Adaptar los barcos a la nueva normativa les supone una inversión de unos 5.000 euros.
Las cofradías de pescadores de la comarca están empezando a aplicar la nueva normativa que aprobó el Ministerio de Fomento de seguridad y prevención para buques pesqueros de menos de 24 metros de eslora. El real decreto se aprobó en abril de 2007 aunque empieza a aplicarse ahora cuando van caducando los antiguos certificados de seguridad. Y se está aplicando con mucho malestar en el sector porque entiende que la normativa se hizo desde un despacho en Madrid para todo el litoral de España por igual y con unas «normas desproporcionadas y que no son acordes con la realidad». Las cofradías, a iniciativa de la Asociación de Armadores de Artes Menores de Galicia, están recogiendo firmas para pedir una moratoria en el pago de los equipos de dispositivos de salvamento y seguridad por no estar conformes con la normativa y piden una mesa conjunta de trabajo. La adaptación a la nueva normativa implica un gasto medio por embarcación de unos 5.000 euros, en un momento en, uno de ellos menor de edad, el que el sector también sufre las consecuencias de la crisis económica.
Tanto las cofradías como los propios marineros no están en contra de que haya medidas de seguridad, pero sí de cómo se ha redactado esta última, de forma unilateral y sin consultar, «sin tener en cuenta la experiencia del sector ni las características singulares de la flota pesquera gallega y aplicando medidas que no son eficaces», según señala el gerente de la Cofradía de Cangas, Pablo Villar. Así, entre esas medidas que exige el decreto está que los barcos de pesca local (faenan a menos de 10 millas de la costa) dispongan de balsas salvavidas que cumplan el standar ISO 9650, que deben incorporar, entre otros, equipo de supervivencia con raciones de comida, «con el gasto de mantenimiento que esto conlleva y que no es eficaz porque los accidentes en este tipo de embarcaciones son próximos al litoral». Además, la normativa, según critica el sector, prohibe llevar las balsas salvavidas en el techo del puente del barco o de una caseta y están homologadas con un sistema de zafa (apertura automática) cuando un barco que se hunde llega a los 2 o 3 metros de profundidad. En este caso también asegura el sector que la medida es ineficaz «porque en esta costa la mayoría de los barcos que sufren un naufragio no se hunden sino que dan la vuelta y quedan con el puente hacia abajo y en ese caso la balsa no zafa».
Con la anterior normativa las embarcaciones menores de 10 metros no estaban obligadas a llevar balsa salvavidas. Ahora están obligadas todas a partir de los 7,5 metros de eslora que no faenen en aguas interiores de la ría, según explican en la Cofradía de Cangas. El motivo de adoptar como referencia los 7,5 metros de eslora, es según comunicó Capitanía, porque a partir de ahora toda embarcación nueva inferior a esos metros debe ser insumergible». Respecto a las balsas, también critican que el ministerio haya homologado una «que no se adecua a las esloras de estos barcos».
Otro de los aspectos con el que no están de acuerdo las cofradías y los marineros es con la obligación de llevar ahora en el barco dos tipos de chaleco. Por un lado el de abandono, que antes ya era obligatorio y que se ponía la tripulación en caso de hundimiento; y por otro el de trabajo, de inflado automático, que tiene que llevar ahora siempre puesto. Este último chaleco supone, según el sector, un peligro para trabajar porque incluye un arnés que se puede enganchar con el aparejo «y te vas al mar. No están adaptados a las artes de aquí». En cuanto a esta exigencia, el sector también se queja de la confusión que genera llevar dos chalecos porque ya las compañías aseguradoras empiezan a poner en duda su obligación de cubrir un accidente si la tripulación hubiera abandonado la embarcación sólo con un chaleco. La aplicación de la normativa está creando mucha confusión en todo el sector de bajura, que además no resuelven las capitanías marítimas «porque los textos son muy ambiguos».
Las quejas del sector también se extienden a los nuevos equipos radioeléctricos. Para los barcos mayores de 10 metros es obligatorio incorporar un VHF fijo con LSD (llamada digital), desde enero de 2009;radiobaliza de activación automática y manual y radiobaliza personal y alarma en el chaleco autoinflable. Las embarcaciones menores de 10 metros con puente el VHF con LSD, chaleco autoinflable para cada tripulante.
Según la Cofradía de Cangas los nuevos equipos con GPS exigen una batería adicional o seca, que supone un coste de unos 1.500 euros, «pero no se adaptan a la estructura del barco».
Numerosos marineros pasan estas semanas por los pósitos para informarse de las condiciones de salvamento que deben reunir sus barcos. En Cangas, un patrón de un barco de 23 metros de eslora que se dedica a la anchoa, preguntaba qué balsas debía llevar. En su caso tiene que duplicar las balsas para cubrir el 200% de la tripulación.
La mayoría de los pesqueros con base en Cangas -entre 50 y 60- es flota artesanal, con esloras de 7 y 10 metros. Juan Gabriel Bermúdez es armador del «Taberneiro», un barco de 9,5 metros que se dedica al boliche, nasas… En su caso ha tenido que adquirir una balsa salvavidas para 4 personas, VHF con batería seca y chalecos de trabajo y abandono: «Trabajar con este chaleco es muy incómodo. Con lluvia es como un chaquetón».
Fuente: farodevigo.es
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