“Ocaso y expolio de un velero” es la obra que esclarece el pasado del que fue buque-escuela en la ría ferrolana
Los autores de “Ocaso y expolio de un velero”, una obra que a pesar de su reciente publicación ya está alcanzando éxitos en diversas librerías, se centran en la etapa del Galatea que va de 1981 hasta 1993, un período en el que apenas se había profundizado. Se trata de un ejemplar que se presenta en un formato práctico al incluir un diccionario marinero, de forma que se facilita la lectura a los menos entendidos, y una parte en blanco para las anotaciones del lector.
“Siempre hay una asignatura pendiente por investigar”, expresa Jaume Matamala Blanch, extripulante de la embarcación barcelonés que firma el libro junto al periodista sevillano Antonio Gómez Martín. El período que abarca el volumen corresponde al momento en que empezó el declive del Galatea, construido en Escocia y que posteriormente permaneció amarrado en el Arsenal para servir como buque-escuela en la ría de Ferrol.
Se trata de una época no estudiada, en la que “todo el mundo se da golpes de pecho” a pesar de que “no hay nada publicado sobre esto”, declara Matamala, hasta este momento. Así pues, los responsables se pusieron manos a la obra, sumergiéndose en archivos que se conservan en Sevilla y Ferrol, además de recurrir a otras fuentes como las opiniones de periodistas e historiadores de la épocay testigos vivos.
Aunque varias ciudades compitieron para llevarse al velero después de su permanencia en Ferrol, “solo se escuchó a Sevilla para que fuera a la exposición del 92”, explica Matamala. No obstante “allí esperaban recibir un Galatea pero ya lo habían masacrado en Ferrol”, “el pobrecillo” ya era “practicamente una zapatilla flotante”, lo que no favoreció a estos andaluces, a los que “les habían mandado un juguete roto y sin piezas”, afirma el mismo.
Según este investigador, “en Ferrol se expolió al Galatea por amor y en Sevilla por dinero”, detallando ejemplos a los que no quiso atribuir nombres, sobre objetos que actualmente poseen algunas embarcaciones pero que “nadie quiso hacer negocio con todo eso”, sino que “del árbol caído todo el mundo hace leña”, apuntó Matamala.
El expolio fue más acusado en Sevilla que en Ferrol, puesto que “cuánto más cadáver es el barco, más se atreve uno a hacerlo”, argumenta. En este segundo emplazamiento, el Galatea sufrió tres incendios, navegó por el Guadalquivir rompiéndole las cadenas y lo hundieron, recuerda Matamala, que concluye que “todo lo que se le podía hacer se lo hicieron al Galatea allí”.
A pesar de tratarse de informaciones históricas, la publicación de “Ocaso y expolio de un velero” no está exento de ciertas polémicas, en particular provenientes del ámbito sevillano. En todo caso, “a lo que los escoceses les interesaba era el costillaje del Galatea, que pudiesen decir que aquel barco había salido de los astilleros de Glasgow”, apunta el escritor, en referencia a la última etapa, ya posterior a 1993, cuando se cierra el círculo y el barco vuelve a su origen.
El proceso creativo de este libro empezó en coincidencia con el 65 aniversario del momento en el que el velero dejó de navegar y se publicó el mes pasado. Entre las librerías que nombró el autor por el éxito de ventas que está teniendo el ejemplar está la Central Librera, puesto que se trata de un tema que suele interesar a “gente de Ferrol y que conocía al Galatea”. Asimismo, “nomalmente son gente mayor la que lee estos libros”, por lo que se editó con un formato de letra grande, “que se agradece mucho”.
Otro de los atractivos de la publicación, además de la originalidad de incorporar dos hojas en blanco para permitir al lector realizar sus anotaciones, es la inclusión de un glosario especializado. Se trata de un diccionario marinero, que se dispone para facilitar la lectura de aquellas personas que tengan menor relación con este mundo.
Museo Naval
“Si me pierdo, que me busquen en Ferrol o en París”, manifiesta Jaume Matamala, que mantiene una estrecha relación con la ciudad, a la que no puede evitar venir cada cierto tiempo, no sólo por su vínculo matrimonial, sino también porque “hay mucho que investigar en el museo Naval”, relata el catalán, cuyo último descubrimiento en el centro correspondió a los partes de navegación del Galatea. En los archivos que alberga este edificio del siglo XVIII, que fue Cuartel de Presidiarios, husmea siempre que puede, buscando documentos que, según indica, en ocasiones son imposibles de localizar, como el correspondiente a la reparación del Galatea en el año 1982.
Fuente:diariodeferrol.com
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