Mes: octubre 2024 (Página 3 de 18)

La trasparencia debia alcanzar a todo tambien a las redacciones defiende Morillo.

Periodismo Marítimo (4) Grupo de Expertos no gubernamentales del sistema mundial de socorro.

Quién puede ser periodista y otras seis preguntas sobre la prensa en la era de las noticias falsas

Profesionales de la información opinan sobre el debate abierto por el presidente Sánchez sobre la posibilidad de regular la profesión y cómo corregir su descrédito

En estos tiempos atropellados que engullen acontecimientos, la carta de Pedro Sánchez anunciando que había decidido parar y reflexionar durante cinco días sobre su continuidad como presidente del Gobierno por “la máquina del fango” y las informaciones publicadas sobre su esposa, Begoña Gómez, parece ya la prehistoria de la prehistoria. Pero sus palabras, compartidas por algunos y criticadas por otros, y su discurso posterior –en la entrevista que concedió a la directora de EL PAÍS, Pepa Bueno, habló de una posible colegiación obligatoria de los periodistas “para evitar el intrusismo”-, volvieron a poner sobre la mesa un debate eterno: ¿es posible o deseable controlar la calidad de lo que se publica? ¿Puede ser fiscalizable el periodismo sin poner en riesgo la libertad de expresión? ¿Por quién? ¿Y cómo? ¿Los periodistas deben estar autorizados para ejercer, como si fueran médicos, arquitectos o abogados?

Sánchez insistió el viernes, en una entrevista concedida a La Sexta, en la necesidad de tomar medidas. Podemos registró recientemente una proposición de ley en el Congreso sobre accionistas, directivos y presentadores de medios y ha anunciado otra para, entre otras cosas, crear un “Consejo del Derecho a la Información” elegido por la ciudadanía que podría imponer sanciones a quienes difundan información falsa.

Empecemos por el principio: ¿hay realmente un problema? Parece que sí. Más de la mitad de los españoles no se fían de los medios de comunicación. El 53% no concede ni un cinco raspado cuando responde sobre su confianza en ellos, y el 19% no pasa del 1 sobre 10, según la última Encuesta sobre Tendencias Sociales del CIS, de octubre de 2023. Es el mínimo posible: no se podía poner un cero.

Las conclusiones de otros informes son similares: el 40% de los españoles desconfía de las noticias según el Digital News Report de 2023 para España del Instituto Reuters (Universidad de Oxford), un estudio sobre consumo de noticias que se elabora cada año desde hace una década. La desconfianza se solapa, además, con un aumento del desinterés por lo que pasa en el mundo. Ocho de cada 10 españoles decían estar muy interesados en la información en 2015; ahora son cinco de cada 10. Y, según este mismo estudio, la percepción social del periodismo es mala: el 57% afirma que escucha críticas negativas de la profesión.

¿Por qué los ciudadanos no se fían de los medios?

“Los males del periodismo están bastante claros”, opina Eduardo Suárez, del Instituto Reuters. “La confianza y el interés en las noticias han bajado. Y solo el 13% de los españoles piensa que los medios son independientes de las presiones del poder político, y el 15%, que lo son de las del poder económico. Además, se perciben como partidistas. Y es importante resaltar que esto no ocurre en todos los países. En España, los políticos y los periodistas se ven como parte de un todo, salen juntos en televisiones y radios, forman parte del mismo ecosistema. No nos distinguen de ellos”. Y “ellos” generan aún menos confianza: España es uno de los países del mundo que menos se fía de sus políticos. El 72% no lo hace, según el informe de Ipsos Global Trustworthiness Index 2023. En Europa, este porcentaje solo se supera en Polonia, Rumanía y Hungría.

Por otro lado, en un contexto de polarización partidista tan fuerte como el español, los ciudadanos sí confían en los medios que leen, ven o escuchan. Pero solo en ellos -el 82% de los españoles dice confiar mucho o bastante en los medios que ha elegido, según el CIS-. Y poco o nada en lo que dicen los demás.

“De todas formas, yo diría que tampoco hay que exagerar el problema”, opina Suárez. “La situación no es tan apocalíptica. La caída de confianza en los medios tiene una parte positiva. Está bien que la gente sea un poco escéptica. No tengo claro que todo fuera mejor en los años 80 con cuatro o cinco periódicos nacionales y dos canales de tele. Internet ha traído también el pluralismo y un ecosistema mucho más variado”.

“Pero algo hay que hacer con la desinformación”, opina Isabel Morillo, directora de El Correo de Andalucía. “Sí hay un problema grave. El periodismo tiene unas reglas que deben cumplirse: contar hechos veraces y contrastados, y esto no siempre sucede. Yo no quiero estar en el mismo lugar que una persona que hace una noticia sin hablar con nadie. Los ciudadanos deberían poder confiar en que lo que se publica no es un invento”.

Pero, hacer… ¿el qué? Esta pregunta lleva a su vez a muchas otras, así que empecemos por la más básica: si cualquiera tiene derecho a ejercer el oficio, con formación específica o sin ella.

¿Quién puede ser periodista?

Morillo y Suárez, al igual que el resto de periodistas consultados, coinciden en un punto: el periodismo es un oficio y se aprende ejerciéndolo. Por eso hay excelentes profesionales que son licenciados en Física, en Medicina, en Derecho, en Historia, en Filología… y también hay extraordinarios y premiadísimos periodistas sin estudios universitarios. No eran ni son licenciados en periodismo Gabriel García Márquez, Ryszard Kapuscinski, Alma Guillermoprieto, Bob Woodward o Carl Bernstein -los conocidos reporteros de The Washington Post que destaparon el caso Watergate-. Y tantos y tantos otros. Y también hay periodistas condenados por mentir con sus títulos en Ciencias de la Información perfectamente enmarcados.

El debate sobre la titulación está abierto dentro de las asociaciones de prensa y en los colegios profesionales que existen en algunas comunidades autónomas, pero no va mucho más allá. Para entrar en el registro de periodistas de la FAPE (Federación de Asociaciones de Periodistas de España) hay que ser titulado en Ciencias de la Información o haber cursado un máster respaldado por una universidad que tenga grado de Periodismo. “Pero estar o no estar en el registro no supone que no se pueda ejercer la profesión”, señala su presidente, Miguel Ángel Noceda. Y en las redacciones es difícil encontrar periodistas que defiendan que solo puedan serlo los licenciados en Periodismo.

¿Los agitadores y pseudomedios realmente tienen tanta repercusión?

En los últimos años han aparecido canales de agitación política a izquierda y derecha con fines ideológicos, políticos o económicos que no respetan las reglas del periodismo, a pesar de lo cual consiguen muchas veces incluso acreditarse como periodistas en instituciones como el Congreso de los Diputados.

“Pero por sí mismos no son nada”, opina Suárez. “¿Cuándo adquiere relevancia su mensaje? Cuando los políticos hablan de sus informaciones o bien cuando las teles, las radios o los periódicos las amplifican. Este es el problema”.

El modus operandi se repite. Alguien escribe una información sin contrastar en un medio diminuto. Nadie le hace caso. Lo mete en redes sociales. Tampoco recibe mucha atención. Pero, cuando el político de turno lo repite, o algún columnista lo menciona en un medio grande, o alguna tele o radio permite al autor contar su información falsa en una tertulia, ya está: ya ha entrado en el debate público aunque no tenga una sola fuente que acredite su veracidad. Para lograrlo ha necesitado de la complicidad de al menos un político o un periodista.

“Los medios serios deberíamos tener mucho cuidado en no amplificar noticias falsas”, opina la exdirectora de EL PAÍS Soledad Gallego-Díaz. “Ni siquiera para desmentirlas. No deberíamos entrar ahí. Deberíamos centrar nuestros esfuerzos en averiguar quién está detrás de esas historias y por qué se publican, aunque eso es mucho más difícil y exige más recursos”.

“Los medios serios deberíamos tener mucho cuidado en no amplificar noticias falsas”, opina la exdirectora de EL PAÍS Soledad Gallego-Díaz. “Ni siquiera para desmentirlas. No deberíamos entrar ahí. Deberíamos centrar nuestros esfuerzos en averiguar quién está detrás de esas historias y por qué se publican, aunque eso es mucho más difícil y exige más recursos”.

¿Se debe hacer algo? ¿Quién y cómo?

La respuesta es casi unánime entre los consultados sobre si es deseable una regulación por parte del poder político que pueda entrar en los contenidos: no. “Sería peor el remedio que la enfermedad”, señala Gallego-Díaz. “Un Gobierno regulando estas cuestiones es peligrosísimo. El derecho a la información no se puede poner en riesgo”. “A mí el debate me da mucho miedo porque siempre que he visto a la clase política hablar de esto he visto un tamiz intervencionista”, añade Fernández-Miranda.

“Es cierto que hay agitadores que no son periodistas y que cuentan noticias a veces ciertas, a veces falsas”, opina Suárez. “En muchos casos estamos hablando de territorios grises que entran dentro de la exageración o de la opinión. A veces es territorio gris claro; a veces, gris oscuro. Pero es muy complicado que se planteen soluciones desde el poder. La crítica del presidente Sánchez, por ejemplo, es un poco de brocha gorda. Hablaba de digitales cuando todos los grandes periódicos son digitales. Y no distinguía información falsa de periodismo de investigación. La información de El Confidencial sobre su esposa, Begoña Gómez, origen de su carta y de sus cinco días de reflexión, era veraz. Cuestión distinta es la valoración que cada uno haga sobre esos hechos, o la jerarquía que debería tener esa noticia. Pero un gobernante no puede plantear que no se puedan publicar hechos ciertos”.

Si la intervención de los poderes políticos es peligrosa, ¿qué hacemos entonces? “Deberíamos abrir un debate periodístico serio dentro de los propios medios”, opina Morillo. “Sentarnos y empezar a hablar”. La FAPE coincide. “La prensa debería encabezar la lucha contra la desinformación y la polarización para proteger a la ciudadanía”, señala Noceda, su presidente.

¿Tendría sentido pedir una colegiación obligatoria?

“No”, defiende rotundo el exdirector de EL PAÍS y actual director del máster del periodismo del periódico, Javier Moreno. “¿Qué aportaría? ¿Quién decide que te puede quitar el carné si no haces las cosas bien? ¿Cómo se forma ese colegio profesional? ¿Quién lo elige? ¿Cómo nos aseguramos de que no se politice? Cualquier medida así choca con la libertad de expresión”. “Tal y como está redactada la Constitución española, la colegiación obligatoria sería imposible”, coincide Noceda desde la FAPE. “Entra en conflicto con el artículo 20 que garantiza el derecho a comunicar y recibir libremente información veraz”.

“La colegiación obligatoria para poder ejercer no tiene sentido”, añade Fernández-Miranda. “Pero los periodistas y los medios sí deberíamos organizarnos mejor para ser más fuertes, para defender la profesión y no devaluarla. Hay que defender el buen periodismo, más allá de las líneas editoriales de cada cual, y hacer todos un esfuerzo por distanciarnos del poder político. Esto es fundamental, y la autocrítica que nos podemos hacer, para poder luego apelar a los ciudadanos para que hagan un esfuerzo en estar bien informados”.

“Para trabajar en los grandes medios en Italia hace falta estar colegiado en un organismo privado con un código deontológico al que se puede acceder con un título en periodismo o si se ha trabajado más de un año y medio en una Redacción”, explica el corresponsal de EL PAÍS en Roma, Daniel Verdú. “Pero la gente que propaga los grandes bulos y que escribe en cualquier web creada para ello no se colegia ni se somete a este control, de forma que de hecho no funciona para controlar este tipo de desinformación”.

¿Bastan las leyes actuales y los jueces para luchar contra las noticias falsas?

“En el derecho civil y penal ya hay suficientes herramientas como para que se garantice que las noticias que se publican sean veraces y que, cuando no lo sean, esto tenga consecuencias”, opina Moreno. “En un Estado de derecho quienes deciden son los jueces, aplicando la ley. Que se pretenda sancionar de otra forma a los periodistas solo plantea riesgos inasumibles en una democracia”.

Pero el problema, en estos tiempos que corren, es que los tribunales son muy lentos (estamos hablando de que pueden pasar años para que haya una condena firme por injurias o calumnias, por ejemplo) y las redes sociales muy rápidas. “Pero eso es un problema del Estado, no del periodismo”, responde Moreno. “Que arreglen la justicia y sus tiempos en vez de inventar herramientas que van a generar más problemas que soluciones”.

“Hay cosas concretas que sí se pueden hacer”, argumenta Gallego-Díaz. Ella plantea, por ejemplo, la posibilidad de imponer judicialmente multas más fuertes en el ámbito del derecho civil. Multas que sean realmente disuasorias, que mentir cueste. Y, para que sea efectivo, que los tribunales actúen con mayor celeridad cuando se trate de informaciones que afecten a la reputación de las personas, a la salud pública, que puedan incitar a la violencia…

Un ‘sello de calidad’ voluntario para los medios

Más allá de las leyes, está la posible autorregulación de los medios. En Reino Unido existe una Comisión de Quejas de la Prensa con un código ético al que los medios se acogen voluntariamente. Cuando alguno es objeto de reproche, tiene la obligación de publicarlo. Hay muchos medios que no se apuntan, pero esto también aporta información a la ciudadanía, que conoce quién se ha sometido a estos estándares de calidad y quién no.

“Yo solo sería partidario de una alianza de medios que pudiera funcionar como una especie de sello de calidad al que se adscribe cada medio de forma voluntaria y que estuviera centrado sobre todo en mejorar la transparencia en cuanto a la financiación”, propone Moreno. “Por ejemplo, que todos tuvieran que aportar semestralmente información sobre sus ingresos, sobre sus gastos y sobre la publicidad institucional que reciben. Que las cuentas estén claras. Esto sería sin duda un primer paso que dejaría en evidencia muchas cosas. ¿Arreglaría el problema mañana? No. Pero mandaría el mensaje de que colectivamente los periodistas tenemos interés en aportar soluciones. Eso sí, poco a poco, como se hacen las cosas en una democracia. Porque meterse en los contenidos, más allá del control judicial que ya existe, es muy problemático”.

El nuevo reglamento europeo de medios de comunicación incide precisamente en este punto: en la necesaria transparencia en torno a los medios. A partir de agosto de 2025 serán obligatorias dos cosas: aclarar quiénes son los titulares directos o indirectos de los medios, con paquetes accionariales que les permitan ejercer influencia sobre el funcionamiento y la toma de decisiones estratégica, y declarar la publicidad institucional que se perciba. “La transparencia es fundamental para que los ciudadanos sepan a qué atenerse, quiénes son los que le están informando y qué intereses pueden tener detrás”, añade Gallego-Díaz.

La mayoría de las instituciones no hacen público el desglose de cómo reparten su publicidad. Un exdirector de un periódico nacional cuenta que, a comienzos de los 2000, se reunió con el presidente de una comunidad autónoma. Le preguntó por qué un medio que vendía menos ejemplares recibía sin embargo siete veces más dinero en publicidad institucional. El presidente lo negó primero, se escandalizó después -un poco al modo del “¡Qué escándalo, aquí se juega!” que decía el capitán Renault en Casablanca mientras recogía sus ganancias del casino-, y acabó diciendo que lo cambiaría… algo que jamás sucedió.

¿Qué es un medio de comunicación?

“Creo que es necesaria alguna regulación”, opina Ignacio Escolar, director de El diario.es. “La ley de prensa es de 1966, es una ley franquista, y lo que aún sigue en vigor de la misma es totalmente anacrónico y no se cumple”. El reglamento de la Unión Europea obliga también a que exista un censo de medios a través de un organismo independiente. “Esto tiene todo el sentido: un censo que deje claro qué es un medio, porque cumple con una serie de obligaciones, y“La transparencia debería alcanzar a todo, también a las redacciones”, defiende Morillo. “A veces no se sabe siquiera ni quién escribe en un medio porque usan seudónimos para parecer grandes cuando tienen a cuatro personas escribiendo. Esa opacidad va en contra de las buenas praxis y de los derechos de los ciudadanos”. “Es importante también que cada medio refuerce sus estándares de calidad y que además los explique públicamente, como hace por ejemplo el New York Times en su página web”, opina Suárez. “Que quede claro quién hace bien las cosas”. qué no lo es”, defiende Escolar. “Desde mi punto de vista, habría dos requisitos esenciales: que el medio haga público cómo se financia y quiénes son sus dueños y que se someta a un código ético independiente como el de la FAPE, por ejemplo. En ese caso, eres prensa. Si no, serás otra cosa, pero no prensa. Y esto deberíamos hacerlo los medios a través de la autorregulación antes de que nos obligue la ley en 2025, porque nos jugamos mucho”.

“La transparencia debería alcanzar a todo, también a las redacciones”, defiende Morillo. “A veces no se sabe siquiera ni quién escribe en un medio porque usan seudónimos para parecer grandes cuando tienen a cuatro personas escribiendo. Esa opacidad va en contra de las buenas praxis y de los derechos de los ciudadanos”. “Es importante también que cada medio refuerce sus estándares de calidad y que además los explique públicamente, como hace por ejemplo el New York Times en su página web”, opina Suárez. “Que quede claro quién hace bien las cosas”.

Hay pocas respuestas claras. Quizá, que hay que tener mucho cuidado con cualquier intervención, del tipo que sea, por los riesgos que supone; que hace falta más transparencia en torno a los medios, sus dueños y a sus relaciones con el poder político y económico a través de la publicidad; y que hay que defender colectivamente de alguna forma el buen periodismo, el rigor y las buenas praxis para que el oficio vuelva a tener un prestigio social que ha ido perdiendo, pero que tuvo. Cuando no estaba ejerciendo de superheróe, Superman era periodista.

Fuente: elpais.com

Rescatados cuatro polizones que llegaron al Puerto de Las Palmas sobre el timón de un buque

Los polizones, sobre el timón del buque, este sábado al llegar al Puerto de Las Palmas / LP

Los servicios de emergencias rescataron a cuatro polizones que viajaron durante cinco días sobre el timón de un buque que partió hace casi una semana de Costa de Marfil y que atracó la tarde de este sábado en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria, confirmaron desde Policía Nacional y Salvamento Marítimo este domingo.

El buque portacontenedores de bandera panameña MSC Fiammetta atracó sobre las 17:45 horas en el Puerto de La Luz. Desde tierra operarios del muelle León y Castillo, donde atracó, pudieron observar cómo sobre el timón del barco iban varios hombres, de pie y agarrados. Al acercarse a ellos descubrieron que se trataba de cuatro hombres, que fueron rescatados por una embarcación de Salvamento Marítimo, la Salvamar Nunki, y trasladados hasta muelle.

Los polizones son de nacionalidad nigeriana y se encontraban en aparente buen estado de salud pese a haberse subido al timón del buque supuestamente mientras este recalaba en el puerto de Abiyán, en Costa de Marfil, de donde partió rumbo al Archipiélago la madrugada del 22 de octubre, hace cinco días, según datos facilitados por la web Vessel Finder.

En la intervención de rescate, participaron la salvamar mencionada, efectivos de la Patrulla Fiscal del Muelle y agentes de la Policía Nacional.

Las fuentes policiales consultadas por EFE han señalado que tras los trámites oportunos, los polizones serán reembarcados en el MSC Fiammetta, que sigue atracado en el puerto capitalino y que tiene como próximo destino Francia.

Será la consignataria del buque, han explicado, la que se encargará de buscar la forma de devolver a los cuatro hombres a su país de origen.

Fuente:laprovincia.es

Bien, queda claro que nuestras denuncias eran reales. (1)

Pitanxo.

Ninguno de los barcos en las cercanías «escucho» el Distress Alert.

Razones ?

Escuchas desatendidas o apagadas.

El playa de Menduiña 2, rescatador tras ralentizar casi dos horas la recogida de náufragos, no solo fue calificado de héroe sino también recibió un reconocimiento de la Xunta.

Mientras tanto, los, medios, continúan silenciando nuestras certeras notas de Prensa.

El tiempo da y quita razones.

¿Por qué no se zafó la baliza? ¿Qué pasó con los botes salvavidas?

Antonio Salgado, miembro del Sistema Mundial de Socorro,analiza el hundimiento del Vilaboa Uno.

Han pasado tres semanas del hundimiento del pesquero Vilaboa Uno frente a la costa de Cabo Mayor y nada se sabe del marinero desaparecido y muchas son las incógnitas encima de la mesa acerca del naufragio.

En 2011 se constituyó la Comisión de Investigación de Siniestros Marítimos al amparo de la organización Marítima Internacional que elabora un código de prácticas recomendadas. Se llega a una serie de recomendaciones de obligado cumplimiento por administraciones y administrados.

Si estas recomendaciones se hubieran cumplido, asegura Antonio Salgado, miembro del grupo de expertos no gubernamentales del sistema mundial de socorro, el MITMA y la Marina Mercante hubieran abortado un rosario de naufragios.

Recuerda Salgado que hay toda una serie de sanciones que se pueden imponer a administraciones o patrones en caso de incumplimientos y no se hace.

En el caso del Vilaboa Uno todo han sido incumplimientos. No se sabe por qué no se zafó la radiobaliza al comenzar a hundirse el barco, por qué no se abrieron los botes salvavidas o por qué no funcionó la radiobaliza personal del marinero desaparecido. Preguntas de momento sin respuesta que se hace Antonio Salgado.

En el hundimiento del Vilaboa Uno otra de las dudas es la de los tiempos de respuesta y el ‘cipostio tremendo’ que ha montado el SASEMAR con las horas de los avisos. Lo primero que hay que aclarar, dice Salgado, es que en la mar no se dan avisos. “Se activan alertas de socorro que la radio costera, los centros de salvamento y todos los buques reciben en tiempo real” asegura.

SASEMAR registró el primer aviso a las 04:10 y a las 04:21 se hundió el pesquero. Cuando un barco se hunde, se zafa la radiobaliza de forma automática a los 3 o 4 metros y el Centro Aeroespacial de Maspalomas recibe un aviso y se activa un tráfico de socorro., cosa que aquí no ha ocurrido. Dos horas antes de este ‘aviso’, el Vilaboa Uno contactó con otros dos pesqueros a los que comunicó de forma privada que tenía problemas. Dos pesqueros que se acercaron a la zona del siniestro pero que no se sabe que hicieron antes del hundimiento. “La Marina mercante sabe que los pesqueros en muchas ocasiones no observan las frecuencias de emergencia porque apagan los equipos”.

En el naufragio del Vilaboa Uno fallecieron tres pescadores, el cuerpo de uno de ellos aún no ha aparecido, y varios de los rescatados sufrieron hipotermia severa. Y esta es otra cuestión que siembra dudas en Antonio Salgado. ¿Cuánto tiempo estuvieron de verdad los marineros en el agua para tener hipotermia severa?,¿cuánto tardó en llegar la lancha de prácticos estando el pesquero a unas cinco millas de Cabo Peñas?

Fuente:cope.es

Expertos del Sistema Mundial de Socorro afean que tras el Pitanxo «nada se ha corregido»

A Coruña, 15 ago (EFE).- El Grupo de Expertos No Gubernamentales del Sistema Mundial de Socorro ha lamentado este martes que tras el naufragio del «Villa de Pitanxo» «nada se ha corregido» para mejorar la seguridad.

El pesquero gallego «Villa de Pitanxo» se hundió el 15 de febrero de 2022 en aguas canadienses, con 21 víctimas morales y tres supervivientes.

Ahora, en un comunicado, un portavoz del Grupo de Expertos No Gubernamentales del Sistema Mundial de Socorro, Antonio Salgado, recuerda que las sucesivas catástrofes marítimas han servido para mejorar los sistemas y crear distintos mecanismos de seguridad.

En cambio, «desde el naufragio del ‘Villa de Pitanxo’, nada se ha corregido ni mucho menos sancionado», denuncia Salgado.

De hecho, recuerda que había doce pesqueros en la zona de la embarcación hundida y «ninguno tenía las escuchas de socorro abiertas».

«Este conjunto de manifiestas infracciones recogidas y sancionadas por el Reglamento de Radiocomunicaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, obligaba a sancionar de oficio a los responsables de la omisión del socorro y/o denegación de auxilio», continúa.

En ese sentido, cree que es posible utilizar lo ocurrido en la tragedia para implementar nuevos sistemas que eviten que se repita algo así.

Sin embargo, ha afeado también el rechazo a una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados, donde en su opinión «no se mostró el más mínimo interés por las partes afectadas».

Fuente:infobae.com

Responsables al descubierto (1)

Presentación en La Lonja de La Coruña del Reglamento de Radiocomunicaciones (2006)

Villa de Pitanxo.

Hace 18 años este Grupo de Expertos «advirtió» lo acontecido con la recuperacion de naufragos del Villa de Pitanxo «avalado» además, a día de la fecha, por el Informe Preliminar de Ciaim respecto al «Silencio Radio» de los 8 buques pesqueros que faenaban en sus cercanías.

El Patrón del Villa de Pitanxo, activo un Distress Alert al que dio acuse de recibo el CCR de La Coruña pasando a la escucha de las frecuencias asociadas de 4/8 MHz a la espera del preceptivo Distress Call que en ningún momento se produjo.

Significa todo ello que el Patrón del Villa de Pitanxo activo un SOS eficaz y diligente.

Justificación

El Sistema Mundial de Socorro y el Convenio SAR, son importantísimos para la seguridad marítima y están proyectados para garantizar que toda emergencia marítima sea respondida de forma eficaz.

La conjunción del SAR y GMDSS, van a permitir en España, al menos en teoría, la reducción de los tiempos de respuesta en los salvamentos y la reducción de accidentes, naufragios y víctimas.

La Administración Marítima, casi nunca sale bien parada, como consecuencia de las críticas, sobre todo, del sector pesquero.

Las recurrentes e irregulares modificaciones estructurales de los buques pesqueros han salido a la luz en los juzgados después de muchos año

Lo importante, debería ser la recuperación de supervivientes y caso de que estén desaparecidos durantes horas o días, el nerviosismo provoca situaciones poco gratificantes.

Pasan los años y los que fueron calificados de expertos pescadores y navegantes, resulta que fueron los responsables de los naufragios y pérdida de vidas humanas.

Pero no sólo es eso.

A pesar de tener una formación en materia de radiocomunicaciones, con certificados que les habilitan como formados y capacitados, caso de accidente o naufragio, reconocen abiertamente que “ ellos están en la mar para trabajar, que no desean más cursos de formación y que los que tienen que rescatarlos están en tierra y lo que es más grave, de noche apagamos las frecuencias de socorro “.

Bien, pues con la puesta en escena del Reglamento de Radiocomunicaciones, ya no hay excusas.

La flota pesquera, toda, está perfectamente regulada en el Reglamento de Radiocomunicaciones.

A bordo tienen, y tendrán en breve espacio de tiempo, los equipos que les permitirán comunicar las emergencias y una formación y capacitación que les habilita para salvaguardar la vida humana en la mar.

Es decir, el Sistema Mundial de Socorro, ha sido implementado de forma definitiva en España.

La flota mercante, de pesca y náutica de recreo, ha sido regulada.

El Convenio SAR de 1979, fue proyectado con el objetivo de facilitar un sistema mundial para responder ante emergencias, mientras que el
Sistema Mundial de Socorro, se creó para facilitarle apoyo con unas comunicaciones eficaces e imprescindibles para su éxito.

El Sistema Mundial de Socorro y el Convenio SAR, son importantísimos para la seguridad marítima y están proyectados para garantizar que toda emergencia marítima sea respondida de forma eficaz.

La conjunción del SAR y GMDSS, van a permitir en España, al menos en teoría, la reducción de los tiempos de respuesta en los salvamentos y la reducción de accidentes, naufragios y víctimas.

El Subcomité de Radiocomunicaciones, Búsqueda y Salvamento ( COMSAR ) en su décimo periodo de sesiones, invitaba a los Gobiernos Miembros de la OMI, a expresar su opinión respecto a la eficacia de los sistemas de alerta actuales.

España, a partir de lla publicación del Reglamento de Radiocomunicaciones, podrá manifestar sus criterios sobre la eficacia de las alertas actuales, partiendo de los siguientes requisitos :

a.- La formación del responsable de la guardia de navegación y/o radiocomunicaciones.

b.- El exhaustivo control de los Códigos MMSI.

c.- La actualización de la Base de Datos de Radio Balizas.

d.- La actualización de la Base de Datos del Sistema MARS.

e.- El puntual seguimiento del Master Plan del GMDSS y actualización de datos.

f.- La recopilación de las falsas alertas de Radio Balizas, Llamada Selectiva Digital e Inmarsat.

g.- Asumir la elaboración de los cuestionarios de falsas alertas.

h.- .- Potenciar las normas de calidad en la formación del Sistema Mundial de Socorro y activar las auditorías en los centros de formación, dado el reconocimiento, por parte del Subcomité STW 37/OMI (Titulación, Formación y Guardias para Gente de la Mar) de la existencia de un problema real de carencia de capacitación en relación con los Operadores del SMSSM.

i.- Puesto que, el Subcomité STW, reconoce que la solución a largo plazo de este problema podría lograrse mediante la normalización del equipo y de los procedimientos de funcionamiento, las Capitanías Marítimas, deberán fiscalizar los GMDSS Radio Log Book o Diarios de Servicio Radioeléctrico, para comprobar si se hacen las pruebas de control de la Llamada Selectiva Digital.

j.- Promover y verificar la familiarización continuada de los operadores del SMSSM, tal y como se contempla en la circular preparada por el Subcomité de Formación, Titulación y Guardias para Gente de la Mar ( STCW ), para el Comité de Seguridad Marítima, como solución inmediata.

La publicación del Reglamento de Radiocomunicaciones, ha significado un largo recorrido legislativo.

En la actualidad, España, de forma definitiva, está – conectada – a la OMI y UIT en materia de radiocomunicaciones.

El reto merece la pena.

La Seguridad de la Vida Humana en la Mar, está en juego.

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