Pesqueros de altura y atuneros están obligados a acreditar que a bordo se garantizan condiciones de vida. Inspeccionan una treintena de barcos de Ondarroa y Bermeo para comprobar el trato a la tripulacióna decentes.
Inspectores de Trabajo, de la Dirección General de la Marina Mercante y del Instituto Social de la Marina, se subirán a bordo de una treintena de pesqueros de altura y atuneros de Ondarroa y Bermeo, respectivamente, para comprobar cómo tratan a los tripulantes y si se garantizan o no «condiciones de trabajo y de vida decentes».
La obligación de acreditarlo, con un certificado que recibirán con posterioridad, forma parte del Convenio sobre el Trabajo en la Pesca, –el 188 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)–, que acaba de entrar en vigor tras un larga travesía que arrancó en 2016 y que ha logrado un amplio respaldo del sector.
De obligado cumplimiento para al menos unas 320 unidades de pabellón español que faenan en aguas de Gran Sol, África, Índico o Pacífico, entre otros caladeros, para Javier Garat, secretario general de Cepesca y presidente de Europeche se trata de «una noticia deseada».
Ahora, añade el máximo representante del colectivo que aglutina tanto a los armadores de Ondarroa como a los atuneros con base en Bermeo, «esperamos que anime a los estudiantes de las escuelas náutico-pesqueras a dedicarse a esta actividad, sabiendo que tendrán garantizadas condiciones laborales adecuadas».
En opinión de los sindicatos mayoritarios, ELA y Lab, entre otros avances, «desaparecen por fin los contratos verbales que tanto se han prodigado».
Bebidas y alimentación
A partir de ahora, a los capitanes o patrones les corresponderá ordenar o llevar a cabo «inspecciones frecuentes» para asegurar de que los camarotes «estén limpios, sean convenientemente habitables y seguros y se mantengas en buenas condiciones».
También deberán disponer de agua dulce, caliente y fría, en «cantidad suficiente para una higiene adecuada» y, para cada cuatro tripulantes, «al menos, una bañera o ducha o ambas a la vez, un retrete y un lavabo».
En los barcos de más de 24 o más metros de eslora han de contar además con calefacción y aire acondicionado, literas de 1,98 por 80 centímetros o un espacio mínimo de 1,5 metros cuadrados por persona.
Además de centros de trabajo flotantes, los pesqueros son hogares temporales para miles de marineros y tripulantes. Y según el Convenio 188, en los de bandera española no les «supondrán coste alguno alimentos de valor nutritivo, calidad y en cantidad suficientes», ni el agua.
Asimismo, –en los pesqueros de 15 o más metros de eslora–, podrán acceder en «todo momento a un refrigerador y tener la posibilidad de preparar bebidas calientes o frías». En la cocina y la despensa, el responsable velará porque «sean apropiados la higiene y el mantenimiento», así como porque el «suministro de alimentos y agua potable sea suficiente», detalla el convenio.
Entre las obligaciones y responsabilidades de los armadores, por su parte, figuran contratos por escrito que detallan salario base, si es a la parte –según las capturas– distribución de la jornada laboral y periodos de descanso.
Fuente; elcorreo.com
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