un alto grado de entrega y profesionalidad.

A   ANTONIO SABORIDO (Mi amigo y compañero)

     ARMANDO ROMERO ( Que te fuiste cuando te sostenía camino del hospital)

     ALFREDO VIDEA  (Capitán del primer buque de CEPSA en donde navegué)

     MARCOS SANCHEZ PARRILLA (Compañero de pensión cuando estudiábamos)

     MIGUEL ROIZ: (Compañero y amigo)

     JUAN GARCÍA BOUZA: Compañero. Navegamos juntos en CEPSA.

ANTONIO SABORIDO:

Era mi amigo. Estudiamos juntos en A Coruña. Paseábamos por Riazor, hablábamos de todo, hasta de política. Era un gallego majo y abierto. Le regalé un bonito bastón que yo tenía, al que él le había echado el ojo. Se lo prometí si yo salía Capitán. Cuando finalizó el curso nos separamos y la siguiente noticia que tuve fue la de su muerte. El mundo se me echó encima. Pude seguir por los medios de comunicación la lucha que tuvo su mujer, María Elena, demandando más y más búsqueda porque no perdía la esperanza de encontrarlos con vida. La mar no entiende de amigos.

El naufragio se produjo el día 13 de Agosto de 1994 aproximadamente a 120 millas al noroeste de Casablanca navegando rumbo a Funchal. Un golpe de mar, una gran escora y como resultado tres tripulantes desaparecidos y uno muerto, Antonio.

Asi apareció la noticia en «El País» :

«Los vi alejarse nadando»

Suspendida la búsqueda de los tres desaparecidos del ‘Tamber River’

 CÁNDIDO ROMAGUERA Algeciras 16 AGO 1994

 «Los vi alejarse nadando». José Carou, el capitán del buque Tamber River, relataba ayer en Cádiz cómo tres tripulantes de su barco lograron saltar del barco antes de que se hundiera a 130 millas al noroeste de Casablanca (Marruecos). A última hora de ayer, la esperanza agotó su plazo: el Centro Zonal de Coordinación de Salvamento de Tarifa suspendió definitivamente la búsqueda de los náufragos. Pese a todo, se seguirá dando aviso a los buques que naveguen por la zona, por si avistaran algún indicio que condujera a la localización de los desaparecidos.El Tamber River, de bandera maltesa y de 859 toneladas de registro bruto, se fue a pique con su carga de varillas de hierro debido a una «enorme» vía de agua que inundó la bodega. Un fuerte golpe de mar provocó la tragedia.

El capitán Carou aseguró ayer que los ocho tripulantes del buque lograron ponerse los chalecos salvavidas antes de saltar al océano. Pero aunque todos saltaron vivos, la suerte ha sido desigual: uno ha fallecido, tres están perdidos y cuatro fueron rescatados con vida. «Lo que pasa es que estábamos muy separados los unos de los otros y con mucho mar y viento».

Los supervivientes llegaron en helicóptero el domingo por la noche a Jerez de la Frontera: el capitán Carou, el primer jefe de máquinas, Isidro Gómez; el segundo maquinista, José Castro, y María Elena Suárez, esposa de Antonio Saborido, uno de los desaparecidos. Los cuatro supervivientes estuvieron seis horas flotando en el mar hasta que fueron rescatados. «El helicóptero pasó una vez sin vernos y creímos que no pasaría más». Pero regresé.

Dos aviones y un helicóptero rastrearon la zona del naufragio, en el que perdió la vida un marino gallego. El fallecido, Manuel Garrido Chouciño, saltó al mar con vida, según el capitán. «Lo dijimos que se tranquilizara, que nadara hacia los botes salvavidas, pero cuando lo recogieron ya estaba muerto».

Los tres desaparecidos son el cocinero, Joaquín Ramas Suárez; el marinero Ramiro Riomayor Nine y el primer oficial, Antonio Saborido. «Aunque anímicamente estamos muy afectados, nuestro único consuelo es que al menos uno de nuestros compañeros sea encontrado con vida», afirmaba el capitán, que pilotaba su buque desde Barcelona a Funchal (Madeira).

Los cuatro tripulantes que lograron ser rescatados con vida llegaron ayer tarde llegaron a Santiago de Compostela, donde el capitán del barco se lamentaba: «Eramos como una familia».

ARMANDO ROMERO:

Yo llegué para embarcar en el «Gerona» aquel día 27 de Octubre de 1979. El buque estaba fondeado para después ir al campo de boyas de la refinería de SC de Tenerife, en La Hondura. Llegado el momento de decidir qué Oficial iría a la maniobra de popa se acordó que fuera Armando, ya que yo acababa de llegar y se suponía debería estar cansado del viaje. Durante esa maniobra, bastante complicada por cierto, al abozarse una estacha y debido a la tensión que sobre la boza se ejerció, ésta no soportó tal carga de trabajo, faltó y un seno de la estacha se disparó contra el pecho de Armando, afectando también a un marinero. Inmediatamente procedimos a trasladar a los dos heridos a una falúa para llevarlos a tierra, en donde una ambulancia esperaba.  Yo embarqué para llevarlos, tenía a Armando en mis brazos y antes de llagar al muelle vi como tuvo un estremecimiento y dejó de respirar. Me resistí a que hubiera muerto. Una vez en el hospital me lo confirmaron. Y una vez más el mundo se me echó encima. Podía haber sido yo.

ALFREDO VIDEA:

La primera vez que navegué en Cepsa lo hice en el «Gerona» (el viejo) , no en el superpetrolero, era un petrolero  de bastantes años, su Capitán era Alfredo, por cuestiones particulares no estuve mucho tiempo en este barco, pero sí recuerdo que cuando anuncié que me marchaba él me sugirió que no lo hiciera porque me consideraba un buen profesional. Posteriormente, y estando yo en otra naviera, me enteré que él también se había marchado a otro buque de más tonelaje, un superpetrolero de 236.000 Tons de peso muerto del año 1976, el «María Alejandra» de Mar Oil. Navegando rumbo al Pérsico, frente a las costas mauritanas tuvo una serie de explosiones que acabaron con  36 de los 43 tripulantes que llevaba. Alfredo estaba entre ellos.

Maria alejandra
MIGUEL ROIZ:

Eramos amigos y compañeros. Hombre dialogante, afabley un gran profesional, por eso murió, en la mar pero a un paso de la salvación. Un temporal desatado en la Bahía de Algeciras hizo zozobrar la «Spabunquer Cuatro».

«El día 21 de enero de 2003, a las 03h 50m el buque «Spabunker  Cuatro» en su viaje desde el pantalán de CEPSA   (situado al Norte de la Bahía de Algeciras) al puerto de Algeciras (Anexo 1), comenzó a embarcar agua por la popa produciéndose la inundación progresiva de los espacios de máquinas y posterior hundimiento del buque Con motivo del accidente dos tripulantes fueron rescatados con vida. El Capitán, sin embargo, falleció siendo recogido su cadaver más tarde. Se activó el Plan Internacional de Contingencias por contaminación marina accidental.» Miguelera su Capitán.

JUAN GARCÍA BOUZA:

Navegamos juntos en CEPSA, era un tipo muy majo y buen profesional, serio, su idea de la responsabilidad escalaba cimas muy elevadas. Su muerte, en la Bahía de Algeciras fue  un duro golpe. Siempre lo mismo,exceso de celo, excesos de muchas cosas que después nadie  reconoce, nadie recompensa y así fue con su viuda: La empresa , el capitán y la inspección actuaron de tal forma que la dejaron bajo mínimos. El oropel de ciertos cargos deja la dignidad de quien lo ostenta a tan bajo nivel que produce náuseas. Y esta es una historia más de las que se escriben, desgraciadamente.


Así apareció la noticia en » El País»: «lunes, 1 de abril de 1991

Dos tripulantes de un petrolero, muertos en La Línea por inhalación de gases

Un oficial y un tripulante del petrolero Mar Victoria, fondeado en aguas de La Línea (Cádiz), fallecieron el pasado fin de semana como consecuencia de las lesiones pulmonares causadas por la inhalación de gases tóxicos en un tanque de carga del buque. Un tercer marinero permanece ingresado en el hospital Zamacola de Cádiz. Las dos víctimas mortales son Marcos Hernández Cobos y Juan Luis García Bouza, ambos de 40 años. El primero, falleció ayer en la residencia Carlos Haya de Málaga. Juan Luis García murió sobre las nueve de la noche del sábado en el hospital de la Seguridad Social de La Línea. El accidente se produjo el pasado sábado, cuando Marcos Hernández y Juan Luis García inspeccionaban  uno de los tanques de carga del petrolero, fondeado junto a la refinería Gibraltar. Al parecer, resultaron afectados por un escape de gas.»

Son muy pocos los homenajes que se hacen a los nuestros.

LA OPINIÓN A CORUÑA

Homenaje a los héroes del ´Urquiola´

El Concello descubre, en el 35 aniversario de la catástrofe del petrolero, una placa conmemorativa ante la viuda del capitán del barco y el práctico del puerto que lo acompañó hasta el final

La viuda del capitán observa la placa junto al práctico del puerto, con gafas, en primer término. / fran martínez 

El capitán que perdió la vida en la catástrofe del petrolero ‘Urquiola’ y el práctico del puerto que logró salvar su vida a pesar de haber permanecido con él hasta el último momento tuvieron al fin un merecido homenaje que se ha retrasado 35 años, tiempo transcurrido desde el fatídico suceso. La viuda del capitán, que estaba embarazada cuando ocurrieron los hechos, agradeció emocionada el reconocimiento y el práctico Benigno Sánchez criticó que las formaciones rocosas que dañaron el barco no estuvieran registradas.

PABLO LÓPEZ | A CORUÑA Han pasado 35 años desde la catástrofe del petrolero Urquiola, que ardió a la entrada del puerto tras rozar con unas rocas que no figuraban en las cartas náuticas, una tragedia que ha marcado a todos aquellos que, de una u otra forma, intervinieron para intentar minimizar las consecuencias del suceso. El homenaje que dispensó ayer el Ayuntamiento al capitán del buque, que perdió la vida en aquel fatídico 12 de mayo de 1976, y al práctico del puerto que pasó con él sus últimas horas a bordo del petrolero sirvió para rememorar aquel suceso.

Benigno Sánchez Lebón, práctico del puerto que, tras haber permanecido en el barco con el capitán hasta el último momento, logró llegar nadando a la costa totalmente cubierto de petróleo, recordó que la causa del accidente fueron unas rocas que no aparecían reflejadas en las cartas de navegación a pesar de que, según denunció ayer, habían sido muchos los marineros que habían alertado de su presencia. «Los barcos que entraban en el puerto ya habían denunciado que las agujas estaban ahí», expuso este hombre, que añadió que la decisión de sacar el barco a mar abierto en lugar de meterlo en el puerto había sido la correcta para evitar que la ciudad, bajo la que pasan las tuberías de la refinería, se convirtiera «en una Roma de Nerón».

A pesar del convencimiento con el que opina el práctico, no todos los que vivieron de cerca la tragedia defienden la misma opinión. El entonces alcalde José Manuel Liaño Flores, que postulan que la acción de sacar el barco del puerto fue un error. «En mi modesta opinión, hubo un error humano, porque se hizo volver al buque fuera del puerto y eso hizo que volviera a producirse un roce. De haberse metido en el puerto, yo creo que no habría ocurrido absolutamente nada», comentó el exalcalde, que rememoró la oscuridad que generó en la ciudad la nube de humo tóxico.

Junto al práctico que permaneció a bordo del Urquiola hasta el final, la gran protagonista del acto fue la viuda del capitán, que no pudo ocultar su emoción ante un homenaje que terminó con el descubrimiento de una placa en una zona costera próxima a la Torre de Hércules. «Las cosas buenas nunca llegan tarde. Los recuerdos de aquel día son duros, tristes y muy difíciles. El enfado no es la palabra correcta para lo que sentí aquel día, más bien sentí indignación (en referencia al hecho de que las rocas no aparecieran señalizadas en las cartas de navegación)», manifestó María Isabel Rodríguez, la viuda de la única víctima mortal de la catástrofe, que recordó que el día en que ocurrieron los hechos estaba embarazada y que se enteró del accidente a través de amigos.