El caladero no abre por la escasez de producto. Las firmas viguesas tratarán de reducir el impacto con otras pesquerías

Las empresas mixtas Vigo-Malvinas (con congeladores matriculados en las islas Falkland) afrontan una situación hasta ahora desconocida con el cierre del caladero de calamar loligo antes incluso de haberse iniciado la segunda temporada anual de pesca, que se retrasó por varias cuestiones, entre ellas la operación puesta en marcha por el naufragio del “Argos Georgia”.

Los informes científicos han señalado que el recurso se encuentra por debajo de las 10.000 toneladas estimadas, frontera que hace inviables las capturas. En concreto, según sus estimaciones estaría en 6.600 toneladas. Es la segunda vez consecutiva que pasa lo mismo: el año pasado se paró la campaña cuando llevaba tres semanas con 10.000 toneladas para preservar el recurso. En esta ocasión, peor: ni siquiera se inicia.

En las aguas de Malvinas hay 16 buques de las empresas con base en el muelle de Beiramar, y cada una de ellas va a tomar una decisión diferente, en función de sus intereses y licencias de pesca. Pero todas ellos se enfrentan a un desastre económico que tendrán que afrontar sin remedio.

Es el caso de Javier Touza, presidente de los armadores de Vigo, con dos buques en la zona. Ambos se quedarán para pescar merluza, aunque no es lo mismo, ni de lejos. “Se tomó la decisión este sábado. Hubo una primera campaña experimental antes de iniciar la ordinaria con malos resultados y una segunda que terminó el día 14 y los resultados fueron también malos y sobre esa información a través de algoritmos obtienen los científicos que el nivel mínimo es de 10.000 toneladas para que la próxima campaña se asegure la reproducción. En ese caso con 6.600 toneladas, ya ni se inicia», explicaba ayer.

Touza reconoció que las pérdidas van a ser enormes y también hay problemas logísticos, “porque tenemos la flota allí, y solo ir y volver es un dineral en combustible y personal», indica, tras recordar que en la segunda campaña de 2023 al menos pescaron 30 días “y este año cero”. La situación resulta especialmente grave porque la flota de Malvinas ha comenzado un proceso de renovación de los barcos al contar con un acuerdo con las autoridades de Falkland para explotar el caladero durante unos 20 años. “Desde el punto de vista económico y financiero, ya que estamos en proceso de renovación de flota, nuevas construcciones, amortizaciones y modernizaciones”, advierte.

Además, para pescar otras especies hacen falta licencias y que tengan rentabilidad comercial mínima. ”Hay empresas que tenemos permiso para merluza y otras no. Ante este cierre absoluto hemos decidido pescar algo en la zona, pero es cuestión de ver qué hacer. A lo mejor perdemos menos estando parados».

“Nunca había pasado, va a ser una campaña muy mala»

El cierre total es una situación que nunca antes se había producido y por eso, cada empresa va a tomar decisiones en función e sus circunstancias, de las licencias de otras especies y de su consideración de pescar fuera de las aguas de Malvinas, “entre la maraña asiática”.

“Todas las empresas estamos de acuerdo a favor de la decisión del Gobierno malvino de preservar el futuro del caladero para que no tenga incidencia para años posteriores y hacer acopio de información científica. Hay que proteger el caladero”, mantiene Javier Touza, quien admite que todo ello supondrá afrontar perdidas enormes. “Va a ser una campaña muy mala económicamente, es un caladero caro por las distancias, los costes de los trasbordos, las tripulaciones, y, por otra parte, si así lo determinan los científicos tenemos que estar en esa misma posición de protección, porque nuestros derechos en el caladero son a muy largo plazo”.

La primera campaña de este año fue buena, por encima de las 40.000 toneladas. Al parecer, se trata de un tema de las corrientes, que son más frías y fuertes en agosto y eso afecta a las migraciones de los calamares. “Iremos viendo, que la ciencia nos oriente y cada empresa haga su propio análisis y mientras iremos a por otras especies”, añadió el presidente de los armadores. 

La economía de las Falkland depende del calamar

La pesca sustenta a las Malvinas (Falkland para los británicos) según se refleja en el resultado de las Cuentas Nacionales de las Islas en el período comprendido entre los años 2011 a 2022. Estas incluyen el PIB (Producto Interno Bruto) y otras estimaciones. El diario local “Penguin News” señaló que el PIB en términos nominales para 2021 fue de 276,7 millones de libras (+7,3% en comparación con 2020); mientras que el PIB en términos nominales para 2022 fue de 278,6 millones (+0,7% en comparación con 2021). Señaló que la pesca y la acuicultura (sobre todo, calamares) volvieron a ser la industria más grande, representando aproximadamente el 58,8% y el 59,0% del PIB en términos nominales en 2021 y 2022 respectivamente (ligeramente por debajo del 59,2% en 2020 y el 60,1% en 2019).

El PIB per cápita para 2021 y 2022 se estimó en 83,1 millones y 83,2 millones respectivamente, mientras que el INB per cápita (que se calcula ajustando el PIB por los ingresos extranjeros netos y es un mejor reflejo de los ingresos que acumulan los residentes de las Malvinas) se estimó en £56,8k en ambos años. En un resumen no técnico se señala que el PIB y el INB per cápita de las Islas Malvinas reflejan el impacto de los ingresos de la pesca, «que han demostrado ser bastante volátiles en los últimos años. Los años anteriores también reflejan el impacto de las campañas de exploración petrolera. 

El informe continúa: el PIB en términos reales, que se ajusta a los efectos de los cambios de precios y las fluctuaciones del tipo de cambio, aumentó un 5,0% en 2021 y un 0,6% en 2022, impulsado en parte por el hecho de que el trabajo del sector público (administración pública y defensa, educación y salud y asistencia social) se mantuvo razonablemente bien en el contexto de la pandemia.

Fuente:atlantico.net