El británico James Cutfield está acusado de homicidio involuntario por la muerte de siete personas. Los buzos revelan los angustiosos momentos finales de las víctimas tras recuperar sus cuerpos.

El capitán del velero Bayesian que se hundió el 19 de agosto frente a las costas de Sicilia, en un suceso que dejó siete muertos, se ha acogido a su derecho a no declarar en su primera convocatoria ante la Fiscalía, que examina su posible responsabilidad en el naufragio. 

El británico James Cutfield está acusado de homicidio involuntario por el suceso, cuyas causas no están claras. Aunque se produjo durante un temporal, los investigadores sospechan que pudo haber fallos humanos que derivaron en el hundimiento del lujoso barco, propiedad del magnate Mike Lynch.

Cutfield ha roto a llorar ante la Fiscalía y ha evitado declarar, según fuentes citadas por la agencia AdnKronos. Sus abogados alegan que está aún en shock por lo ocurrido y que necesitan más tiempo para armar la defensa, habida cuenta de la gravedad de los delitos que se han puesto sobre la mesa ya desde un primer momento.

Sobre el capitán no pesa ninguna medida cautelar que le impida, entre otras cosas, abandonar Italia y volver a España, donde reside junto a su familia. Tampoco se descarta que la investigación pueda ampliarse a más miembros de la tripulación, en particular al ‘número dos’ de Cutfield, Tijs Koopman.

La tragedia ocurrió la madrugada del pasado lunes, cuando el empresario Mike Lynch pasaba con su familia y amigos unos días de vacaciones tras un largo proceso judicial del que fue absuelto en junio. Entre ellos se encontraba la esposa de Lynch, Angela Bacares, titular del yate y una de las 15 supervivientes, así como Hannah Lynch, de 18 años e hija del magnate, que también murió en el naufragio. Los cadáveres fueron rescatados tras cuatro días de complicada búsqueda debido a la profundidad donde se encontraba el barco. 

Fuente:20minutos.es