La Opinión La Coruña.

ANTON LUACES

20 de diciembre de 2007

«Pepe, pulsa el botón rojo y olvídate del canal 16».

Toda una frase que compendia la historia de los desencuentros entre quienes proclaman la necesidad de la cultura de la seguridad marítima y aquellos que todo lo fían a la suerte en base al desconocimiento.

Y si la frase hubiera sido producto de un arrebato de cualquiera de los asistentes en Burela a la conferencia celebrada el miércoles en el salón de la cofradía de pescadores local, casi podría pasar inadvertida; pero el autor de la misma es uno de los técnicos, participante indirecto, de esa conferencia y miembro activo de las acciones de salvamento marítimo en la costa de Burela.

Una frase lapidaria para interrumpir la prolija disertación de unos de los ponentes, en este caso asesor de la Dirección General de la Marina Mercante, cuando se refería al Sistema Mundial de Socorro y a la llamada selectiva digital para hacer hincapié en la necesidad de mantener abierto el canal 16 de comunicaciones, tal y como está establecido internacionalmente por los organismos más competentes en temas de seguridad de la vida humana en la mar.

Podría pensarse que, en el fondo, no existe un camino único a seguir por la Dirección General de la Marina Mercante que, por un lado, promueve esta serie de actuaciones para explicar al sector los beneficios del Sistema Mundial de Socorro (que implícitamente conduce al canal 16 para las comunicaciones de emergencia, que todos los barcos debe mantener operativo) y, por otro, la recomendación a los patrones y armadores de los pesqueros de que se olviden del canal 16 para «pulsar» el botón rojo, supuestamente de llamada selectiva digital y del que carecen muchos de los pesqueros gallegos, tal y como se ha evidenciado en más de una oportunidad en nuestras costas y, específicamente, la de Burela.

¿Va Marina Mercante por un lado y su personal por otro?.

En A Mariña lucense todavía impera el teléfono móvil como recurso de primera mano para comunicar un accidente e incluso para cerciorarse en Salvamento Marítimo si la activación de los equipos de emergencia de un barco ha sido o no accidental, llamando al domicilio del armador del buque en cuestión antes de poner en marcha el servicio de búsqueda o rescate.

El teléfono móvil, se ha dicho por activa y por pasiva, no es sino un complemento en la mar.

Entre otras cosas, por su escasa cobertura y fiabilidad.

Ni siquiera la llamada selectiva digital ha logrado una respuesta correcta si se tienen en cuenta las muchas falsas alarmas registradas desde su implantación.

Pero, evidentemente y a efectos de respuesta rápida, es más eficiente que un teléfono móvil cuya cobertura, en primer lugar, es mínima en la mar. Y esto lo saben perfectamente sus usuarios.

Botón rojo y olvídate del canal 16.

¿Para esto se gasta la Dirección General de la Marina Mercante sus dineros -que son los de todos los españoles- en programar esta serie de conferencias en todo el territorio nacional?.

¿Existen otros intereses, incluidos los económicos, en el desarrollo de actividades que, dirigidas a la seguridad de los profesionales de la mar, son aprovechadas «convenientemente» por aquellos que ya tienen asegurado su condumio por su condición de «funcionarios» y no dudan en recomendar el «olvido» del canal 16?.

De este canal de comunicaciones dependen muchas vidas y mantenerlo cerrado u «olvidado» bien merece la actuación directa de las autoridades marítimas, por incumplimiento flagrante de las disposiciones de la OMI y la UIT.

Conferencias como la última de Burela y. anteriormente, en Riveira o A Coruña, entre otras poblaciones marítimas gallegas, pretenden, inicialmente, incidir en la seguridad marítima; pero ya se pudo observar en la de A Coruña que la respuesta del sector está más centrada en el tipo de subvención y el recurso a la bengala cuando falla el móvil y la emisora de radio de la cofradía local o la del armador del pesquero.

La irrupción/interrupción en Burela a cargo de un funcionario de Marina Mercante pudo no haber sido un boicot al acto programado por el organismo del que cobra mensualmente; pero se pareció tanto que sólo cabe pensar en la inoportunidad o la inadecuación de un mensaje que podía haberse reducido al ámbito de la taberna y ante un auditorio más centrado en la partida de «tute cabrón».

OMI y UIT, además de muchas experiencias acumuladas al respecto, se mantienen firmes en la obligatoriedad de la escucha permanente del canal 16.

En Burela, a la vista de lo sucedido el miércoles pasado, el salvamento marítimo parece estar en «otra onda» y no es de extrañar que, en ocasiones, los retrasos en la prestación de auxilio obliguen a preguntar cuántas llamadas a teléfonos móviles se han efectuado antes de dar la orden de puesta en marcha de los mecanismos de respuesta a una llamada de emergencia.