Las defensas que representan al patrón y a la armadora, Pesquerías Nores, pidieron la nulidad de la prueba desacreditando a los peritos; la Sala de lo Penal del alto tribunal acredita que los peritos designados por el juzgado instructor están legitimados, capacitados y no incurrieron en errores.
Nuevo varapalo procesal a los argumentos planteados por las defensas del patrón del Villa de Pitanxo, Juan Enrique Padín; de la armadora del barco hundido.
La resolución judicial tiene gran valor para las acusaciones al validar la principal prueba técnica de la causa, realizada tras la inspección con robots submarinos que analizaron todo lo relacionado con el pecio para reconstruir las causas del trágico naufragio. Las tres defensas que representan a Pesquerías Nores, a Padín y al directivo que figura como investigado en el procedimiento, ya hicieron pública en un comunicado su disconformidad con este informe y con el papel que tuvieron los peritos judiciales. A finales de enero, aseguraron que el informe incurre en «graves errores técnicos», e incluso le dieron más validez a sus peritos de parte que a los designados por la Audiencia Nacional; desacreditándolos por sus presunta falta de experiencia en navegación. en Terranova en febrero del 2022; Pesquerías Nores; y de uno de los propietarios y directivo de la empresa, José Antonio Nores. La Sección Tercera de la Sala de los Penal de la Audiencia Nacional ha desestimado el recurso de apelación presentado por las tres defensas para anular el informe realizado por los peritos judiciales designados por el Juzgado Central número 2 de la Audiencia Nacional, que instruye esta causa que investiga la presunta comisión de 21 homicidios por imprudencia grave [uno por cada tripulante fallecido], entre otros delitos.
La resolución judicial tiene gran valor para las acusaciones al validar la principal prueba técnica de la causa, realizada tras la inspección con robots submarinos que analizaron todo lo relacionado con el pecio para reconstruir las causas del trágico naufragio. Las tres defensas que representan a Pesquerías Nores, a Padín y al directivo que figura como investigado en el procedimiento, ya hicieron pública en un comunicado su disconformidad con este informe y con el papel que tuvieron los peritos judiciales. A finales de enero, aseguraron que el informe incurre en «graves errores técnicos», e incluso le dieron más validez a sus peritos de parte que a los designados por la Audiencia Nacional; desacreditándolos por sus presunta falta de experiencia en navegación.
El comunicado difundido en enero fue remitido por el despacho de abogados que representa los intereses de Pesquerías Nores, Amya Abogados, que achacaba esos errores a la «falta de familiarización» de los peritos con la maniobra pesquera, acusándolos de que «aventuran» sus conclusiones «con apoyo en testimonios de parte interesada» para desacreditar las conclusiones de este informe, que será determinante en el planteamiento de la acusación y que supone un mazazo para los intereses de este despacho y de sus clientes.
Argumentos desmontados
Los abogados de Pesquerías Nores añadían que es «radicalmente falso» que el buque eludiera la inspección de Capitanía antes de zarpar hacia Terranova, que no se respetasen los descansos reglamentarios a bordo o que no se hiciesen ejercicios de abandono. «Todos esos errores, y muchos más que contiene el informe, están siendo analizados y serán puestos de evidencia por varios técnicos con conocimientos de maniobra pesquera», aseguran desde la defensa de los imputados, que mantiene que existe «constancia rotunda» de que Samuel «mintió en sus sucesivos relatos de hechos».
Los representantes legales de Pesquerías Nores respondían así al contenido del informe pericial, que confirma que el naufragio con 21 muertos fue consecuencia de la negligencia de Padín. El informe concluye que «la causa más probable del hundimiento del buque de pesca Villa de Pitanxo fue un error humano del capitán, por la falta de percepción cabal del riesgo de hundimiento que suponía la maniobra que realizó para librar el embarre del aparejo del fondo marino, con la mar y el viento de popa y la tolva de descarga de desperdicios abierta, poniendo en grave riesgo la seguridad del buque y sus tripulantes».
Llama la atención la expresión «falta de percepción cabal del riesgo de hundimiento» empleada para referirse al gobierno del capitán sobre el barco, y que puede interpretarse como una acción temeraria y deliberada suya a sabiendas del riesgo que corría y con el único objetivo de recuperar la red, que estaba llena de pescado.
El informe añade que, como segunda causa de la tragedia, «se considera factor contribuyente del accidente la demora con la que el capitán dio la orden de abandono de buque a la tripulación, lo que condicionó que pudieran realizar el abandono de forma ordenada y con alguna probabilidad de éxito». El «tercer factor contribuyente del accidente», expone el informe en su apartado de conclusiones, fue «la falta de familiarización de los tripulantes con sus obligaciones y funciones atribuidas en el cuadro orgánico para situaciones de emergencia y con el uso de los dispositivos de salvamento (traje de inmersión, chaleco salvavidas, equipo de supervivencia de la balsa salvavidas y dispositivos radioeléctricos de salvamento), lo que pone de manifiesto la falta de formación a bordo y la falta de realización de ejercicios periódicos de abandono de buque». Este hecho ya no afecta solo al patrón, como máximo responsable del Villa de Pitanxo, implica también a la armadora propietaria, Pesquerías Nores, por su presunto consentimiento de esta inseguridad laboral.
Fuente: www.lavozdegalicia.es
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