Las fuertes ráfagas de viento de un temporal que duró poco más de media hora provocaron numerosos incidentes en la costa de Formentera

Si bien es cierto que en aguas pitiusas abundan en temporada estival los navegantes inexpertos, el temporal que se vivió ayer y que afectó gravemente a la isla de Formentera, dejó estupefactos a veraneantes pero también a profesionales del mar. En poco más de media hora que duró lo que muchos calificaron de «huracán», decenas de embarcaciones fueron arrastradas por la fuerza del viento hasta quedar embarrancadas en zonas como Cala Saona, ses Illetes y s’Estany des Peix, provocando momentos de angustia e incredulidad en sus tripulantes.

Al margen de los cuantiosos daños materiales, la tragedia sobrevoló sobre la pitiusa menor con la desaparición de un conocido pescador de la isla que, contra todo pronóstico, apareció sano y salvo, flotando en el mar, agarrado a los restos de su llaüt, sobre las cinco de la tarde. Todo «un milagro, ha vuelto a nacer», según aseguraba su hermana a las puertas del Hospital de Formentera donde fue trasladado tras ser localizado por sus compañeros de oficio.

«Sabíamos que llegaba un temporal, pero no a este nivel», se lamentaba ayer Maurizia, una mujer italiana que acababa de ser llevada a tierra en una balsa salvavidas desde el velero de alquiler que ocupaba y que quedó varado sobre un costado en es Cavall d’en Borras. «¿Esto es normal por aquí?», se preguntaba incrédula.

Muchas de las embarcaciones accidentadas se habían trasladado a esta zona del comienzo de ses Illetes, creyéndose a salvo. También algunas de ellas tenían la intención de dirigirse a Ibiza esa misma mañana y habían iniciado el camino, pero las fuertes rachas de viento, que según había avisado la Aemet podían llegar hasta los 100 kilómetros por hora, no se lo permitieron y regresaron buscando refugio.

Así les ocurrió a los propietarios de una embarcación de Vinaroz (Castellón) que llevaban tres días en la costa de Formentera. «Habíamos escuchado la predicción, pero fluctuaban mucho los datos, pensábamos que pasaría y ya está, pero nos ha pillado de lleno, de hecho, ese es nuestro barco», se lamentaba Balma señalando a Nolasco, una lancha motora de cerca de nueve metros encaramada a una roca. «No tiene arreglo, mira cómo están el casco y los motores», comentaba con resignación.

Cala Saona fue otra zona problemática ayer, con tres barcos varados. En uno de ellos se produjeron momentos de gran tensión, ya que quedó enganchado en un saliente rocoso y sus tripulantes tuvieron que ser rescatados por los servicios de emergencia y varios particulares. Por desgracia, en este caso se produjeron nueve heridos, dos de ellos graves, que fueron trasladados al Hospital de Formentera. A última hora de ayer, siete habían recibido el alta y los otros dos permanecían hospitalizados con sendos traumatismos en una pierna y en un brazo .

Y en tierra, graves destrozos en locales como Beso, Cala Duo o es Molí de Sal, que vieron cómo sus terrazas quedaban destrozadas por las fuertes ráfagas de viento.

Naufragio y rescate

Pero sin duda, el gran protagonista del día de ayer fue Francisco Torres Costa, Xicu, un pescador de 54 años que había salido a navegar por la mañana en la zona de Punta Rotja y cuyo rastro se perdió sobre las diez de la mañana, el momento más crítico del temporal.

Inmediatamente salieron a buscarle sus compañeros pescadores, así como Salvamento Marítimo, que envió desde Valencia al avión Sasemar 102 para rastrear la zona. También participaron en la búsqueda Protección Civil, la Guardia Civil, la ‘Guardamar Polimnia’ y el helicóptero Helimer 221.

Pasadas las cinco de la tarde fue localizado por uno de los pescadores, flotando en el agua, agarrado a un curté, una de las tapas que llevan los llaüts tradicionales. Fue trasladado por Salvamento Marítimo hasta la playa des Arenals, desde donde una ambulancia escoltada por la Policía Local y la Guardia Civil le trasladó al Hospital de Formentera, donde quedó en observación con una ligera hipotermia pero en buen estado.

Una multitud de familiares y amigos de Xicu se acercaron hasta el centro sanitario para interesarse por su salud y en los corrillos nadie hablaba del tiempo y la palabra «milagro» era la más repetida.

Fuente:farodevigo.es